Josep Miret Musté fue conseller de la Generalitat durante unas semanas, en 1937. Era un militante comunista, nacido en Barcelona en 1907. Ocupó numerosas tareas de responsabilidad en el seno del Partido Socialista Unificado de Catalunya (PSUC), donde militaba en su sector más nacionalista, y actuó como comisario político durante la guerra civil. Tras la derrota huyó a Francia, donde muy pronto tendría un papel destacado en la lucha contra los nazis. Fue capturado en Francia, deportado a Mauthausen y allí asesinado.
Un hombre que se hizo a sí mismo
Miret, de familia pobre, siendomuy joven tuvo que ponerse a trabajar, pero combinó su trabajo con estudios nocturnos en la Escuela del Trabajo. Parece ser que estuvo allí donde estableció contacto con Rafael Campalans y con otros militantes de la Unión Socialista de Catalunya (USC). Bajo el magisterio de Campalans inició su militancia socialista, que combinaría con su afición al rugby y a otros deportes. Muy pronto llegó a dirigir las juventudes de la USC, la principal fuerza socialista de Catalunya. Más tarde se aproximaría a Joan Comorera, de quien llegaría a ejercer como secretario. Fue un firme defensor de la unidad de las fuerzas de izquierdas y tuvo un papel clave en la constitución del PSUC.
La guerra
Con la constitución del PSUC, Miret se alineó con las tesis estalinistas. Eso lo llevaría a continuos enfrentamientos con los anarquistas de la CNT-FAI y con los comunistas antiestalinistas del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Fue nombrado Conseller de Abastecimientos de la Generalitat, pero tan sólo estaría unas semanas en el cargo. En los hechos de mayo de 1937 luchó en Barcelona, con el fusil en la mano, contra los anarquistas y los militantes del POUM. Tras estos hechos fue destinado al frente del Aragón, para encuadrar a las fuerzas del ejército republicano como comisario político. Se dice que fue uno de los últimos combatientes republicanos en abandonar el territorio catalán y pasar a Francia, con los franquistas pisándole los talones.
La resistencia
Josep Miret fue uno de los primeros refugiados en sumarse a la resistencia a la ocupación nazi. En realidad lo haría básicamente con militantes comunistas catalanes, algunos comunistas españoles, y antiguos miembros de las Brigadas Internacionales. Prepararon sabotajes, filtraron información a los aliados, divulgaron noticias prohibidas por los ocupantes... Miret llegó a ocupar un alto cargo en la organización de los partisanos españoles. Su hermano Conrad, también resistente, murió en manos de los nazis, y eso afectó a mucho a Josep. El 30 de noviembre de 1942 la policía francesa, que seguía atentamente las redes comunistas españolas, detuvo a Miret en su piso de París; llevaba un documento falso, en el que constaba que tenía nacionalidad francesa, pero no logró engañarlos. También capturaron a su compañera sentimental, la partisana Lily (Julienne Brumerhurst), que esperaba a una hija de Miret. Más tarde Lily sería liberada y volvería a la resistencia contra los nazis. Miret sufrió duras torturas, pero no habló. Fue conducido a la prisión de Fresnes, cerca de París.
Camino de la muerte
El 16 de agosto de 1943 Josep Miret y 63 personas más fueron conducidas hacia Alemania. Miret fue recluído en Mauthausen, pero allí enseguida se reintegró en las redes comunistas. Se dedicó a sabotear la fabricación de armas en las fábricas del campo detrabajo en que estaba destinado. En noviembre de 1944 fue herido en un bombardeo aliado. De inmediato fue asesinado por un guardián de las SS, que más tarde sería ejecutado por los aliados. Miret fue propuesto para integrarse al gobierno de la República después de su muerte, porque la noticia de su defunción no había trascendido (dicen que la policía española registraba periódicamente la casa de su viuda, en Barcelona, para encontrarlo, muchos años después de su muerte).
Un hombre sin corbata
En el 2004 los catalanes quedaron muy sorprendidos, cuando el conseller republicano Josep Bargalló empezó a aparecer en los actos más solemnes sin corbata. Todo el mundo aseguraba que era el primer conseller que asistía a actos oficiales de primer rango sin corbata. No era cierto: ya lo había hecho, en 1937, Miret. En algunas fotografías se le ve acompañado de Lluís Companys, Josep Tarradellas y otros miembros del gabinete con traje a medida y corbata (y muchos de ellos incluso con chaleco). Musté lleva una americana sin corbata. En realidad, se le veía mucho más cómodo con el uniforme militar que lucía en otras ocasiones.
Tapar olvidos
Miret fue glorificado a finales de los años cuarenta por los resistentes franceses y por los comunistas catalanes. Pero más tarde pasó mucho tiempo en el olvido, probablemente porque se le asociaba a Joan Comorera, mal visto por los dirigente del PCE por su catalanismo. Montserrat Roig, en su libro sobre Los catalanes en los campos nazis, mencionó la personalidad destacada de Miret, según lo que le habían explicado varios supervivientes de Mauthausen. Pero en mayo de este año el conseller de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia, Raül Romeva, fue a Mauthausen para colocar una placa en memoria del escultor Jesús Galdón donde se puede leer en catalán, castellano, hebreo y alemán: "Todo el dolor de un pueblo. En memoria de las personas deportadas en los campos nazis". En su discurso tuvo un recuerdo para el conseller de Abastecimientos muerto en el campo y expresó el compromiso del Govern en no olvidarlo.
¿Demasiado tarde?
Rosa Toran es una reconocida especialista en el universo concentracionario nazi y es vicepresidenta de la Amical de Mauthausen. En este libro recurre a bibliografía especializada, documentación de archivo, escritos de partidos... Pero ya hace muchos años que Miret murió y ya no quedan testigos que recuerden directamente al personaje. Y la documentación que se conserva de él es muy parcial: no hay diarios, no hay correspondencia... El libro se ve obligado a usar de forma recurrente los artículos publicados por Miret en la prensa comunista, y eso a la fuerza nos ofrece una visión bastante incompleta del personaje. A pesar de todo, era necesario recordar a este personaje, que llegó a ocupar una Conselleria y que acabó asesinado por los enemigos de la libertad. Y este libro cumple a la perfección la tarea de recordar y homenajear a Josep Miret.