Joan Buades dio la sorpresa, en 2017, al ser premiado con el premio Crexells con Crui. Els portadors de la torxa, una novela sobre un nazi refugiado en Mallorca que había aparecido en una pequeña editorial ibicenca gracias a un Verkami (más tarde reeditado en Més Llibres). Ahora vuelve a publicar un libro: Educar, per a què? (Més Llibres). Se trata de un pequeño ensayo muy crítico, con un lenguaje contundente, en que explica sus experiencias como docente y cuestiona el sistema educativo y el mismo concepto de enseñanza que está en vigor hoy en día.
¿La educación está en crisis?
Claro. El maestro o el profesor ya no son considerados un pasaporte a una mejor vida. El sueño de que con más estudios tendrás una buena vida se ha acabado, incluso para la gente que tiene un máster.
Puedes tener estudios superiores y eso no te garantiza un nivel de vida mínimo
Usted asegura que la meritocracia es un cuento de hadas. ¿Hoy en día, la educación no garantiza un futuro próspero?
En absoluto. Eso es un hecho. Un tercio de la gente parada en el Estado español tiene una FP, o más. Puedes tener estudios superiores y eso no te garantiza un nivel de vida mínimo. Hay muchos jóvenes pobres sobrecualificados, y muchos de ellos se tienen que marchar del país. Mucha gente con máster está ganando mil euros con trabajos precarios. En el siglo XIX había un sueño que decía que la educación era una garantía de futuro. Pero este sueño se ha acabado.
¿Ya no importa la educación?
No de la misma forma. Las empresas intentan crear capacitaciones que ya no da el sistema reglado. Se está creando una formación a la carta según los intereses de las grandes empresas. Puedes conseguir a veces más trabajos con formaciones fuera del sistema reglado que con la educación general... Y eso pasa por todas partes. Las universidades pierden alumnos porque cada vez las tasas son más altas, hay una barrera económica para acceder a ellas, pero también porque hay un desánimo: los estudios universitarios no te garantizan un trabajo para sobrevivir. Una parte de Educar, per a què? la dedico al no lugar de la educación para los jóvenes.
¿La crisis de la educación, cómo afecta a la profesión de maestro?
Lo que se espera de los maestros es que aguantamos a los jóvenes hasta los 16 años, y que después sean bueno técnicos, que ayuden a funcionar al capitalismo, pero no quieren que de las escuelas salga gente joven con un proyecto propio de vida. Los maestros dejan de ser personas que abren ventanas para que de adulto tengas una concepción del mundo. Ahora se espera del maestro que sea un técnico, como un lampista. Ahora en las oposiciones se les pedirá que tengan más capacidad oral. Lo que quieren es que los maestros sean buenos comerciales.
Los maestros acaban gestionando problemas sociales y psicológicos de la gente, sin ninguna herramienta para hacerlo
¿Y cuál es la reacción de los maestros ante esta situación?
Muchos maestros piensan en dejar el trabajo. Les faltan incentivos y acaban gestionando problemas sociales y psicológicos de la gente, sin ninguna herramienta para hacerlo. Incluso en Alemania no se encuentran maestros formados. El resultado final es que hay muchos maestros (y cuando hablo de maestros hablo de docentes de todos los niveles) que acaban quemados. Eso pasa incluso en personas muy jóvenes.
¿Y eso no preocupa nadie?
No mucho. No hay un debate educativo. Ninguna encuesta nos dice que la educación en Catalunya ni en el Estado sea una prioridad. Y eso para mí es una catástrofe social: una sociedad que no cuida a sus niños y jóvenes, no tiene ningún futuro.
Nunca nos han estafado tanto como ahora con el sistema educativo
¿Nos están estafando cuando nos venden el sistema educativo?
Sí. Nunca nos han estafado tanto como ahora. En los años setenta y ochenta, al principio de la democracia, había mejoras evidentes con la enseñanza: la extensión de la educación obligatoria, la entrada de cada vez más gente en la universidad... Pero el proyecto progresista de la LOGSE se ha muerto, porque el mundo ha cambiado. No podemos dejar que decida nuestro sistema educativo el Banco de Santander o la Caixa. Tenemos que devolverlo a las comunidades educativas para diseñar una educación con sentido que ayude a nuestros jóvenes a tener una vida digna. Pero no hay ninguna voluntad de crear un debate educativo en profundidad con los maestros, las familias... Sólo nos bombardean con ideas abstractas como capacitaciones, proyectos, másters...
¿La solución es ampliar los niveles de educación?
Es una barbaridad decir que la gente se tiene que formar durante toda la vida. La verdad es que está lleno de jóvenes que se tienen que sacar líneas del CV porque están demasiado formados para los trabajos que les ofrecen, y aún así cobran una porquería. Además, se orienta profesionalmente muy mal a los jóvenes: hay demasiado la gente que abandona la universidad en primero de carrera. Sólo se entiende eso porque hay gente que diseña sus estudios al margen de la realidad laboral y de la realidad del mundo. Hay gente que estudia mucho, y hace másters y va al extranjero, y eso no le sirve de nada...
No habrá república si no somos capaces de tener gente culta y formada
Catalunya ha tenido grandes pedagogos. ¿Eso ayuda a diseñar el nuevo modelo educativo?
Catalunya tiene una tradición de renovación pedagógica impresionante, como la de los anarquistas durante la guerra civil, o la de Rosa Sensat... Pero parece que ahora todo eso no interesa. Estamos llegando a un límite en que podemos perder maestros. Hace unos años las universidades catalanas tuvieron que fijar una nota mínima de 5 en catalán, castellano e inglés para entrar en Magisterio, porque sólo se interesaba para entrar a la carrera la gente que no tenía plaza en otros lugares. Eso no puede funcionar así. Tenemos que hacer como en Finlandia, donde la mejor gente va para maestro. Estamos haciendo un sistema de fast-food educativo. No habrá república si no somos capaces de tener gente culta y formada, pero el sistema educativo actual deja en muy mal lugar al país.
¿Qué es lo que la escuela no enseña y tendría que enseñar?
Hay dimensiones de la realidad que la educación no trata para nada. Hay tres tipos de temáticas que no toca y que son esenciales para estar en el mundo: tres agujeros negros. Está el tema de la población: estamos ante un incremento demográfico continuo, y la mayoría de la población del futuro vivirá en Asia y en África. Pero en las escuelas no hay ningún interés por África o por Asia, y eso que nuestros alumnos son muy interculturales, mucho más que los maestros, porque muchos vienen de familias mixtas o de familias con orígenes foráneos. Si no sabemos nada de otras realidades, no podemos explicar a los alumnos el mundo en que viven. Y estamos fallando en un momento de máximo racismo y xenofobia, con fenómenos como Vox.
Del reparto de la riqueza no se habla, en la escuela, y de eso se aprovechan los populismos
¿Qué otros temas no se explican en la escuela?
Tampoco se habla de desigualdad social. Hay 26 personas en el mundo que tienen tanta riqueza como media humanidad. España, con Bulgaria, Lituania y Letonia, es uno de los países más desiguales de Europa. Muchos de nuestros alumnos viven en familias que no saben si los desahuciarán. Y en cambio en segundo de bachillerato tienen que hacer un proyecto de empresa. Del reparto de la riqueza no se habla, y de eso se aprovechan los populismos. Y el tercer elemento del que no se habla es la crisis climática. Nuestras sociedades siguen usando el coche, y como mucho en las escuelas tienen contenedores de reciclaje y un huerto escolar. Es escandaloso que en las escuelas no se aproveche la crisis climática para hacer frente a este problema con iniciativas con los jóvenes. Hay indiferencia con respecto a la emergencia climática.
¿Tan importante es la cuestión de la emergencia climática?
La escuela no se ha enterado de que hemos entrado en una nueva fase de la humanidad, el Antropoceno, en que las actividades humanas son las que condicionan en profundidad la naturaleza. Nunca como ahora, la humanidad ha alterado el planeta. Estamos en una situación de emergencia absoluta. Nuestra casa se está quemando y no nos hemos enterado.
¿Qué consecuencias tiene la no enseñanza de la diversidad, la desigualdad y la emergencia climática en las escuelas?
Nuestros jóvenes no saben los retos que tenemos como especie. Estamos criando técnicos de tercera categoría que no podrán resistir a la desigualdad, a la globalización al gran apocalipsis climático... Eso indica que pese a lo que digan nuestro conseller o la ministra de Educación, no tienen ni idea...
En una sociedad donde todo se convierte en mercancía, la escuela también participa de ello
¿Porque pasa eso?
El sistema no se plantea usar las humanidades o las ciencias con factores humanísticos. En una sociedad donde todo se convierte en mercancía, la escuela también participa de ello. Una empresa busca que la gente sepa picar el ordenador y hacer de comerciales, pero no que tengan capacidades para ser más libres. Hay un masivo adoctrinamiento desde el capitalismo. En realidad, el proyecto Escola 21, que se encarga de buena parte de la formación de maestros en nuestro país, ha sido privatizado. A las administraciones les encanta introducir la economía en las escuelas, la misma economía capitalista que ha provocado grandes crisis con el mundo. Y todo eso lo impulsa la Caixa, el Banco de Santander... También pasa en las universidades...
¿Las escuelas, funcionan de forma democrática?
No. Las escuelas públicas se han vaciado de democracia. Los directivos pueden escoger buena parte de la plantilla y eso hace que los maestros se limiten a querer contentar a la dirección y eviten disentir con las decisiones de esta. En la actualidad, hay pocos maestros: la mayoría son funcionarios o aspirantes a funcionarios. Los estudiantes en las escuelas no pintan nada. Los maestros tampoco: los claustros sólo tratan de cosas burocráticas y los directivos son gente que está a buenas con la administración. La escuela se ha vaciado de contenido democrático y las jornadas de puertas abiertas sólo son una especie de feria para encontrar clientes.
Si la democracia existiera en las escuelas, los jóvenes aprenderían que la solución no es Vox, es la democracia
¿El sistema escolar puede impulsar una sociedad democrática cuando él mismo es muy poco democrático?
El sistema educativo, tendría que volver a la democracia. Los griegos hablan de la parresia, la capacidad de disentir. Y la escuela tendría que ser un vivero de democracia y reconstruir el vínculo humano. Los jóvenes tendrían que participar en la toma de decisiones. Los maestros trabajamos para los jóvenes, no para la Conselleria, ni para el Ministerio, ni para Bruselas. Los directivos tendrían que responder ante su comunidad educativa: maestros, alumnos y padres. Si la democracia existiera en las escuelas, los jóvenes aprenderían que la solución no es Vox, es la democracia.
¿Los maestros sufren censura?
Como las administraciones sólo hacen trabajos burocráticos y hay muchas plantillas que no están fijas, y como las direcciones pueden escoger las plantillas, de una forma que no supervisa democrática ni pedagógicamente nadie, no hay nadie que ose hablar en los claustros. Hay muy maestro acoquinado, porque no tiene plaza fija (los fijos somos una minoría). La mayoría de los docentes tienen que evitar los temas tabú... Del fascismo, por ejemplo, no se habla... Y eso lo pagan nuestros hijos y nuestras hijas. Necesitamos que los maestros se sientan libres de explicar los temas importantes. Hay jóvenes que no saben que hubo una guerra civil, o que el cambio climático amenaza también a Catalunya. No saben eso; hacen unos experimentos alucinantes de química, pero no se los habla en absoluto de su entorno.
Sin un cambio en la educación, ganan el fascismo y el capitalismo, que lo convierten todo, incluso la gente y la naturaleza, en mercancía
¿Así pues, no hay adoctrinamiento?
Cuando se habla de adoctrinamiento, la gente se equivoca de dirección. El adoctrinamiento lo están haciendo sólo los fascistas y los capitalistas, los que no quieren que los jóvenes conozcan su historia, y los que no quieren que los jóvenes sepan que hay otro futuro posible. Se tiene que reivindicar en las escuelas la idea de futuro. Se tiene que ver el mundo de otra forma. Sin eso, ganan el fascismo y el capitalismo, que lo convierten todo, incluso la gente y la naturaleza, en mercancía.
¿Cómo perciben los jóvenes eso?
Los jóvenes se quejan de que los preparan para un mundo que ya no existe. Y hay jóvenes, como los de Extinction Rebellion o los de Fridays for Future, que dicen que no hay que ir a la escuela cuando el clima se va al garete y el mundo puede desaparecer.
¿Cree que la integración en la sociedad de la información mejorará la situación de los jóvenes?
No. En China hay una expresión para la relación de los jóvenes con las nuevas tecnologías: "Heroína electrónica". Con más tecnología, la gente no se volverá más inteligente ni más crítica. Pensar eso es una barbaridad. Los alumnos tendrían que ir a ver a una familia que está siendo desahuciada o analizar a las familias pobres que sufren obesidad porque consumen alimentos de baja calidad. En cambio, en bachillerato hacen trabajos de investigación sobre la alimentación de los astronautas. Los comedores escolares tendrían que tener oferta bio o vegana, como ya pasa en Francia. La tecnología sola, no es la solución. La base de la educación no tendría que ser eso. Para volver a tener una escuela útil para la sociedad, tendríamos que usar la tecnología para poner al día a nuestros alumnos, darles más herramientas para poder salir adelante. Es justo al revés de lo que pasa ahora, los volvemos tecnodependientes, pero eso no los hace más inteligentes.
El silencio sobre el sistema educativo actual sólo fomenta la progresión de la extrema derecha
¿Para que publicar este libro?
Educar, per a què? es un panfleto por sacudir conciencias, para generar debate educativo. ¿Por qué demonios educar si lo que enseñamos no sirve para nada? El silencio sobre el sistema educativo actual sólo fomenta la progresión de la extrema derecha.