El próximo jueves, la discográfica Picap celebra 40 años con una fiesta en La Paloma. Cuatro décadas de música que han servido para confeccionar un catálogo espectacular de la música en catalán. Con este sello han publicado sus trabajos bandas de rock, cantautores, grupos folk y de música urbana: Sau, Sangtraït, Tancat per Defunció, Elèctrica Dharma, Blaumut, Raimon, Llach, Maria del Mar Bonet, Marina Rossell, Roger Mas, Adrià Puntí, Tomeu Penya, Al Tall, Gato Pérez, P.A.W.N. Gang, Flashy Ice Cream, 31 FAM, Sexenni... Hablamos de los inicios de Picap con su fundador y actual presidente, Joan-Carles Doval.

En el mundo de la música, has hecho todos los papeles posibles: has organizado conciertos, has hecho programas de radio, has trabajado en el mundo discográfico... ¿No te habría gustado cantar o tocar un instrumento?
No. Estudié música de jovencito, porque mi madre quería, pero no he tenido nunca esta inquietud. Siempre me ha gustado más dar apoyo a los que hacían música que hacer yo. Desde muy jovencito he organizado conciertos y he promovido la música que hacían los otros. Sinceramente, nunca he tenido la necesidad ni de tocar ni de cantar. Es decir, que no soy un músico frustrado. Debo ser de una minoría en este mundo profesional en el cual me muevo, porque la mayoría son músicos frustrados.

Ahora hace 40 años que fundaste Picap. ¿Qué te llevó a dar este paso?
Yo estaba muy bien y era muy feliz trabajando en Edigsa, tanto en la época de Claudi Martí como en la de Manuel Sancho, que eran dos directores generales de los que aprendí mucho. Cuando Sancho se quedó como consejero delegado entró un nuevo director general, Manel Ibáñez. Nos entendimos bien a nivel humano, porque era muy buena persona, pero profesionalmente no mucho, por no decir nada. Y aquí es cuando me empezó a rondar la idea de hacer alguna cosa por mi cuenta. Pero, vaya, todo esto solo eran pensamientos que no iban más allá. Cuando en diciembre del 83 cierra Edigsa y en enero se abre PDI, Sancho e Ibáñez nos dijeron que querían hacer cosas diferentes y yo empecé a no sentirme cómodo. Me enganché con Ibáñez un par a veces. Por ejemplo, tuvimos una guerra porque yo quería publicar a Héctor Vila y él no lo veía claro porque tenía miedo de que le hiciera sombra a Santi Vendrell. Al final terminé el 30 de enero. O sea, que en PDI yo solo trabajé un mes. Pensé que era momento de hacer lo que tenía en la cabeza y el 2 de abril abrí una oficina pequeña en la calle Consell de Cent con Rambla Catalunya, con dos mesas y un teléfono y ya. Así empecé.

Foto: Picap

¿Picap recuperó el espíritu del Edigsa inicial?
No del todo, pero sí en lo referente a dar apoyo a la lengua. Picap no quería editar exclusivamente en catalán, como había hecho la Edigsa inicial, pero sí que priorizábamos a los artistas catalanes. Pensé en dar apoyo a la lengua, básicamente, pero también a los autores, compositores e intérpretes de los Països Catalans que lo hicieran en otras lenguas.

¿La historia de la música en catalán y de la música en Catalunya sería un poco diferente sin Picap?
Hombre, decir eso es una exageración porque la creatividad habría sido la misma y lo habrían editado otras compañías. No es que en aquel momento hubiera muchos, había Àudiovisuals de Sarrià, Blau en Mallorca y compañías como Belter, que tenían otro talante. Los años 80 fueron unos años muy complicados, muy difíciles. A partir del momento que recuperamos las instituciones y por primera vez tenemos una conselleria de cultura, se hunde todo. Porque la visión de Max Cahnner sobre la cultura eran las piedras, reconstruir edificios, museos... y no tenía ningún interés por la música. Puso al pobre Lluís Serrahima para parar los golpes porque todos le teníamos estima y respeto. Pero no había ningunas ganas de hacer nada. Además, todo lo que era canción de autor estaba en liquidación. Los políticos daban por amortizados a los cantautores y hacían lo posible para que desaparecieran. El pop-rock que se hacía en el país en aquellos momentos era funky, que no interesaba absolutamente a nadie. Fue una travesía por el desierto. Nosotros lo salvamos con el tema de las fans, con Héctor Vila, que no era un cantautor clásico. Esto fue así hasta finales de la década, que salen los grupos de pop-rock que lo petan porque conectan con una generación diferente, la que ha estudiado en catalán.

Los 80 fueron muy duros y muchos artistas catalanes se fueron a Madrid

¿Este es el cambio sustancial?
Sí. Y que teníamos la inmensa suerte del boom de las emisoras municipales, que apostaban incondicionalmente por toda esta música, cosa que las emisoras comerciales no hacían de ninguna de las maneras. Los 80 fueron muy duros y muchos artistas catalanes se fueron a Madrid, que estaba la Movida impulsada por el alcalde Tierno Galván. Imagina, Los Rebeldes, Loquillo, Jaume Sisa...

¿De estos 40 años, si tuvieras que escoger un momento bueno, cuál sería?
Ha habido muchas montañas rusas, pero diría que el momento álgido fue a principios de los 90. Teníamos a Sau y Sangtraït arriba de todo, y enseguida sacamos Un pont de mar blava de Lluís Llach...

¿Y el peor momento?
Sin duda fue hacia el 98-99, más o menos. Tuvimos una crisis muy importante, que estuvimos muy cerca de desaparecer. Y uno de los motivos fue un pique importante que tuvimos con Hacienda. Es una historia un poco larga sobre unos discos que importábamos de Cuba y a los que el gobierno del PP decidió poner un arancel del 25%. Eso lo hacía inviable. Si lo teníamos que pagar nosotros, el precio de venta de estos discos se disparaba y no los podríamos vender. Y si se lo descontábamos a los cubanos, los arruinábamos. Era imposible. Al final, por un error en una transferencia perdimos 150.000 pesetas y Hacienda nos puso una multa de diez millones de pesetas que, evidentemente, no teníamos. Tuve que pedir un crédito personal y avalarlo con todo mi patrimonio. Pero salimos adelante.

Foto: Diario de Sabadell / Picap

La celebración de los 40 años tiene lugar este jueves 24 en La Paloma. ¿Cómo irá?
Es una fiesta con entrada gratuita, que quien quiera venir tiene que entrar en la web de Picap y apuntarse. La idea de la fiesta es de Albert López, el actual director general de la casa. Se trata de que los artistas actuales reivindiquen a los antes. Es decir, que los artistas que ahora tenemos haciendo lanzamientos de éxito, y que son los de músicas urbanas o músicas alternativas, versionen canciones de Lluís Llach, Raimon, Maria del Mar Bonet, Sangtraït, Sau... Y también habrá un pequeño apartado con Gerard Jofra, que reivindicará a su padre, el humorista Eugenio, que fue uno de los primeros artistas de Picap. El presentador será Òscar Dalmau, que también tiene mucho que ver con Picap, porque con él hicimos los recopilatorios de pop a la catalana, que son muy interesantes.