El cantautor vasco Kepa Junkera presenta este jueves, en el Auditori, a las 21h, su último álbum, Fok (Satélite K), en el que explora la música de los Països Catalans con la colaboración de algunos de los nombres clave de la música folk catalana. En este concierto, coorganizado por el Tradicionàrius y el Festival Barnasants, Junkera no estará solo: le acompañarán Marina Rossell, Gemma Humet, la Cobla Sant Jordi, El Pont de Aracalís y los Bastoners de Vilafranca, entre otros. Son sólo una muestra de los más de 200 músicos de todo el territorio lingüístico que han colaborado en esta grabación, que versiona 34 temas tradicionales (entre los cuales no falta una versión de Els Segadors cantada por Marina Rossell). Junkera es un reconocido artista folk, con un estilo muy personal, que incluso ganó, en 2004, un Grammy Latino en la categoría de mejor álbum folk.

¿Qué es Fok?

Fok es una cosa muy especial para mí, sobre todo por el respeto y la admiración que profeso por la cultura de los Països Catalans. Cuando a través de la música te acercas a un mundo muy mágico, lo acabas sintiendo como una cosa de una gran emoción, única... Para mí, Fok va unido a otro proyecto que hice sobre Galicia: Galiza. Los dos me han permitido acercarme a una cultura hermana de una forma no turística, de una forma que viaja en el tiempo...

La cultura de los Països Catalans es inalcanzable

¿Cuál ha sido la mayor dificultad para versionar los temas de la música catalana?

La mayor dificultad es que se trata de una cultura inabarcable. En el disco tienes que dejar muchas cosas fuera que querrías incorporar. Aunque es un disco doble con un montón de material, te quedas con las ganas de meter más cosas. El resto ha sido superfácil, porque los músicos han sido muy amables. No ha habido ninguna dificultad. Quizás porque estoy especializado en este tipo de proyectos. No les tengo miedo: desde el principio sé que me lo pasaré bien. Cada proyecto es un sueño. Es una cosa que hago porque quiero, no porque sea un encargo. Lo disfruto ya desde el momento en que lo pienso, y después lo disfruto en todo momento, mientras dura.

¿Qué temas le han resultado más emotivos?

Es difícil quedarse con uno, hay muchas cosas muy poderosas. Pero pensándolo mucho, quizás me quedo con el tema que abre el disco, un canto de batir del País Valencià, muy especial. También El Russinyol. Fue uno de los primeros temas catalanes que escuché, en la película La fuga de Segovia, y ya entonces me impresionó. Pero también son fascinantes los himnos: la Muixeranga, la Balanguera, Els Segadors...

¿Cómo se lo ha hecho para movilizar a lo mejor de la música folk catalana? Prácticamente todos los músicos de este ámbito (y algunos de otros) han colaborado en este álbum...

Son muchos años de amistad, de viajes, de conciertos, de respeto mutuo... Y estas relaciones forman las colaboraciones. Agradezco mucho la confianza que me han dado, su generosidad, pero creo que eso se fundamenta sobre el trabajo hecho anteriormente.

Fok me ha hecho sentirme parte de la cultura catalana

¿Qué le ha aportado el trabajo hecho en este álbum?

Para mí, sobre todo, Fok me ha ofrecido emociones. Me ha hecho sentirme parte de esta cultura. Es una forma de adentrarse en los Països Catalans, y en las personas que construyen su cultura. Y eso es una cosa impagable para mí. Este no es un proyecto en el que busco números, sino otro tipo de sensaciones, y las he conseguido.

¿Cómo fue el proceso de grabación?

Yo me juntaba con los músicos catalanes y discutíamos los temas que me proponían. Me gusta que ellos me sugieran sus canciones preferidas. Y a partir de allí empiezo a trabajar. A los artistas les grabo su voz, a menudo a capella y veo qué se puede construir en torno a aquella melodía. Y a partir de aquí trabajo yo. En el momento en que pongo la txalaparta, la trinkitixa o mis instrumentos, descolocas la melodía, y así recreas la canción. A veces junto un tema de Catalunya con uno de Balears... Uso una forma de trabajar muy libre, pero los artistas de los Països Catalans, porque conocían mis trabajos anteriores.

¿Y el proceso de edición?

Yo trabajo los materiales en casa, donde tengo un pequeño estudio. Lo hago pasándomelo bien. Voy tocando, voy imaginando las adaptaciones, voy construyendo los temas... Todo con rapidez, todo muy instintivo. No hay una estrategia mental muy elaborada, sale todo de forma natural. Es muy bonito.

¿Cuándo de tiempo en total le ha llevado hacer Fok?

El disco lo empecé en Arsèguel, en los Pirineos, el 28 de diciembre de 2016, y el 28 de diciembre de 2017 hice un preestreno del álbum en Torroella de Montgrí. Ahora será el estreno oficial, en el Auditori. Pero tiene trampa, decir que he tardado un año en hacerlo, porque este trabajo está basado en experiencias anteriores: llevo 40 años en este trabajo... Si tuviera que empezar de cero tardaría mucho más. Y mi carácter me ayuda. No dudo. Sé tomar decisiones rápidamente. Cuando veo que tengo la motivación y la energía que necesito, hago una cosa.

Al quemar un acordeón quería hacer una especie de catarsis. Quería demostrar que iba a por todas

Para la cuña del álbum quemó un acordeón. ¿No le dolió?

Me costó. Yo lo guardo todo. Pero quería hacer una especie de catarsis. Quería demostrar que iba a por todas. A veces hay que hacer un acto fuerte. Y había que hacerlo para demostrar lo que es el fuego y lo que significa para esta cultura. Por eso titulé el álbum Fok. Siempre me han llamado la atención los grupo rock que en sus actuaciones rompen una guitarra, y pensé que los músicos populares también deben ser capaces de tener esta energía. Lo más importante es que aquello que creas sea más fuerte que aquello que destruyes.

¿Fue idea suya o de los responsables de la publicidad?

Se me ocurrió a mí... Nadie me lo sugirió. Fue muy especial para mí... Yo todavía guardo la pandereta de mi abuelo, rota, porque no quiero cambiarle la piel, que es la que él tocaba... Pero quemar el acordeón (que era muy viejo) no es una provocación. Yo soy una persona discreta, que piensa que es en el trabajo donde tienes que demostrar tu fuerza. Pero a veces estos rituales son convenientes, son necesarios...

Yo soy autodidacta. Me dejaron un acordeón unos amigos a los 10 años y empecé a jugar con él

¿Cómo definiría su música? Empezó con la música tradicional vasca pero ha evolucionado mucho...

Yo soy autodidacta. Me dejaron un acordeón unos amigos a los 10 años y empecé a jugar con él. Nosotros en casa no teníamos tocadiscos, y yo ni siquiera fui a un concierto cuando era niño... Pero aprendí la música a través de mi madre, que tenía una gran pasión por ella. Yo he empezado a componer solo, y a partir de aquí he empezado mi colaboración con grupos... Hasta que llega un día, sin ni darte casi cuenta, que ya tienes una trayectoria, una experiencia... La gente como nosotros hacemos viajes muy personales.

¿Así pues, no pasaste para|por ninguna escuela de música?

Yo no me cambio por nadie, aunque me habría gustado tener más estudios. Ahora vivimos en un mundo muy estandarizado, donde todos los programas musicales ofrecen cosas muy estandarizadas, muy academicistas, muy homogéneas... Y a mí lo que me gusta es que haya diversidad... Si nos diluimos, perdemos muchas esencias que tenemos. Yo no he estudiado, pero ahora soy consciente de que he tenido mucha suerte. A mí, cuando empecé, me atraían la txalaparta, la pandereta... Y entonces no estaban de moda, pero eso me ha dado mucha personalidad y mucho camino virgen para trabajar.

He tenido el privilegio de tocar con grandísimos músicos, y eso también te transforma a nivel personal

En sus álbumes ha explorado la fusión con la música cubana, pero también con la brasileña, a la gallega, la irlandesa... ¿Porque estas y no otros?

Lo que me mueve, habitualmente, es la admiración por muchos músicos que he ido conociendo. Por ejemplo, en Cuba colaboré con Rolando Luna: grabé mis temas con este pianista, que es un genio del jazz. Mis viajes han sido una escuela. He tenido el privilegio de tocar con grandísimos músicos, y eso también te transforma a nivel personal. He tocado con auténtico magos, que son gente increíble. Cuando ves hacer magia, siempre te queda alguna cosa.

Hay gente que no se acerca al folk, que lo considera una música antigua o poco atractiva. ¿Qué pasa?

Yo no considero ninguna música ni nueva ni vieja. Para mí las músicas populares siempre están de actualidad. Yo vivo mucho el presente y el futuro. Mis ideas siempre avanzarán, pero con un gran respeto por lo que viví en casa. El folk para mí es muy contemporáneo. Pero yo siempre busco nuevas formas. Tengo un sentido del ritmo que creo que es muy moderno, aunque uso instrumentos antiguos. Lo nuevo y lo viejo es muy relativo. Yo he seguido mi camino, y no acostumbro a preguntar opiniones a nadie.

¿Crees que el folk tiene futuro?

Para mí esta música es lo más exportable que tenemos en la Península. Cuando hacemos, jazz, rock o música electrónica, podemos hacer cosas muy atractivas, pero a menudo las ha hecho ya alguien antes que nosotros. Yo he sido amigo de los mejores músicos irlandeses (admiro la música irlandesa). Pero si ellos me llaman no es para tocar música irlandesa; si me llaman es para que aporte mi música. Yo estoy en la línea de trabajar desde lo "nuestro". Los que hacemos música tenemos que aprender a aprovechar aquello que tenemos y que no tienen el resto. Crear con lo que tenemos en casa no quiere decir que no miremos al mundo, ni que no nos fijemos y dejemos influir por los grandes músicos. Cuando hago Fok me doy cuenta de que en los Països Catalans tenéis melodías impresionantes. El problema es que los medios a menudo no muestran ningún interés por nuestras músicas. Es una cosa de locos.