Keanu Reeves vuelve a ocupar la gran pantalla con el estreno Matrix. Resurrections, la nueva entrega de la franquicia creada por las hermanas Wachowski. Pero más allá del cine, la gran pasión del intérprete canadiense (nacido en Beirut), actor con una filmografía que incluye filmes Parenthood, Le llaman Bodhi, El alucinante viaje de Bill y Ted, My Own Private Idaho, Dràcula de Bram Stoker o más recientemente la saga John Wick, siempre ha sido la música.
No es un caso aislado, son infinidad los actores y actrices que han intentado abandonar los sets de rodaje para convertirse en estrellas del rock. Ninguno lo ha conseguido, aunque el intento de Keanu Reeves es, cuando menos, digno. Bajista más que notable, en la década de los noventa recorrió medio mundo como miembro de Dogstar, una banda sindicada al gremio del grunge con la que publicó dos discos. Separados, Reeves ha seguido cultivando su amor por la música como melómano, con especial predilección por los grupos de punk y hardcore clásicos, siendo estas las 9 bandas sin las que no podría vivir.
Si hablamos de punk en su vertiente hardcore, pocas bandas han tenido la influencia y relevancia de Fugazi. El grupo liderat por Ian MacKaye, figura capital del género que anteriormente había capitaneado los seminales Minor Threat (otra de las bandas de cabecera de Keanu Reeves) supieron aproximar la violencia y abrasividad del punk a las formas libres del jazz. De esta conjunción, evolución que se etiquetó como posthardcore, surgieron álbumes tan excitantes como Reapeter (1990), Red Medicine (1995) o The Argument (2000).
Imposible medir la importancia de la banda de Queens en la historia, ya no del punk, sino del rock y la música popular del siglo XX. Cualquier grupo que a partir de 1974 tuviera en sus filas un guitarrista eléctrico, mucho o poco, alguna cosa le debe a Joey, Johnny, Dee Dee i Tommy Ramone. Padrinos del punk, debutaron en 1976 con el homónimo Ramones. Después vendría una larga lista de incunables como Leave Home (1977), Rocket to Russia (1977), Road to Ruin (1978), End of the Century (1980), Pleasant Dreams (1981)...
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Veteranos del género, The Exploited se formaron a finales de la década de los setenta en Edimburgo, erigiéndose desde el primer momento en una banda de culto entre punks y skinheads. Aventura orientada en sus orígenes al street punk, con el tiempo derivaron su sonido hacia terrenos más metálicos, especialmente el crossover thrash, evolución definitivamente evidenciada en su disco de 1987, Death Before Dishonour. A pesar de estar todavía en activo, los escoceses no han publicado nada nuevo desde que el año 2003 apareciera su disco Fuck the System.
Otra formación capital en la historia del punk. Formados el año 1977, el año de la explosión del género, la relevancia de Discharge pasa por haber sido los pioneros del hardcore, subgénero que aceleró y sulfuró las estructuras del punk. Los suyos eran temas más rápidos y contundentes que los del resto, una fórmula espídica que a partir de entonces copiarían infinidades de discípulos. No sólo eso, sino que Discharge también se destacaron por sus letras, siempre comprometidas y de clara orientación anarquista y pacifista.
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No todo es extremo en la lista de grupos favoritos de Keanu Reeves. En su nómina de imprescindibles también encontramos espacio para las melodías plusquamperfectas del primer Elvis Costello, un músico entonces afiliado a las formas de la new wave, subgénero que cogía la urgencia del punk para conjugarla con la capacidad adictiva de las melodías pop. Los cinco primeros discos del inglés: My Aim Is True (1977), This Year's Model (1978), Armed Forces (1979), Get Happy!! (1980) y Trust (1981) son pura fantasía (la gran parte del resto de su discografía, también)
Son, indiscutiblemente, una de las bandas de (punk) rock más importantes de la historia. Ante el nihilismo de sus coetáneos Sex Pistols, The Clash se decidieron por una propuesta intelectual mucho más comprometida y reivindicativa y una declinación musical que en sus orígenes partió del punk más canónico para crecer incorporando préstamos que iban del rock'n'roll más clásicos a los ritmos jamaicanos del dub y el reggae. ¡Discos como The Clash (1977), Give 'Me Enough Rope (1978), London Calling (1979), Sandinista! (1980) y Combate Rock (1982) son obras maestras que hay de tener muy melómano en su colección.
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