El jueves 19 de octubre, Julio Manrique estrena en la Villarroel Love, Love, Love de Mike Bartlett. Él ha dirigido el montaje, lo protagonizan Laia Marull, David Selvas, Clara de Ramon y Marc Bosch, y es una producción de LaBrutal. Después, también en la Villarroel, dirigirá Amèrica de Sergi Pompermayer. Y será Macbeth en el Teatre Lliure, esta vez en primavera, con dirección de Pau Carrió. Este pasado miércoles, el actor y director fue escogido nuevo director del Teatre Lliure, cargo que ocupará a partir del 1 de febrero del 2024. Esta entrevista se grabó 24 horas antes de conocer la noticia.

Foto: Carlos Baglietto

Tela la temporada que ahora inicias. Dos direcciones y de actor haciendo un Macbeth.
No pararé mucho, no. Y estoy de gira con Cost de vida de Martyna Majok, que hicimos en la Villarroel hace un año con Sixto Paz. El inicio de esta temporada ha sido potente.

Ahora estrenas Love, Love, Love, una producción de LaBrutal en la Villarroel. Volver a los setenta, como también las T de Teatre.
Revisitamos los años setenta desde un lugar muy diferente, por ejemplo, a lo que están haciendo las T de Teatre. El texto lo tenía en el cajón y hemos esperado el momento para hacerlo. Es una coincidencia que se ha dado. Plantea la fricción de un conflicto generacional a finales de los sesenta y qué pasa con los que vienen detrás de ellos.

Te interesa mucho la cuestión generacional. La lectura que hiciste de L'ànec salvatge en el Teatre Lliure así lo mostraba.
Sí, mucho. Es un tema que me interesa, no lo voy a buscar. Y no es casualidad que en las obras que me gustan esto aparece. Es muy importante: soy hijo, perdí al padre el año pasado y soy padre. Últimamente he pensado mucho. Pienso mucho con qué se llevarán mis hijos y me interesa la educación, la transmisión, la gente joven. Ya tengo cincuenta años y me gusta ver el mundo a través de los ojos de alguien que puede tener veintipocos.

Pienso mucho con qué se llevarán mis hijos y me interesa la educación, la transmisión, la gente joven

Formalmente, venías de presentar una ruptura en Animal negre tristesa de Anja Hilling en la Sala Beckett. Pero no lo has mantenido.
Bueno, en la Beckett encontré el sitio para hacer esta ruptura. Me apetecía mucho. Probarme haciendo otra cosa. Eso que se denomina teatro postdramático y que permite una puesta en escena muy libre. Son textos muy abiertos, se puede hacer con nada y con todo. Siempre vinculado al contenido, a lo que necesito más allá de los lenguajes. Que al final yo he flipado como espectador viendo cosas muy modernas, muy rompedoras y también con cosas muy convencionales. Me importa lo que explica el autor/a, no enamorarme solo de la forma.

Y ahora dirigirás un texto de Sergi Pompermayer que conoces y muy bien.
En este caso me hizo mucha ilusión estrenar un texto suyo. Son cosas muy diferentes a las que he hecho hasta ahora. No me gusta siempre insistir en las mismas cosas. Piensa que Anja Hilling me sirvió a mí para alejarme de las cosas que me habían funcionado y me lo replanteé todo. Porque sino te haces repetitivo: con las músicas, con las indicaciones, etc. También la adaptación de Emmanuel Carrère, El adversario, que fue una aventura diferente. Es un autor que he leído mucho y este texto fue mi puerta de entrada. Convertir un libro cero teatral, una crónica de sucesos, en teatro me obligaba a rascar en este "como". Amèrica será diferente. Tiene en común que tiene una estructura relativamente convencional y que lo más potente se encuentra en el qué se explica.

Foto: Carlos Baglietto

¿Cómo diriges?
Me gusta que todo el mundo esté muy conectado con lo que estamos haciendo, tenga el papel que tenga. He hecho bastantes obras con un espíritu muy coral. Y eso, en cuestiones de dramaturgias, hay papeles en los que pivota más la acción. Pero siempre me gusta que todo el grupo esté comprometido. Hacer sentir que tenga sentido estar ahí, enchufado a la historia haciendo, pero también opinando sobre lo que propongo.

Muchas veces esta comunión que explicas puede pasar por encima de las necesidades del texto.
Sí, yo trabajo así. Y hacemos los ajustes que haga falta en el texto. Piensa que la mayoría de textos que he dirigido son contemporáneos. También he hecho adaptaciones: de Ibsen y de Chéjov. Y siempre lo hacemos. Ponemos el texto al servicio de una propuesta. Creo en el respeto en el texto, pero no en la reverencia.

Cuando dirijo me gusta que todo el grupo esté comprometido

¿Y cómo es ser dirigido por Lluís Pasqual haciendo a un Rey Lear?
La obra es brutal, y si partes de aquí... Lluís era un maestro que tenía una forma de trabajar muy diferente de la mía. Ha hecho espectáculos antológicos muy importantes en su momento. Este montaje lo fue, empezando por Núria Espert como protagonista. Yo en aquel montaje me puse al servicio de él y del equipo. Y me tocó hacer a un personaje muy difícil, porque Edgar es muy difícil, muy complejo, desesperado...

¿Cuándo empiezas como actor?
Con el montaje en el que me dirige Josep Maria Mestres, que conocí siendo alumno del Aula de Teatro de la Pompeu Fabra. Enemic de classe, de Nigel Williams, en el Lliure el año 94. Autor social, inglés. Todo pasaba en un instituto, y era la primera cosa que hice. Tenía 20 años.

Foto: Carlos Baglietto

Háblame de Koltès.
Vi el montaje de Roberto Zucco de Pasqual. Con Laia Marull, haciendo de hermana de Zucco. Y recuerdo el estado del Palau de l'Agricultura en aquel momento. Fue una experiencia brutal, y descubrí a un autor que me rompió la cabeza. Ha habido autores que se me han revelado. Neil LaBute, porque tenía una escritura muy fresca, y empecé a atreverme a dirigir con un texto suyo. Era el rey de los giros. Con muy mala baba y era muy poco solemne. También David Mamet o Chéjov. Y otros que todavía no he hecho, como Beckett. Lo descubrí en la universidad, ingenuamente.

Me puede cambiar la vida, o no

¿En qué momento te llaman para protagonizar Macbeth en la Fabià?
Pau [Carrió] tenía ganas de hacerlo. Y hace años que lo hablábamos, hasta que un día recibimos el okay del Lliure. Macbeth se ha hecho mucho pero deconstruido, se ha ido haciendo en formatos pequeños.

"Serán estas manos nunca limpias de sangre"
Es fuerte. Hay alguna cosa tan bestia y oscura. Algunos de los grandes versos de Shakespeare están allí, "mañana, mañana, mañana". El monstruo de la ansiedad.

Para acabar, mañana te puede cambiar la vida.
Acabaremos con una sonrisa. Me puede cambiar la vida, o no. Pase lo que pase, sea para bien. Confío en eso. Estará bien lo que tenga que pasar.