En el número 27 de la calle Atenes. Casi haciendo esquina con la Avenida del General Mitre. En el exclusivo barrio de Sant Gervasi. Hoy es una sala de billares de nombre Billars ARS. A finales de la década de los años ochenta, conocida como Ars Studio, una de las mejores discotecas que nunca ha tenido Barcelona. La sala a la que tenías que ir si querías estar al día de lo que entonces pasaba en la incipiente escena de cultura de club. Dicen que durante la semana que estuvo en Barcelona el mes de febrero de 1989, el artista urbano Keith Haring, fue todas las noches seducido por la música house y acid que brotaba de los platos de César de Melero.
Arte para todo el mundo
César Manuel De Melero Soblechero nació en Barcelona el año 1965. Sólo tenía 14 cuando hizo las maletas y se marchó a aquella tierra prometida que entonces era Ibiza. Con el tiempo se acabaría convirtiendo en uno de los DJs más prominentes de la isla, padre de aquel sonido único que se dio a conocer como balearic beat. Hombre tras los platos de salas de la magnitud de Ku (actualmente Privilege), Amnesia, Pachá o Space, espacios imprescindibles para entender la evolución y eclosión de la música electrónica, De Melero combinaba sus etapas a las Baleares, con residencias en las discotecas más selectas de Barcelona. En febrero de 1989, cuando Ketih Haring va entra por primera vez, Melero era tras los platos. Durante la semana que estuvo en Barcelona, el grafitero subió cada noche hasta Sant Gervasi.
Keith Haring nació en Reading, un pequeña ciudad del estado de Pensilvannia, un día de mayo de 1958. Estudiante de arte, quedó fascinado por el grafiti cuando se marchó a vivir a Nueva York. "El público tiene derecho al arte, la mayoría de los artistas contemporáneos ignoran al público, el arte es para todos", expresó en el manifiesto que firmó descubriendo qué era para él el arte. A medio camino entre el arte pop y el arte urbano, fue una figura muy próxima a tótems de los dos estilos como Andy Warhol y Jean Michel Basquiat. Cuando aquel 1989 nos visitó para participar en la feria ARCO ya destacaba como uno de los artistas definitivos de finales del siglo XX.
¿Conoces a Keith Haring?
Durante su estancia en Barcelona, Keith Haring dibujó un mural en una plaza al corazón del Raval, aunque entonces todavía se conocía como a Barrio Chino y sus aceras eran vivero de todo tipo de criaturas tanto extrañas como fascinantes y sus esquinas cementerios de jeringas y preservativos. Haring optó por una pared en la plaza Salvador Seguí. Un dibujo monumental en tinta roja titulado: Todos juntos podemos parar el sida. Sólo unos pocos meses más tarde, el artista murió víctima de la gran pandemia de la década de los ochenta. También murió su gran obra barcelonesa víctima de las muchas reformas que sufrió la ciudad en su camino hacia las olimpiadas de 1992. Cosas de burócratas visionarios. Hoy día, junto al MACBA, luce una réplica del original a la cual se van a fotografiar a los guiris que desciende de los cruceros o de los aviones Easy Jet, creyendo que es el original.
El mismo día que Haring pintó su mural en el Raval, cenó en la taberna La Parra, en el 3 de la calle Joanot Martorell del barrio de Sants. Después volvió a subir a Sant Gervasi, a bailar acid house en el Ars Studio. El artista norteamericano ya había ido la noche anterior. "Estaba pinchando en la cabina y alguien me dijo: '¿Conoces a Keith Haring?'. Está fuera en la puerta y no lo dejan pasar", recordaba el DJ en un artículo firmado por Teresa Sesé en el diario La Vanguardia. "Salí y y allí estaba él, con la carita de quien no lo dejan entrar, sus gafas... Le dije al portero que levantara el cordón y una vez dentro lo llevé en la barra y lo invité a champán". Al día siguiente DJ y artista volvieron a encontrarse. De hecho, fue Melero quien grabó en vídeo la intervención artística de Haring en el Raval.
A de ácido
El del Ravcal no fue, sin embargo, el único mural que Haring pintó en Barcelona. Agradecido por su hospitalidad, la última noche que estuvo en la ciudad se presentó en la discoteca Ars Studio con el mismo pote de pintura roja con que había realizado su mural del Raval. Se va colocó tras el DJ y mientras de los platos supuraban beats de música house, él dibujaba a un gran hombre flor.
Una obra típica de Ketih Haring: una silueta humana rodeada de unas ondas que le dan cierto sentido de movimiento. Una obra culminada con una A en el pecho del contorno. Una A de Acid. De acid house. Y es que es así, 'Acid', como el icónico artista norteamericano bautizó una obra que, esta sí, todavía luce en su enclave original y que hoy ha transcendido que el Govern ha declarado Bien Cultural de Interés Nacional.