El nuevo libro de Verònica Fabregat, ilustradora valenciana, está compuesto por una serie de estampas invernales con imágenes divertidas llenas de juegos, travesuras, que nos transportan a la infancia|niñez. Ilustradora también de Jugamos al escondite, Vamos a la playa y La sabiduría de los pueblos indígenas, publicados con Akiara Books, la autora hace de la literatura infantil sin palabras un viaje, en este caso a la alta montaña, donde los niños y niñas, y adultos, pueden ponerlas todas. Todos los libros firmados por Verònica Fabregat están pensados para despertar la imaginación y para observar sin prisa. Cada trazo, pintando con lápiz de madera, como los que utilizábamos en la escuela, nos presenta personajes, animalillos y actividades para hacer en medio de la naturaleza.

Todos los libros firmados por Verònica Fabregat están pensados para despertar la imaginación y para observar sin prisa. Cada trazo, pintando con lápiz de madera, como los que utilizábamos en la escuela, nos presenta personajes, animalillos y actividades para hacer en medio de la naturaleza

La observación, el aprender a mirar, como punto de partida de este relato, es una enseñanza para los adultos, porque aquella mirada de los niños y niñas cuando observan la nieve desde el interior de una casa, por la ventana, es difícil de recuperar. Parece una metáfora sobre cómo, a veces, tenemos que detenernos a mirar, a escuchar, y descubriremos todo un mundo mágico que nunca vemos porque no los miramos con aquellos ojos de niño. ¿Cuántas veces de pequeños hemos mirado por la ventana pensando que aquello que estaba cayendo del cielo era lo más mágico que íbamos a ver en años? Aquellos ojos abiertos como fuegos que iluminan a los adultos y son tan necesarios. Las páginas nos transmiten la idea de que los niños y niñas tienen que poder serlo con libertad: tienen que poder jugar, tienen que poder mancharse jugando, tienen que revolcarse por la nieve, tienen que observar ciervos, tienen que jugar solos sin las familias helicóptero, tienen que desarrollar la capacidad de sorprenderse... Y tienen que estar en contacto, en definitiva, con la naturaleza. Este contacto con el mundo natural, con lo que es salvaje, atraviesa todas sus publicaciones.

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Cubierta del nuevo libro de la ilustradora valenciana Verònica Fabregat, Jugamos en la nieve

La naturaleza, perdernos y encontrarnos, una oda a los futuros mini Thoreaus

Uno de los libros donde la naturaleza es más palpable es La sabiduría de los pueblos indígenas, hecho de la mano con el autor Josep Maria Mallarach, un relato dedicado a los pueblos originarios que resisten al mundo actual conservante sus costumbres y cosmovisiones. Pero también el contacto con la naturaleza es visible a Jugamos a escondernos o Vamos a la playa. En el primero, encontramos a siete amigos que juegan al escondite por un bosque lleno de rincones y animalillos, encuentran búhos, erizos o conejillos, rabosillas que se esconden detrás de los árboles o ardillas comiendo frutos. Exploran el bosque de día, pero también de noche bajo una gran media luna. Vamos a la playa es otra aventura, un cuento donde los niños y niñas exploran un pantanal, caen al agua y cooperan entre todos para salir. Recuerda la clásica historia de verano, pero con aroma mediterráneo, y transmite que la amistad y una bicicleta son los mejores ingredientes para disfrutar de las vacaciones.

Una lectura que he hecho pensando en cómo necesita la juventud de hoy en día saber que uno se puede perder, pero también puede volver a encontrarse

En los tres hay algún niño que se pierde o que está un poco despistado. Los tres abren la posibilidad de que hay momentos en que quizás no encontramos rápidamente el camino y nos perdemos, una lectura que he hecho pensando en cómo necesita la juventud de hoy en día saber que uno se puede perder, pero también puede volver a encontrarse. En Jugamos en la nieve, una rabosilla curiosa observa a los niños pasándoselo a lo grande, haciendo volteretas y jugando a hacer refugios de hielo. La apuesta para dibujar con lápiz de colores, una técnica maravillosa que aporta naturalidad al relato con colores vivos, pero naturales, sin artificio, es un gran acierto de esta ilustradora. También lo es la de la editorial Akiara Books por trabajar con criterios de sostenibilidad, con una edición muy detallista pero eco-responsable. Volved a sacar los abrigos, guantes y esquíes, que nos vamos a la nieve en abril.