Karl Ove Knausgård (Oslo, 1968) se sienta con ademán tranquilo mientras espera empezar la entrevista. Por su aspecto, nada haría pensar que es escritor; la suya es una apariencia de estrella del rock cansada, de vuelta de la vida, o de actor de juventud terriblemente exitosa, con el azul profundo de sus ojos y el pelo blanco peinado elegantemente con la raya al lado. Pero Knausgård no es nada de eso, sino el autor de Mi lucha (L'Atra/Anagrama), una de las sagas literarias más particulares y conocidas de la literatura contemporánea mundial. Con más de 3.500 páginas, donde vierte casi sin filtros su propia vida, los seis volúmenes que la componen son una especie de cúspide moderna de la autoficción, que lo ha situado en un lugar destacado entre la constelación de los escritores más conocidos del presente.

Mi lucha es una de las sagas literarias más particulares y conocidas de la literatura contemporánea mundial

El autor noruego acaba de publicar ahora La estrella de la mañana (Anagrama), su retorno a la ficción propiamente dicha después de más de una década. Es una novela coral, que mantiene el estilo que lo ha hecho célebre, su capacidad de coger la cotidianidad banal de sus personajes y de sus pensamientos y convertirla en una materia apasionante. Pero ahora lo ha revestido con otra capa: la de la fantasía siniestra e inquietante, pasada por el filtro de la religión y las profecías. Explica que lo ha sacado "de la novela Drácula", de Bram Stoker y que el cristianismo y la Biblia siempre lo han inspirado.

Karl Ove Knausgård vuelve a la ficción con La estrella de la mañana / Foto: Roser Gamonal

La literatura por encima de la vida

"Cuando acabé Mi lucha mi plan era dejar de escribir", dice con voz pausada y floja Knausgård. Y no resulta difícil creérselo. No solo es la extensión monumental de la obra y su voluntad de cubrir prácticamente todos los temas posibles en esta "vida interior tormentosa de un hombre", sino también el coste personal que la publicación tuvo. El primer volumen, que apareció en Noruega en el 2009, provocó una profunda crisis con su mujer, la también escritora Linda Boström, por la exposición de gran parte de su intimidad matrimonial. Y también lo hizo con su tío, que reclamó que cambiara los nombres de la parte paterna de la familia. Después de una consulta legal, Knausgård y la editorial accedieron. Dejaron de hablarse.

Cuando acabé Mi lucha mi plan era dejar de escribir

De hecho, sin embargo, esta no fue la primera vez que el autor meditaba parar de escribir. "La primera vez fue antes de convertirme en escritor. Había fracasado durante mucho tiempo y quería dedicarme a la academia", dice. Es un episodio que él mismo explica en el primero de los volúmenes de Mi lucha, Días de lluvia, en qué relata su decepción después de ser aceptado en una academia literaria y ver que sus textos dejaban fríos a profesores y compañeros de clase. "Tuve la suerte de mi editor, que me animó", dice, y así es como encontró la saga que lo catapultaría a la fama literaria mundial.

La estrella de la mañana supone un retorno con todas las letras a la ficción

Knausgård afirma que "quería utilizar todo lo que tenía, de manera que no quedara nada para escribir", pero que después de una pausa se volvió a poner. Primero fueron los volúmenes del llamado Cuarteto de las estaciones (Anagrama), una especie de textos ensayísticos que sirven como enciclopedia personal de su mundo y que escribió entre 2015 y 2016. Y ahora La estrella de la mañana, que supone un retorno con todas las letras a la ficción.

Escribir es una parte demasiado grande de mi vida, de quien soy y de qué hago

"Escribir es una parte demasiado grande de mi vida, de quien soy y de qué hago", esgrime al autor como defensa. "Es muy difícil hacerlo de forma constante, pero, a la vez, cuando voy a mi oficina y me siento es fantástico... Es como si estás leyendo un libro muy bueno y desapareces en él, pierdes la noción de todo lo que te rodea", explica con el mismo ademán casi tímido que mantiene toda la entrevista y que contrasta con su altura imponente.

Karl Ove Knausgård irrumpió en el universo literario con la saga Mi lucha  / Foto: Roser Gamonal

Básicamente, todo es interesante

En la nueva novela, Knausgård se ha servido de la religión y de las historias bíblicas para construir la trama. A los lectores de Mi lucha les podría parecer una elección extraña, pero no lo es para él, que asegura que, a pesar de no ser creyente, ni cristiano, siempre le ha estado interesado. "Mi segunda novela trata de historias de la Biblia que tienen lugar en Noruega" explica, y se desahoga sobre su interés por los ángeles de las escrituras y como, tanto estos como Dios mismo, se presentan como criaturas "extremadamente físicas".

La estrella de la mañana hace gala del mismo estilo narrativo que lo ha dado a conocer y que a menudo se ha definido a través de la idea de 'escríbelo tal como es'

La estrella de la mañana hace gala del mismo estilo narrativo que lo ha dado a conocer y que a menudo se ha definido a través de la idea de "escríbelo tal como es". Los monólogos interiores, aparentemente sin filtrar de los diferentes personajes, impregnan la narración con la misma cadencia caótica y desordenada con que se desplegarían en la conciencia de cualquiera. Pero en manos del autor, no son amalgama desordenada y aburrida, sino de una corriente estable y tranquila, que abduce el lector y que lo conecta directa e íntimamente a la interioridad de las figuras del libro.

Los monólogos interiores aparentemente sin filtrar de los diferentes personajes impregnan la narración con la misma cadencia caótica y desordenada con que se desplegarían en la conciencia de cualquiera

"No fue un proceso natural", dice Knausgård sobre cómo encontró esta voz narrativa. "Intenté escribir una novela sobre la muerte de mi padre durante cinco años y no funcionaba y llegó un momento abandoné y decidí que no quería hacer una novela, que simplemente quería escribir". No lo hizo sobre su padre, sino "sobre una cosa que se me había pasado cuando era niño y que no había explicado a nadie porque me daba mucha vergüenza". La respuesta de su editor fue muy positiva y, desde aquel momento, "me di cuenta de que si combinaba esta fuerza de aquello vivido con la narrativa, funcionaría".

No me costó escribir sobre una persona buena, pero sí sobre una mujer. No sé nada, de las mujeres

Y funciona también en la brillante narración de La estrella de la mañana, aunque el escritor confiese que le costó mucho empezarla. "Creo que la dificultad fue encontrar la manera de escribir sobre diferentes personajes", explica. Desfilan algunos como Solveig, una mujer de mediana edad con una madre enferma de Parkinson y una hija que parece detestarla. "No me costó escribir sobre una buena persona, pero sí sobre una mujer, no sé nada, de las mujeres," dice haciendo un captatio benevolentiae evidente.

Karl Ove Knausgård, una estrella de la literatura contemporánea / Foto: Roser Gamonal 015

La lucha de la bondad

Kathrin también es un personaje femenino, una pastora de la iglesia cristiana noruega que duda si abandonar a su marido y que, mientras tanto, reflexiona sobre el significado de la religión y del eterno retorno de Nietzsche o las ideas de Kierkegaard. La virtud personal es una de las cuestiones que recurre, a lo largo de la narración, los pensamientos y las vidas de los personajes. Y un tema que conecta muy bien con la obra de Knausgård en el conjunto. "Esta es mi lucha: intentar ser una buena persona", afirma el autor con estilo lapidario.

Esta es mi lucha: intentar ser una buena persona

Esta, pues, es una cuestión que lo absorbe y sobre la cual es capaz de hablar, introduciéndose en sus complejidades. Esbozando una expresión divertida con los ojos dice: "Es interesante porque puedes pensar: 'es fácil ser bueno, pero hay tu pasado, tus padres, tu mochila emocional...'. Además no te conoces a ti mismo realmente, haces muchas cosas sin saber la motivación real", añade.

Creo que básicamente todo es interesante, es una cuestión de cómo lo escribes o cómo lo presentas

Por otra parte, el autor también tiene una conciencia plena sobre uno de los aspectos que despierta Mi lucha en torno a la bondad: que en la experiencia individual, hay una gran cantidad de pensamientos, sentimientos y sensaciones que no compartimos porque queremos proyectar una imagen determinada de quien somos. Con su estilo literario, parece que trate de borrar esta dualidad, conduciendo el lector hasta el núcleo de los personajes, formado, a veces por pensamientos banales. "Creo que básicamente todo es interesante; es una cuestión de cómo lo escribes o cómo lo presentas", dice el escritor como respuesta. "De eso va la escritura: cambiar pañales es aburrido, escribir sobre hacerlo no".

La estrella de la mañana también forma parte de una serie, que tendrá tres libros más. Los dos primeros ya han visto la luz en Noruega. Y el autor trabaja en este momento en el cuarto, que, si sigue el ritmo de escritura en el cual nos tiene acostumbrados, no tardará en ver la luz. Al menos en noruego.