Ningún otro grupo salido de Disney ha llegado a la edad adulta con la cabeza tan alta como los Jonas Brothers. Ser un fenómeno adolescente no es fácil, pero todavía lo es menos no caer en un trágico intento fallido de envejecer con dignidad. Es por eso que, después de más de 15 años sobre los escenarios, tocaba celebrarlo. También por eso el pasado 12 de agosto de 2023 los tres hermanos de New Jersey empezaron su Jonas Brothers: Five Albums. One Night. The World Tour. Y después de casi más de 100 fechas por todo el mundo, aterrizaban en Barcelona como única fecha única en la Península Ibérica.

¿Nostalgia o auténtica devoción por su proyecto musical? Sin haber conseguido colgar el cartel de sold out en el Palau Sant Jordi, el recinto se veía más vacío que en cualquiera de sus últimos conciertos. Con poco más de un puñado de personas en las gradas y la pista en medio llenar —no había prácticamente nadie envolviendo el escenario secundario— el público estaba compuesto por gente en la treintena que por una noche volvían a ser adolescentes, ejecutivos de Live Nation con camisas y mocasines sacados de la mejor foto familiar de las Pombo y Gerard Piqué en la grada VIP.

Poco importó la cantidad de público cuando Kevin, Nick y Joe aparecieron encima del escenario. El estadio enloqueció como solo los adolescentes de los late-2000 pueden hacer. Acompañando a los hermanos más carismáticos de Estados Unidos, una banda que contaba con dos baterías, chelo, saxo, trompetas, trombón, guitarras y teclados sin reserva. Cuando ellos van, van con todo. Celebrate! seguido de What a Man Gotta Do fue el primer gran estallido. Después, el funcionamiento del concierto fue sencillo, un repaso de su discografía por apartados. La presentación de sus cinco álbumes, del más reciente —del 2023, excusa para la que iniciaron la gira— a su debut en 2007 con su disco homónimo. Un poco lo que vendría a ser el Eras Tour de estos tres hermanos.

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Foto: Europa Press

Y como una criatura que no puede esperar para comer un trocito de pan, empezaron a tocar S.O.S, el tema que los convirtió en estrellas en los momentos musicales de Disney Channel. Como si se tratara de un examen, el público recitó cada una de sus frases sin ni un solo error. Jonas Brothers —The Album— se acababa de abrir. Después de tocar sus hits Hold On o Goodnight and Goodbye, Nick Jonas explicó el procedimiento del concierto: cinco discos, una noche, justo para seguir con un mashup de 6 canciones del disco. Sabían qué era lo que esperaba a su público y se lo dieron. No faltaron ni Australia ni Just Friends. Había que satisfacer a todas aquellas adolescentes de corazón que siempre los habían apoyado.

Teniendo en cuenta que la pista estaba a medio llenar, las carrerillas para llegar al segundo escenario de las fans fueron algo cómicas, pero los Jonas lo agradecieron con la balada Hello Beautiful, el emocional Take a Breath o el tema con el que todas proyectamos enamorarnos de uno de ellos, When You Look Me in the Eyes. Y si se tiene que explicar el sonido de los Jons Brothers, es fácil hacerlo con la cover de Year 3000 de Busted. Un espectáculo de pop de guitarras con cadencias rock de rom-com americana y momentos de guitarras pop-punk.

Quizás empezar con los temas más esperados, y dejar el resto para el final, no fue la mejor fórmula

Quizás la parte menos eufórica del concierto fueron los primeros temas de The Album. La noche remontó cuando Camp Rock apareció encima del escenario. Durante unos instantes el Sant Jordi se convirtió en una gran cita adolescente, con el giro en que, durante Gotta Find Me, Joe Jonas leyó el gender reveal de una de sus fans, que se lo pedía en una pancarta. Sin olvidar el momento donde se tiraron camisetas en Play My Music. Quizás esta era la noche que todas las fans de Demi Lovato estaban esperando desde hace años.

También tuvo su momento el disco A Little Bit Longer. Como era de esperar, los álbumes previos a su separación en 2009 fueron los que más tiempo ocupaban en el setlist. Nick Jonas, conocido por ser el hermano pequeño sensible, tocó en el piano de cola el homónimo A Little Bit Longer. Del disco tampoco faltaron Lovebug, con su cadencia de guitarras de rock de los cincuenta que hizo vibrar a todo el recinto otra vez, o Burnin' Up.

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Foto: Europa Press

Waffle House, su último gran hit, también tuvo su momento, a pesar de difuminarse con las proyecciones que separaban cada cambio de disco sobre el escenario. Por momentos, alguno de los tres perdía energía. Pero llegados Lines, Vines and Trying, la efectividad de la balada rock Fly With Me seguía allí. Poco a poco, el estadio perdió entrega y la pista se quedó con el público más receptivo, coreando Much Better o Paranoid. Quizás empezar con los temas más esperados, y dejar el resto para el final, no fue la mejor fórmula.

La nostalgia fue el motor del triunfo de unos Jonas Brothers que estaban más que preparados para hacer enloquecer el estadio, a pesar de no llenarlo hasta los topes

Y si hablamos de un Eras Tour en masculino, no podían faltar las covers sorprendida, en este caso de otros artistas. De la voz de Nick y Joe Jonas escuchamos una especie de versión no demasiado épica de ...Baby One More Time. También tuvieron su momento los proyectos en solitario de Nick con Jealous y Joe con una versión dance de Cake by the Ocean, que hizo irresistible a una persona que llevaba pantalones pitillo sobre el escenario. El final del encadenamiento de álbumes, de la mano de Happiness Begins, fue la parte menos extasiante de la noche. Pero a pesar de tener a unos hermanos cada vez más cansados, Sucker fue una explosión de energía total. Y hay que destacar que esta canción empezó con un instrumental de Seven Nation Army que puso al estadio a corear el reconocible "loooo-lo-lo-lo-loo-looo".

La noche cerró con un instrumental de Leave Before You Love Me, su tema con Marshmello. Después de más de dos horas y media, podemos decir que éramos pocos, pero para los pocos que éramos, éramos suficientes. Pese a los cambios de energía a lo largo del concierto, la jornada nocturna en el Sant Jordi fue una cita en la que la nostalgia fue el motor del triunfo de unos Jonas Brothers que estaban más que preparados para hacer enloquecer al estadio, a pesar de no llenarlo hasta los topes.