¿Cuál es la mejor canción del verano escrita nunca en catalán y por qué es "Estiu" de Zoo? Los franceses tienen una de las expresiones más bonitas del mundo para argumentar la respuesta: el término coup de coeur, una forma de llamar a aquel tipo de júbilo en el pecho profundo e inesperado que provoca un enamoramiento instantáneo, una emoción inefable, una injusticia conmovedora o, evidentemente, una canción.
Todos tenemos canciones que desde el primer momento nos han provocado un coup de coeur inolvidable, pero raras veces estas canciones eran una canción del verano, es decir, aquellas composiciones que año tras año aparecen a mediados de primavera y se acaban convirtiendo en las reinas de todas las radiofórmulas, pistas de baile, parrandas de Fiesta Mayor o celebraciones deportivas de final de temporada. El 99% de las canciones del verano nacen implícitamente con una fecha de caducidad y condenadas a caer en el olvido tal buen punto llega el otoño, pero hay un 1% de aquellas canciones que no sólo consiguen envejecer bien y superar fríos, calores y tantos cambios de calendario como haga falta, sino que con el paso de los años se mantienen en la memoria colectiva con un regusto siempre mágico. En definitiva, canciones nacidas con el propósito de hacer mover las caderas en una verbena en la playa pero que con el tiempo serían aptas, incluso, para sonar en una ceremonia funeraria aconfesional y moderna.
Cuando el 19 de junio del año 2014 Toni Sánchez (a.k.a. Panxo) publicó en Youtube el primer videoclip de la historia de su nuevo proyecto musical, denominado Zoo, seguramente ni él se imaginaba que una semana más tarde aquella primera canción que hablaba de un verano en concreto se convertiría en el himno de los veranos de miles de jóvenes -y no tan jóvenes. 25.000 reproducciones en la primera semana demostraron desde el primer momento que aquella canción, publicada en verano sin pretender en ningún momento ser una canción del verano, tenía alguna cosa especial y diferente. Seis años más tarde y con casi seis millones de reproducciones, visionar el videoclip con las imágenes de la desértica playa del Auir y de Panxo conduciendo una scooter sin casco por los caminos salvajes cerca de la desembocadura del río Vaca es como reencontrarse con aquel antiguo amor fugaz a a quien abrazas después de años sin veros y su olor todavía es capaz de removerte alguna cosa por dentro. Quizás por eso las escenas del videoclip, rodado entre Xerraco y Gandía, siguen provocando una picadura tan agradable como la de la primera vez que oímos aquello de "Se'n va el dolor amb l'olor a mar,/ les primaveres demanen vida, l'estiu arriba".
Aquella mañana del 19 de junio no existían los stories de Instagram, evidentemente nadie conocía el significado del término "Tik tok" y, por mucho que ahora nos cueste creer, todos hacíamos vida en Facebook. Un amigo compartió el videoclip de la canción y añadió "Menudo buen rollito esto que llega de Valencia", y humildemente temí que simplemente fuera la enésima canción festiva, rumbera y con una de aquellas letras tan vacías de contenido que uno sólo es capaz de cantarlas o bailarlas cuando no es consciente de aquello que se hace, o sea, cuando el ridículo adelanta la dignidad por el carril de la izquierda a altas horas de la madrugada y después de una ingesta masiva de alcohol o sustancias más delictivas. Por suerte me equivoqué y mi amigo tenía razón: aquello no era una cancioncilla más de idealistas inocentes, sino un hit donde se conseguía transmitir la angustia de los jóvenes ante la precariedad laboral, la incertidumbre vital y el presente desolador de una generación que quiere "mirar als ulls si un dia arriba l'hora,/ que no puc ser feliç amb tanta merda allí fora", pero sin dejar de glosar la playa, el relax, las bebidas frescas y los amores a primera vista en unas vacaciones de verano.
"Ací no fem merda facilona, ací fem himnes", afirma el segundo verso de la letra, por eso, a pesar de ser un single sin pretensiones aparentes, la canción nació afortunadamente para convertirse en lo que ha acabado siendo: el inicio de una de las trayectorias musicales más exitosas en los Países Catalanes en esta segunda década del nuevo milenio y, sobre todo, un himno generacional y atemporal que verano tras verano, cuando aparece la canción del verano de turno, me confirma que "res del que passa és comparable" a "Estiu".