Dos artistas que, a pesar de haber nacido en ciudades tan alejadas como Cabrils y Londres, mantienen una rica serie de paralelismos personales y creativos. Se trata de Josefa Tolrà (1880 - 1959) y Madge Gill (1882 - 1961). No solo nacen a la misma década, sino que las dos son capricornio del mes de enero, algo relevante teniendo en cuenta que su creatividad se guiaba por mensajes místicos y estaba cargada de saberes esotéricos.
Mensajes místicos y saber esotérico
Probablemente, hasta hace poco se trataba de dos figuras poco divulgadas, pero el MNAC les dedica una exposición, La mà guiada, que da la oportunidad de conocerlas. Esta muestra es la ocasión perfecta para descubrir todas las semejanzas que había entre ambas. Para empezar, ninguna de ellas tenía formación artística ni literaria ni tampoco tenían grandes pretensiones con su arte. Por lo tanto, para ellas, la función principal del arte se basa en curar y cuidar. Es por eso, que cuándo se habla de Tolrà y de Gill se dice que son médiums; renuncian a la noción de autoría. Además, ambas viven en un contexto histórico convulso y todas sus obras nacen de un luto profundo que vivieron a raíz de sufrir la muerte de un hijo, entre otras experiencias devastadoras.
Parece mentira que no se conocieran, por la compenetración que hay entre sus creaciones
Ahora bien, a pesar de todos estos paralelismos, hay que aclarar que cada una tiene su estilo. Madge Gill se rige sobre todo por una pintura limitada al blanco y negro y formas pequeñas y rectilíneas, mientras que Josefa Tolrà pone color, a menudo escribe frases y dibuja formas más bien sinuosas. Sin embargo, la muestra despliega una atmósfera donde el diálogo entre ambas artistas fluye a la perfección. Parece mentira que no se conocieran, por la compenetración que hay entre sus creaciones. Incluso tanto la una como la otra dedicaron parte de su creación a los bordados, una técnica tradicionalmente femenina, que cambian radicalmente.
No hay que haber vivido un luto tan profundo como ellas para entender su mensaje, pero todas hemos tenido alguna herida al alma, sea más o menos fuerte
Se tiene que reconocer el trabajo llevado a cabo por la comisaria Pilar Bonet a la hora de conseguir una confluencia entre dos artistas que funciona como la seda. Es una exposición en la cual las mujeres pueden empatizar con cada una de las creaciones propuestas. No hay que haber vivido un luto tan profundo como ellas para entender su mensaje, pero todas hemos tenido alguna herida en el alma, sea más o menos fuerte. Las obras que se exponen pueden contener desde mensajes pacifistas a mensajes científicos, pero lo que está claro es que todas han sido creadas desde una mirada femenina. Es una exposición que no tiene un recorrido extenso, pero la visita, que se puede realizar hasta el 5 de noviembre, se puede alargar por la profundidad de las obras.