Frank Broughton y Bill Brewster, los autores del totémico libro Anoche un DJ me salvó la vida. Brevísima historia de los verdaderos innovadores de la música (Planeta, 1019), describen la escena northern soul como algo “construido a partir de fracasos”, pues sostienen que: “fue la música hecha por cientos de cantantes y grupos que copiaban el sonido Motown pop de Detroit. La mayoría de los discos fueron completos fracasos en su tiempo y lugar... pero en el norte de Inglaterra, desde finales de los 60 hasta su apogeo a mediados de los 70, fueron exhumados y exaltados”.
En Inglaterra se está dando una segunda ola con mucha gente joven en la escena. No deja de ser algo poco conocido, porque no pertenece al mainstream, pero hay un nuevo boom y existen muchas fiestas muy interesantes
La Historia atribuye la paternidad del naming a Dave Godin (agitador de los mentideros del soul, vegano avant la lettre, apasionado del cine y compilador de una de las series discográficas más importantes de la historia del género, los cinco volúmenes titulados “Dave Godin's deep soul treasures”) cuando este era el propietario de la tienda de discos Soul City, en Deptford (Londres). Allí se dio cuenta de que cuando la chavalada del norte bajaba a la capital, a menudo siguiendo a sus equipos de fútbol, acudían a su tienda a la caza de un tipo de disco —formato 45 rpm— muy concreto: canciones de apisonador ritmo cuatro por cuatro, conocidas como stompers, de tiraje muy limitado, llegadas directamente de pequeños sellos discográficos norteamericanos y caídas en el olvido en su lugar de origen. Para no perder el tiempo, el hábil tendero habilitó una cubeta para este material sólo codiciado por los norteños y escribió en ella con rotulador “Northern Soul”. Poco después, las fiestas allnighter donde se pinchaban estas trufas vinilescas (con la galleta siempre tapada para preservar la exclusiva), celebradas en remotas localidades como el Wigan Casino o el Blackpool Mecca, congregaron a hordas de jóvenes de clase trabajadora, ansiosos por escapar de la grisura climática y el tedio laboral, que definieron los tópicos de la escena: los bailes acrobáticos que mezclan pasos a lo Temptations o The Four Tops con patadas de Bruce Lee, el talco en la pista de baile de madera, las camisetas imperio, los pantalones sobaqueros de pernera formidable (ellos), las faldas modelo tiendo de campaña canadiense (ellas), los zapatos Ikon de resbaladiza suela de cuero, parches cosidos en bolsas de bolera donde llevar la muda, el mullet con mostacho y deglutir anfetaminas como el Monstruo de las Galletas para aguantar las maratonianas sesiones de baile… Finalizada esta era más masiva, y en concomitancia con el resurgir de la escena mod, el movimiento mantuvo reservas indias en fortines como Stafford y las allnighters de la 6ts Society. También viajó de su isla de origen al continente, haciendo puerto en ciudades como Barcelona, en donde se celebran fiestas de solera para connoisseurs como el Movin’On, el Soul Ballroom o el Weekend Dancers. Pero, como apunta Luis Costa en Dance usted (Anagrama, 2022), “una escena basada en el capital de música pretérita […] lleva implícita la crónica de una muerte anunciada”… ¿O no?
Del Twisted Wheel a la Paral·lel 62
Hace unos días, sobre la pista de madera de la muy barcelonesa sala Paral·lel 62, el fotógrafo alicantino Alex Amorós (primer ibérico en ganar el prestigioso premio internacional ‘Abbey Road Music Photography 2023’ en la categoría de ‘Escenas Underground’) presentó Keep the Faith. Northern Soul Revival, un fotolibro (acompañado de una exposición instantáneas y un vídeo) que toma el pulso al estado actual del resurgir del movimiento northern soul en el Reino Unido. Junto al autor estaba Alberto Valle, escritor, periodista y agente-en-casi-todo-lo-relacionado-con-asuntos-soulísticos en la ciudad desde sus inicios. Para ello, Amorós ha quemado suela y carrete a lo largo y ancho de los cinco eventos más relevantes del asunto actualmente en Inglaterra: el Rivoli Ballroom, el King George’s Hall de Blackburn, el Soul Stompers Club, el Deptford Northern Soul de Earth Hackney y el Bristol Northern Soul. Este libro supone una inmersión gráfica por las profundidades de la segunda ola de una escena que continúa bien viva hasta día de hoy, y, por lo menos en la isla lluviosa, con todas las garantías de relevo generacional.
No deja de ser algo poco conocido, porque no pertenece al mainstream, pero hay un boom y existen muchas fiestas muy interesantes
“Para este proyecto he querido capturar el corazón y el alma de este movimiento focalizando en las personas que lo mantienen vivo junto a una nueva generación de seguidores. Es un estudio social de una subcultura; una comunidad reconocible por su música y moda” comenta el autor. Y continúa: “Yo siempre he estado muy vinculado a la escena musical sixties (como vocalista de The Liquorice Experiment), y he trabajado también a nivel fotográfico para distintos promotores de la escena. Y como bien sabes, dentro del rollo mod, en algunas ocasiones, se mezclan las distintas escenas o estilos musicales, una más cercana al garage, el beat y la psicodelia, y otra más dedicada al northern soul. Era un tema que me llamaba la atención a nivel visual, y quería conocer en profundidad las raíces de esta escena. En Inglaterra se está dando una segunda ola con mucha gente joven. No deja de ser algo poco conocido, porque no pertenece al mainstream, pero hay un boom y existen muchas fiestas muy interesantes. Considero que es una escena que requiere fiscalidad, algo que aporta la juventud. Por eso decidí mezclar a los puristas, la gente que lleva toda la vida en la escena, con eventos más actuales, con gente que la está renovando y dando un nuevo aire. Ese fue el planteamiento. Son esas las sinergias que buscaba desde el punto de vista social.”
Es una escena que en Barcelona, Valencia o en el Norte, donde la gente suele tener de 40 años para arriba, necesita una regeneración
¿Qué diferencias y similitudes existen entre el movimiento original y el actual revival?, le pregunto. “El baile difiere un poco, hay más aspectos vinculados con el breakdance, y ahora es una escena muy sana: la gente joven de hoy, en general, no consume tantos estupefacientes. Las redes sociales han hecho que la gente piense más en como lucen. Aunque las redes sociales no dejen de ser hoy en día ‘otro tipo de adicción’, entre comillas. A nivel musical, los discos son los que son y no hay más. Ahí sí que no ha habido una renovación, todo viene del rare soul americano de los 60 (estrictamente hablando de northern, luego hay noches más abiertas donde entra el soul, el funk, etc., y la cosa difiere).” ¿Y qué parecidos y diferencias encuentras entre la escena inglesa y la ibérica/barcelonesa?, le sigo interrogando. “Fundamentalmente la regeneración de la escena. En Inglaterra hay mucha, y el trabajo que tenemos que hacer aquí es que la gente joven se sienta parte del movimiento. Eso se podría hacer abriendo un poco el asunto y captando a ese público más genérico. Es una escena que en Barcelona, Valencia o en el Norte, donde la gente suele tener de 40 años para arriba, necesita una regeneración.”