La |búsqueda del placer más intenso ha sido un elemento en común de élites ociosas de todo el mundo. La gastronomía se ha convertido en una vía de hedonismo, pero también de distinción, aquí, pero también en muchas otras latitudes. Junichirō Tanizaki, uno de los grandes autores japoneses del siglo XX, indaga sobre el mundo de la gastronomía en El club dels sibarites, una obra que publica en catalán la editorial Viena en traducción de Albert Nolla (y que publicó en castellano Gallo Nero con el título El club de los gourmets).
Un club peculiar
Cinco japoneses, ricos y ociosos, se agrupan en un círculo gastronómico, el Club de los Sibaritas. Se pasan el día identificando nuevas comidas y preparando grandes banquetes. Los alimentos habituales muy pronto les parecen poca cosa y empiezan una carrera hacia nuevos placeres. Buscarán nuevas manjares y nuevos tipos de preparaciones. Experimentarán con las cocinas exóticas y con nuevos tipos de cocción, pero todo les parece poco. Cocinarán ellos, contratarán s cocineros e irán a restaurantes diversos (del más lujoso al más siniestro), pero todo les resultará, finalmente, insatisfactorio. El líder del grupo, el Conde G., liderará esta desesperada búsqueda de nuevas vías de placer, que los conducirá por vías poco sospechadas.
Contra el intocable mundo de la gastronomía
En un tiempo en que los chefs se han convertido en estrellas mediáticas, y en que la Guía Michelin se ha convertido en un Santo Grial, la sangrante sátira de Tanizaki cuestiona muchos principios que se han considerado casi sagrados. El club de los gourmets trata la gastronomía como una simple pedantería: una búsqueda incesante para encontrar aquello que marque la diferencia entre un pequeño club de elegidos y el grueso de la población, a la vez que un marcador social, que haga figurar a los aristocráticos miembros del club en la élite japonesa (lo que Pierre Bourdieu analizó a La distinción). Pero, además, Tanizaki pone de relieve que el sibaritismo tiene mucho de simple glotonería. En El club de los gourmets no se sabe si los miembros de la asociación son individuos terriblemente distinguidos o unos glotones desesperados. Tanizaki evita hacer ninguna valoración moral: ni los ensalza ni los condena, pero pone en evidencia como de primario es su sentimiento, disfrazado de distinción.
Interrogantes
El club de los sibaritas es un relato abierto. Esta es justamente su gracia. Sugiere una atmósfera, explica unas circunstancias, define a unos personajes, pero deja en suspenso muchas partes de la acción. El protagonista, el conde G., entra en un mundo secreto, y el relato no acaba de aclarar qué sucede en este entorno misterioso, limitándose a aclarar que se trata de cosas prohibidas y perseguibles por la ley. Insinúa connotaciones sexuales, apunta hacia comportamientos revolucionarios e incluso se podría entrever la posibilidad de prácticas canibalísticas. Pero nada de eso se evidencia. Tanizaki deja la historia en manos del lector, porque su fuerza, básicamente, radica en la sugestión.
Junichirō Tanizaki
Junichirō Tanizaki (1886-1965) es uno de los grandes escritores japoneses del siglo XX. Es conocido por su versatilidad: cultivó la poesía, el teatro, el reportaje, el ensayo y la narrativa, y lo hizo en japonés clásico, en japonés moderno e incluso en chino clásico. Tocó temas muy atrevidos en el Japón conservador de principios del siglo XX, como el sadomasoquismo, el fetichismo o la homosexualidad, motivo por el que sufrió duramente la censura (en realidad, durante una parte de su vida vivió una vida disipada). Se le acusará de inmoralidad, por su tratamiento desapasionado de los comportamientos criminales o perversos. A menudo trató en sus obras la confrontación entre los valores tradicionales japoneses y los occidentales (decantándose claramente por los primeros). Tradujo al japonés moderno el Genji Monogatari, un texto del siglo XI que se considera la primera novela de la historia. A finales de los años 1930 y durante la Segunda Guerra Mundial sufrirá duramente la censura, porque el régimen japonés considera que sus obras no reflejan los valores patrióticos. Entre sus principales obras podemos destacar: Elogio de la sombra, La clave, El retrato de Shuskin, El amor de un loco, El cortador de cañas, Las hermanas Makioka... Fue un firme candidato al Nobel, pero murió en 1965 sin obtenerlo.
Retorno de nuevo al clásico japonés moderno
Periódicamente, la novela japonesa se vuelve a poner de moda aquí. Tanizaki había estado de moda en los años setenta, y había sido traducido al castellano. Ahora, Viena y Angle han recuperado algunas de sus obras en catalán, y Satori y Siruela (e incluso Alianza) se están dedicando a publicarlo en castellano. El club dels sibarites (El club de los gourmets) es una magnífica puerta para introducirse a la mejor literatura japonesa y al sugestivo mundo del Extremo Oriente.