La escritora senegalesa en lengua francesa Mariètou Mbaye, nacida en 1947, usa el seudónimo Ken Bugul "aquella a quien nadie quiere". Empezó a escribir en 1984, con el libro El baobab loco (publicado en castellano por Baile del Sol), un libro autobiográfico que generó una cierta polémica. Ahora es una de las autoras africanas más reconocidas internacionalmente. En 2005 publicó Rue Félix-Faure, una novela con tintes de género negro, y por este motivo ha sido invitada a la BCNegra, para participar a la mesa Puerto Baobab, centrada en África y la novela negra.
Se dio a conocer con una obra autobiográfica, El baobab loco, que tenía mucho de lo que tiene el polar, el género negro: violencia, marginalidad, exclusión, drogas, prostitución... ¿Su vida tiene alguna cosa de novela negra?
Se podría decir así, si se asocia el polar a lo negro. Yo he pasado por muchas zonas negras en mi vida, y hoy todavía paso por alguna, no por muchas. A mí me es necesario que eso me salga mediante la escritura. Por otra parte, la escritura de los autores africanos sobre su continente tiene siempre un punto policial, de intriga, que está relacionado con nuestra visión cosmogónica de las cosas. En África siempre hay un secreto, un misterio que hay que conocer... No todo es lo que parece. Hay que investigar las cosas, de una forma que recuerda el género negro. Quizás por eso nos gusta tanto.
La escritura de los autores africanos sobre nuestro continente tiene siempre un punto policial, de intriga, que está relacionado con nuestra visión cosmogónica de las cosas
¿Usted fue una precursora de la moda actual de la autoficción?
Cuando empecé a escribir lo lo hice con una finalidad de liberación, terapéutica. No quería curarme de una enfermedad, sino que pretendía una demolición total de mi personaje. Quería acabar con un personaje y toda su historia y construirme uno nuevo. Lo que era cierto, que había vivido con mi carne y que recordaba, lo puse en mis libros, y lo que se me había escapado o no recordaba, lo he suplido con la ficción, para dar más intensidad a la realidad. Y esta ficción me ayudaba a demoler al personaje y daba más fuerza a la verdad. A veces me hacía falta un poco de autoficción para ahogar la realidad. Para la escritura, he adoptado la autoficción... Hasta ahora.
En una entrevista, en 2006, afirmaba: "Yo he experimentado todo tipo de multitud de vidas, he sido budista, zen, he querido convertirme en judía, he sido hippy, he sido burguesa, he sido anarquista (un poco) y después me he vuelto a mi pueblo". ¿Dónde se sitúa ahora?
Ahora soy yo misma. En esta búsqueda de identificación (más que identitaria), yo buscaba pertenecer a alguna cosa. Era el sentimiento de pertenencia lo que me motivaba. Quería ser de algún grupo, de una familia... Porque yo no he vivido vida de familia, he tenido una infancia difícil, sin madre, con un padre anciano que no podía ocuparse de mí, dando vueltas de una casa a otra de Senegal para continuar mis estudios... Por eso quería pertenecer a alguna cosa. Y en la ficción, cuando escribo personajes, me he deshecho de eso.
Durante mucho tiempo he buscado el sentimiento de pertenencia... Ahora me siento completamente liberada de esta pesada carga existencial
¿Ha conseguido deshacerse de la necesidad de pertenecer a alguna cosa?
Yo soy muy católica. Adoro a la Virgen María. Pero con el libro Cacophonies he querido romper con este deseo de pertenecer a la comunidad de católicos, de mujeres, de negros... No quiero pertenecer a nada, a nada de nada... Quiero ser yo misma. Ni siquiera deseo que mi hijo me considere su madre. Quiero tener mi identidad propia, sin creencia de pertenencia de ningún tipo. Ni comunidad de familia, ni de ideas políticas... A cada momento quiero aprovecharme de todo, sin encerrarme en una pertenencia. A partir de Cacophonies siempre estoy lista para la vida, en cualquier momento. Durante mucho tiempo he buscado el sentimiento de pertenencia... Ahora me siento completamente liberada de esta pesada carga existencial.
¿Ha acabado su vida de marginalidad o ya no escribe al respecto?
Yo creo que ahora empieza de verdad la marginalidad de mi vida. Me gusta vivir en los márgenes de las cosas, en la periferia, para hacer de equilibrista entre los diferentes mundos. El hecho de que viva de la manera que vivo, liberada del sentimiento de pertenencia, me ha hecho sentir otra forma de marginalidad. Pero esta forma de marginalidad me complace, porque me permite expresarse y vivir de forma diferente. Soy diferente. Y cada vez más.
A mí, la edad, me da lo mismo. Cada día es como si acabara de nacer...
¿Y cómo lo lleva la gente que conoce?
En Senegal, y en general en África, las personas mayores tienen una aureola de prestigio, pero se le imponen unas duras condiciones de hacer, de vivir... Se les dice lo que a su edad no tendrían que hacer, no tendrían que decir... Pero a mí, la edad, me da lo mismo. Cada día es como si acabara de nacer... Vivo de forma diferente a los otros y a mí me gusta así.
¿Qué le atrae del género negro?
Yo leo mucha novela policíaca, porque a África se envían muchos libros como donaciones, y muchos de ellos son novelas negras, buenas o malas, como las de SAS. Son cosas disponibles, que llegan por cajas enteras. Y así, leemos a Chester Himes, novelas policíacas francesas... Son los libros disponibles en África... Yo de joven leía mucho, y las tramas de las novelas policíacas me atrajeron enseguida... Leía mucha novela negra, y en realidad, la leo todavía. Creo que los africanos nos sentimos muy atraídos por la intriga.
Usted escribió una novela que se acerca al género negro, Rue Félix-Faure...
Había editores que buscaban autores africanos que escribieran novela negra, porque había pocos. A mí me encargaron que hiciera alguna cosa de género negro, y empecé a escribir sobre la explotación de las mujeres mediante la religión. Más tarde el proyecto fracasó por falta de presupuesto, pero continué escribiendo este texto, y al fin salió Rue Félix-Faure. En el futuro tengo el proyecto de escribir una novela negra de verdad.
¿No es una novela negra de verdad, Rue Félix-Faure?
Me habría gustado darle una cadencia más fuerte, como la de las novelas de Mary Higgins Clark. Pero a pesar de todo, Rue Félix-Faure es una novela que me gustaría que se tradujera al español. O al catalán.
A los europeos sólo les gustan los autores africanos que escriben lo que ellos esperan que digan de África
Hoy en día se espera que un escritor africano haga grandes críticas a la sociedad africana...
Los primeros escritores africanos, de antes de las independencias, denunciaron la colonización y la colaboración con los colonizadores. Los escritores posteriores, como Sony Labou Tansi o Ahmadou Kourouma, denunciaron los regímenes de las independencias. Era una época... La época de las desilusiones sucedió a la de las ilusiones. Pero África se mueve. Y no me gusta cómo se la trata a menudo en la actualidad. No puedes denunciar a una sociedad entera... No se pueden criticar de forma sistemática las sociedades africanas. A los europeos sólo les gustan los autores africanos que escriben lo que ellos esperan que digan de África; para ellos la literatura sobre África sólo puede ser denuncia, denuncia, denuncia... Hay autores africanos que tenían mucho de talento, pero que han sido marginados por el mundo editorial europeo, como William Sassine... Sólo se conocen los que viven en Europa y dicen lo que quieren los medios europeos.
¿Pero en África, no hay mucha pobreza?
África sobrevive pese a los conflictos, pero Occidente es como si no quisiera oír hablar de que las cosas cambian. Quiere mantenerse en el cliché de una visión pesimista. Eso es lo que me hace más daño... No estoy de acuerdo en que se ataque sistemáticamente a nuestras sociedades. Pese a la corrupción, a los políticos manipulados por los occidentales y al espolio sistemático, hay muchos africanos que ayudan a sobrevivir al continente con su dignidad. Nosotros, que vivimos en África, sabemos que, pese a todos los peros, la gente resiste. Pese a las desgracias y la pobreza, no hay miseria. La miseria es la pobreza del alma, pero en África se mantiene el sentimiento de compartir, del trabajo hecho... La gente tiene mucha energía, y una dinámica muy optimista, con mucha esperanza.
¿Pero no están peor los africanos que los occidentales?
Occidente no sé si podría sobrevivir cómo sobrevive África, porque aquí si no hay un poco de confort la gente ya tiene un problema. La gente enloquece si se queda 2 horas sin corriente... Y nosotros vivimos en la oscuridad, pero nos espabilamos... En África si hoy se ha comido, ya se está bien. Aquí si en la nevera sólo quedan dos yogures ya es un drama. Nosotros garantizamos nuestra vida con nuestro sistema de "débroullardise" ("buscarse la vida").
Hay más miseria en Europa y en Estados Unidos que en África
¿En el África no hay miseria?
En el continente africano hay pobreza pero no hay miseria. La miseria es cuando la situación negativa afecta al espíritu, el corazón, la esencia misma del individuo... En realidad, hay más miseria en Europa y en Estados Unidos que en África. En África todo el mundo se pasa el día, siempre, buscando soluciones, no planteándose problemas. Las sociedades occidentales son cerradas, insolidarias. La gente no se saluda... El sistema los ha cerrado. Occidente tiene un problema espiritual.
¿Así pues, no se tendría que denunciar la miseria africana?
Lo que se tendría que denunciar es el orden mundial de las cosas. No sólo es que los antiguos colonizadores se hayan vuelto neocolonizadores, sino también que la clase política se haya convertido en una élite corrupta en todo el Planeta, que se esté destruyendo el medio ambiente (como el Parque Nacional de la Langue de Barbarie) y que ahora se hayan cerrado las fronteras, cuando los europeos han ido por todo el mundo, lo han ocupado todo. Los europeos pueden moverse, pero nosotros no...
¿Es contraria a la regulación de las migraciones?
La migración es un fenómeno natural... Y como más se cierren las fronteras, más inmigración ilegal habrá. Porque la gente que viene a buscar trabajo y no lo encuentra, ahora tiene miedo de marcharse, porque sabe que después tendrá problemas para volver a entrar.
No es cierto lo que se explica en Occidente sobre las mujeres africanas
A menudo el feminismo europeo critica la situación de las mujeres africanas...
No soporto a las críticas infundadas sobre la situación las mujeres africanas, o sobre los homosexuales africanos. No es cierto. Eso me irrita mucho. Se puede partir de un caso y después se generaliza sin fundamento. Estoy harta de los escritores africanos que sólo saben decir que en África las mujeres son desgraciadas y sufren. La embajada de Estados Unidos protege a los homosexuales de Senegal explicando que están amenazados de muerte. Pero no es verdad. Yo tengo un sobrino que es homosexual. Ha tenido problemas con sus hermanos y yo lo defiendo, pero nadie lo quiere matar. En África no se pega a las mujeres. Hay casos en que se pega a las mujeres, pero eso no es habitual. En África una mujer es una madre. Los hombres llaman "madre" a las mujeres... Y con la crisis económica son las mujeres las que se ocupan de los hogares, y eso les da fuerza y dignidad. El medio urbano pobre es violento, pero no es que haya violencia directa sobre las mujeres.
¿Las mujeres africanas no están en una posición de inferioridad?
Aquí circula la idea de que las mujeres africanas son sumisas, que se dejan mandar por los hombres. Pero muy a menudo son las mujeres las que mantienen el hogar y, justamente por eso, no se tienen que justificar por nada... Las africanas tienen mucho orgullo por el hecho de sostener a la familia, por poco que ganen. Las mujeres africanas no son desgraciadas... Son guapas, alegres, atractivas, enérgicas...
Me gustaría publicar mi próximo libro en alguna editorial africana
¿Qué planes de futuro tiene?
He escrito un libro sobre la inmigración, pero es muy diferente de lo que escriben otros autores. Estoy revisándolo por última vez. Pronto lo tendré a punto. Me gustaría publicarlo en alguna editorial africana, con el fin de promover el mercado editorial africano. Quiero ser consecuente conmigo misma. Si digo que amo a África, tendría que plantearme esto de editar mis libros en Europa. Veremos.