El 14 de junio de 1991, 21.104 personas se reunieron en el Palau Sant Jordi para ver en directo Sau, Sopa de Cabra, Els Pets y Sangtraït. Fue la noche que el rock català conquistó Barcelona, su gran noche. Pero no para todas las bandas significó lo mismo. Els Pets llegaban a la cita en último lugar de popularidad y fueron los grandes triunfadores de la velada. Contrariamente, a punto de firmar para una multinacional y grabar un disco en castellano, Sopa de Cabra, entonces la banda más popular de aquella generación, lo vivieron rodeados de polémica. Revivimos aquella noche de boca de sus protagonistas, tal como me explicaron en el libro Tocats de l'ala. Història oral del rock català (Contra, 2018)

JAUME MARTÍNEZ (mánager de Els Pets): Antes de llenar el Palau Sant Jordi, llenamos todos los pueblos. De aquella época, recuerdo especialmente los conciertos que programaba en la plaza de las Nacions sense Estat de Tàrrega durante la Feria del Teatro. Por allí pasaron todos: Sau, Sopa de Cabra... y la plaza se reventaba; de hecho, dejaron de organizar conciertos porque eclipsaban los espectáculos teatrales.


JOAN CARLES DOVAL (Discográfica Picap): El concierto del Palau Sant Jordi es una idea que parte del concierto Tot el Rock del Born, que organizó Jordi Margarit, que entonces trabajaba para Convergència. Aquella noche, la del 17 de noviembre de 1990, en el antiguo Mercado del Born de Barcelona, fue cuando el rock catalán realmente estalló.

JORDI MARGARIT (Coordinador Territorial de Catalunya Radio): Convergència Democràtica de Catalunya organizaba cada año una fiesta, de la misma manera que el PSUC montaba la Fiesta del Trabajo. Eran fiestas donde la música tenía un papel muy importante. Es más, yo había tenido una relación muy directa con las fiestas del PSUC porque a inicios de los años ochenta, durante tres o cuatro ediciones, fui el presentador del escenario central. Ya había colaborado con Convergència un par a veces en la organización de su fiesta, y aquel año, 1990, me volvieron a pedir que colaborara con ellos. Les propuse montar un gran concierto de grupos de rock que cantaran en catalán, ya que era consciente de que pasaba alguna cosa con el rock que se estaba haciendo en el país. Les pareció una buena idea. Contacté con Jaume Martínez, de Management i Disseny d’Espectacles; ya había trabajado anteriormente con Convergència, porque también se dedicaba a la producción de acontecimientos. Además, también era el mánager de Els Pets, que curiosamente no actuaron: se negaron, no sé si por motivos políticos o musicales. Como Els Pets no vinieron, Jaume llevó a otra de sus bandas, La Madam. Completamos el cartel con La Gran Aventura y los tres grandes: Sau, que eran de Michel González; Sopa de Cabra, de Salseta Discos, y Sangtraït, de Joan Carles Doval.


JOAN CARLES DOVAL: El día antes del concierto del Born, cuando los grupos fueron a hacer las pruebas de sonido, flipé al ver a tanta gente con sacos de dormir haciendo cola. Cuando nos propusieron que Sangtraït participara en aquel minifestival, sentí canguelo. No sabía si vendría gente, porque hasta entonces parecía que no habíamos conseguido entrar en Barcelona y las radios no pinchaban nuestros discos. Aparentemente, éramos unos desconocidos totales. Pero aquello lo reventó.

JAUME MARTÍNEZ: Se agotaron todas las entradas en un abrir y cerrar de ojos, pero dejamos el 20%, como era obligatorio, para vender en las taquillas. Se creó tanta expectativa que el día antes hubo gente que se quedó a dormir en la calle para no quedarse sin entradas.

JORDI MARGARIT: El Mercado del Born se quedó pequeño. Horas antes de empezar, ya había unas colas larguísimas. Se metieron entre tres mil y cinco mil personas, muy apretujadas. Los de Convergència no debieron tener los permisos del todo en orden, ya que recuerdo que vino la Guardia Urbana porque los vecinos se estaban quejando del ruido. Pero apareció un abogado del partido que se los llevó a |tomar un café y los prometió que aquello se acabaría enseguida. Uno 'enseguida' que acabó siendo horas más tarde. Los de Convergència flipaban, porque no habían tenido nunca tanta gente en ninguna de sus fiestas.

JAUME MARTÍNEZ: Era evidente que teníamos que dar un gran concierto en Barcelona para dar entidad a todo aquel movimiento.

JOAN CARLES DOVAL: Ya aquella misma noche, tuvimos una conversación informal con Michel González, que entonces era el mánager de Sau, y con Jaume Martínez y la gente de la Salseta, que llevaban a los Sopa de Cabra. En un momento de esta charla dijimos hagan una grande, un Palau Sant Jordi.

SALVADOR ESCRIBÀ (discogràfica Salseta Discos): La idea era montar un gran acontecimiento para acabar de consolidar el rock catalán, para demostrar que la música hecha en catalán movía multitudes, igual que movía multitudes un concierto de los Rolling Stones.

MICHEL GONZÁLEZ (mánager de Sau): Al día siguiente del concierto del Born, todos los mánagers nos encontramos. Quedamos para comer en un restaurante de los Jardinets de Gracia. Allí decidimos que daríamos el concierto del Palau Sant Jordi. Yo lo tenía claro; era parte de mi plan. Para Sau, tenía pensado dar cien conciertos durante el año 1991 y acabar con uno de muy grande en Barcelona.

JAUME MARTÍNEZ: Desde el principio, tuve claro que aquello funcionaría, e incluso sugerí que hiciéramos no uno, sino dos conciertos, y más todavía cuando se habían agotado todas las entradas muchos días antes. Mi propuesta era hacer dos sesiones, un concierto de tarde y otro de noche, pero no todo el mundo lo vio claro.

MICHEL GONZÁLEZ: En aquella primera reunión también acordamos que iríamos a hablar con Ramon Muntaner para que nos ayudara, aunque Doval y yo no estábamos muy de acuerdo en que la Generalitat entrara en juego. El resto tenían miedo de palmarla económicamente, cuando era una historia que se sabía ganadora desde el primer día. Tampoco veían muy claro dar un concierto en el Palau Sant Jordi porque temían que, haciendo uno tan grande, quemaríamos la capital y todas las ciudades de los alrededores, y ya no podríamos dar ningún concierto más en Barcelona hasta al cabo de mucho tiempo. Era la típica mentalidad catalana de tendero. Lo entendía, pero me fastidiaba esta poca ambición. Yo lo veía tan claro que me habría arriesgado a hacerlo únicamente con Sau.

JOAN CARLES DOVAL: Una vez ya acordamos hacer el Sant Jordi, Jaume Martínez se cagó. Tenía miedo de perder dinero. Manel de Salseta Discos estaba así, así. Los que lo teníamos más claro éramos Michel y yo. Jaume, que era muy amigo de Ramon Muntaner, que ya era director de Ressons, nos pidió que le dejáramos hablar con Muntaner.

RAMON MUNTANER (Director de Ressons): Con Ressons me marqué varios objetivos. El principal pasaba para conseguir una presencia mayor de música en catalán a los medios, ya que casi no había.

JAUME MARTÍNEZ: Cuando nos reunimos, la primera respuesta de Muntaner fue que no nos podía ayudar, a que no tenía presupuesto. Mi réplica fue que nosotros, los cuatro managements, haríamos de empresa; lo único que le pedíamos era que, si había pérdidas, nos llenara. Él lo aceptó con la condición que, si había beneficios, la Generalitat se llevara un tanto por|para cien, creo que un 15%.

RAMON MUNTANER: La angustia de los mánagers era que un acontecimiento de estas características necesitaba una partida de dinero importante de salida que ellos no tenían para hacerlo posible. Ressons se hizo cargo de esta primera inversión. Sin embargo, a diferencia de lo que dice la leyenda urbana, el concierto del Sant Jordi no supuso ningún coste para la Generalitat; al contrario, como fue un éxito tan rotundo, todo el mundo ganó, incluida la Generalitat.

JOAN CARLES DOVAL: El acuerdo a que llegamos con Ramon Muntaner fue que Ressons adelantaría la pasta para organizar el concierto y que los grupos cobrarían su caché tanto si había ganancias como pérdidas. Pero que, si había ganancias, un tanto por ciento se repartirían entre los grupos y el resto de los beneficios irían a parar a la Generalitat. Era un acuerdo que a mí, personalmente, me daba vergüenza, porque la Generalitat no hacía de Generalitat, sino de empresa. Eso fue uno de los hechos que provocó que se nos acusara de funcionarios y subvencionados. Para lavar un poco la cara, sí que conseguí incluir en el último minuto una cláusula que decía que, si había beneficios, a la Generalitat les tendría que reinvertir en música. El gran acierto que tuvo a Ramon, sin embargo, fue que supo hacerse suyo el concierto.

MICHEL GONZÁLEZ: Los mánagers nos repartimos tareas como la producción del concierto y la comunicación, pero Ressons lo acabó controlando todo: se hizo cargo del alquiler del Palau Sant Jordi, de la venta de entradas, del pago de los cachés de los grupos... De todos modos, el rock catalán no triunfó gracias a la Generalitat. Como mánager de Sau, me pasaba todo el día colgado al teléfono, porque en aquel momento el volumen de contratación era brutal. ¡En un año y medio llegamos a dar 141 conciertos! No necesitábamos la ayuda de nadie.

JOSEP MARIA HARNÁNDEZ RIPOLL, TXUSKI (Periodista del diario Avui y TV3): Para Ressons, fue un caramelito, porque con este concierto su trabajo tuvo repercusión: pudo exponer qué hacía. Y Convergència, a través de Ressons, se adjudicó el éxito de aquella movida, cuando no fue así ni mucho menos. Se vendieron 21.104 entradas: no se puede manipular a tanta gente. Desde el Canet Rock de 1978 que no se vivía nada así en Catalunya.

LLUÍS GAVALDÀ (cantante y guitarrista dels Pets): El entorno del Sant Jordi fue muy tóxico. Se creó una especie de campaña artificial para defender que se tenían que incluir más grupos y que se tenían que incluir grupos que cantaran en castellano porque, si no, no se representaba el rock que se hacía a Catalunya en su totalidad, como si en los conciertos de los grupos que cantaban en castellano alguien nos echara de menos. Pero de un argumento tan absurdo se escribieron un montón de artículos y hubo polémica hasta mucho después del concierto.

PEP BLAY (periodista del diario Avui): Sobre el número de grupos que tenían que participar en el concierto del Palau Sant Jordi hay varias versiones. La oficializada es la que dice que, ya desde un principio, se acordó entre los mánagers que sólo fueran los cuatro grupos que actuaron. Pero también se dice que se habló de la posibilidad de que fueran seis u ocho grupos, los que tocaran. Y que del Camp de Tarragona se dudó mucho entre Lax'n'Busto y Els Pets, que en aquel momento estaban más o menos igual con respecto a la popularidad. Y en Girona también había los Umpah-Pah, que no se podían discutir por ningún sitio, porque como banda eran espectaculares y al frente tenían un genio como Adrià Puntí. Eran la banda de culto.

ÀLEX ESLAVA (discográfica Discmedi): Los Lax'n'Busto habrían podido entrar perfectamente en el concierto del Palau Sant Jordi. Aquello fue como fue. Hubo aquellas cuatro cabezas de cartel de aquellos cuatro mánagers. En aquellos momentos, a los Lax'n'Busto los llevaba Elisabet, su primera manager, y ella, que trabajaba muchísimo pero iba por otros caminos, no supo situarse en aquel círculo. Pero de poder ser, habrían podido estar perfectamente.

PEMI FORTUNY (cantante de Lax'n'Busto): No nos fastidió no formar parte del cartel, ni sentimos envidia ni nada. De hecho, yo fui de público. Recuerdo que, entre un concierto y el otro, por las pantallas gigantes pusieron el vídeo de nuestro tema 'Tinc fam de tu' y todo el Palau Sant Jordi se puso a cantarlo. Fue impresionante. Mucha gente dice que faltamos nosotros. Nos habría gustado formar parte del cartel, evidentemente, pero creo que, de alguna manera, también nos fue bien no estar. Mientras todo el mundo señalaba aquellos cuatro grupos para las cosas buenas y las malas, nosotros pudimos ir haciendo la nuestra. No nos perjudicó no estar; quizás nos benefició.

PEMI ROVIROSA (guitarrista de Lax'n'Busto): Ya nos iba bien y nos gustaba que la gente nos viera un poco como las víctimas, como el grupo que merecía haber estado allí pero del cual se olvidaron [ríe].

JIMMY PIÑOL (batería de Lax'n'Busto): Encuentro que quedarnos fuera ni nos benefició ni nos perjudicó. Siempre hemos ido haciendo un poco en paralelo. No disfrutamos de la repercusión mediática que tuvieron los cuatro, pero aquel mismo año 1991 publicamos nuestro segundo disco, del cual vendimos cuarenta-mil copias. Y en 1993 publicamos Qui ets tu? [Discmedi, 1993], del cual vendimos más de treinta-mil.

JESÚS ROVIRA (bajista de Lax'n'Busto): Aun así, el Sant Jordi fue positivo, porque se consiguió que se hablara del rock hecho a Catalunya, y eso nos beneficiaba en todos. De la misma manera que también es cierto que, más allá del Sant Jordi, se vivieron muchas otras noches del rock catalán por todo el país. Recuerdo conciertos con otros grupos y miles de personas de público en Riudarenes, en Linyola... O festivales como el Rock'n'Reus, que fue una semana después del Sant Jordi y a la cual vino un gentío espectacular.

JIMMY PIÑOL: Aquello del Rock'n'Reus fue una barbaridad. En aquel campo se reunieron nueve o diez mil personas. Hubo grupos tocando desde la tarde hasta bien entrada la madrugada.

JAUME PAPELL (cantante y guitarista de Tancat per Defunción): Si en lugar de cuatro hubieran tocado cinco grupos, quizás Tancat per Defunció habríamos entrado. Quizás en aquel momento estábamos funcionando un poco más que Lax'n'Busto. Aunque ellos habían sacado un disco antes que nosotros, todavía no habían publicado el segundo, lo que tenía la canción de 'Miami Beach', que los lanzó hacia arriba. Todavía guardo las entradas sin romper del concierto. Estábamos grabando nuestro segundo disco, LLança't, y no pudimos ir. Pero muchos de los amigos que estuvieron me explicaron que, antes de empezar el primer concierto, por megafonía sonó nuestra canción 'Com vols que t'ho digui' y que todo el mundo la coreó. No haber tocado al Palau Sant Jordi no fue una espineta pintiparada. Lo que sí que es cierto es que, si antes del concierto todos íbamos tocando más o menos igual, después del concierto la contratación de aquellas bandas se multiplicó. Se creó, por así decirlo, una primera división que todo el mundo tenía que conocer y una segunda que íbamos detrás.

SALVADOR ESCRIBÀ : Los Sopa se enfadaron un poco cuando supieron que la Generalitat estaba detrás del concierto del Palau Sant Jordi.

GERARD QUINTANA (cantante de Sopa de Cabra): Veníamos de hacer exactamente lo mismo a muchos pueblos y ciudades del resto de Catalunya, donde las cuatro bandas —o tres, o seis— llenábamos pabellones y campos de fútbol. El reto era hacerlo en un lugar|sitio tan representativo como el Palau Sant Jordi de Barcelona, ciudad que siempre se había mostrado reticente a todo este fenómeno que algunos creían ramplón y de comarcas. Los managements nos lo propusieron y nos pareció cojonudo. La Salseta, que en aquella época nos publicaba los discos y también nos llevaba el management, sabían perfectamente como éramos, y no diré que nos tenían miedo, pero sí cierto respeto, porque|para que con según qué temas nos podíamos enfadar y liar-la. El problema fue que no nos dijeron a tiempo que habían cerrado un acuerdo con Resonancias para organizar el concierto. Lo descubrimos a la prensa, en un taxi un día que estábamos en Barcelona y teníamos que ir a hacer una sesión de fotos con el resto de grupos ante|delante de el Palau Sant Jordi para un reportaje que en Txuski tenía que escribir al Hoy. De repente, nos empezamos a dar cuenta de que tras aquella movida había el consejero|conseller Guitart, en Bru de Sala, en Muntaner...

CUCO LISICIC (bajista de Sopa de Cabra): En un principio tenía que ser una historia entre los grupos, y acabó siendo una historia de la Generalitat. Que tuviéramos que ir a hacernos fotos para que pudieran vender su movida lo encontramos un poco descarado. El problema fue que lo supimos una vez ya estaba hecho. Es de aquellas cosas que te pasan cuando eres joven y no estás encima de los temas o no tienes el control.

GERARD QUINTANA: Nosotros no fuimos nunca convergentes, sino más bien todo el contrario. Eran el otro lado. Vernos envueltos en todo aquello... Nos enfadamos y no nos presentamos a la sesión de fotos. A partir de allí empezó un toma y daca|tira y afloja. La foto de todos los grupos era un encargo expreso|exprés de la dirección del Hoy, y, como que no nos presentamos, a Txuski le picaron la cresta. Como venganza, él publicó un artículo en que nos metió mucha caña. Recuerdo que hasta y todo Pilar Rahola escribió una columna en que todavía nos metía más caña. Pecamos de ingenuidad; veníamos de una etapa de una intensidad muy alta y una velocidad vertiginosa. Muy probablemente éramos la banda|lado que entonces tiraba del carro del rock catalán.

JOSEP MARIA HERNÁNDEZ RIPOLL, TXUSKI: Quedé con todos los grupos porque teníamos que hacer un artículo del concierto al diario y pactamos una foto de familia con los cuatro. El más inteligente fue Lluís Gavaldà, que, cuando supo que tras el concierto había Ressons, envió Les Llufes a hacerse las fotos.

LUCIERA GAVALDÀ: Yo y todo el mundo sabíamos con mucha antelación que Ressons también ayudaba en la organización del concierto. No fue ninguna sorpresa ni ningún trauma, al menos para nosotros. Si envié Les Llufes, a hacer la foto, no fuiste para protestar para nada. A nosotros no nos chirrió nunca que Ressons apostara por el concierto; de hecho era ni más ni menos su trabajo: ayudar a la cultura autóctona y dar apoyo. Otra cosa es que se apropiara de una iniciativa que no era suya, pero eso ya sueño higos de otro pandero. En el fondo, yo creo que fuimos víctimas de un fuego cruzado entre las dos Catalunyes de aquel momento, la convergente y la socialista; de aquí vinieron todos los malentendidos.

JOSEP MARIA HERNÁNDEZ RIPOLL, TXUSKI: A diferencia de Els Pets, cuando los Cena de Cabra abrieron el diario y vieron el anuncio de Ressons, lo que hicieron fue matar al mensajero. Y en este caso el mensajero era yo. Y como me putearon a mí, yo me fui de la boca y en un artículo revelé que iban a grabar|gravar un disco en castellano.

LUCIERA GAVALDÀ: En Txuski era el típico crítico musical que adoraba el lío|poso, el enfant terrible del periodismo musical de la época, catxondo pero sin escrúpulos, capaz de entrar en tu camerino, vaciarte la nevera y después dejarte a la altura del betún a su crónica. De hecho, la canción 'Quién eres tú' de los Lax'n'Busto, si lo tengo bien entendido, está dedicada a ello, y no lo deja muy bien.

PEMI ROVIROSA: No es verdad, eso de Txuski y la canción 'Quien eres tú', aunque se ha dicho|llamado más de una vez. No puedo decir nombres concretos ni en quienes pensaba cuando escribí esta canción, porque eran unos cuantos y por diferentes motivos. En general, fue una mezcla de críticos musicales y gente de mi entorno personal; no querría ponerles nombres y apellidos. Això d'en Txuski viene de lejos; una vez nos hizo una crítica de un bolo en la Zeleste muy bestia que rozaba la falta de respeto, un artículo muy irónicamente destructivo, cuando la respuesta del público, que reventó la sala, fue buenísima.

JOSEP MARIA HERNÁNDEZ RIPOLL, TXUSKI: Sopa de Cabra no querían dar la noticia que harían un disco en castellano hasta después del concierto. Lo gestionaron mal, porque, además, su sueño no era conquistar España, sino conquistar América del Sur.

GERARD QUINTANA: Habían empezado a salir rumores, pero en aquel momento todavía no nos habíamos planteado cantar en castellano. Sí que es cierto que, una vez dimos el paso, nos planteamos entrar en el mercado de América del Sur. Pero la industria no nos permitió dar el salto directamente a las Américas.

JOSEP MARIA HERNÁNDEZ RIPOLL, TXUSKI: Después de aquello, la relación se devolvió xunga. Sopa de Cabra es el grupo catalán de la historia que ha tenido más novias y que ha vendido más discos, pero lo que ha gestionado peor su carrera. Els Pets fueron el contrario: sus primeros discos eran infumables, pero hablabas con ellos y eran lo bastante auténticos y tenían bastantes cojones para reconocerlo.

GERARD QUINTANA: En sentido contrario al Hoy, El País publicó un artículo para defendernos firmado por|para... Alejo Vidal-Quadras. Cuando lo vimos, se nos heló todo. No queríamos que nos defendiera a nadie, y todavía menos gente como Vidal-Quadras. Éramos en el centro del huracán y el ambiente se crispó muchísimo. Pero, en buena parte, todo respondió a nuestra ingenuidad. Nosotros hacíamos música porque éramos herederos del entusiasmo de las décadas anteriores. Éramos unos utópicos que habían encontrado en la música su espacio de libertad, y eso no encajaba con aquel acto de normalización que fue el Sant Jordi. El ambiente estaba muy enrarecido y la prensa nos hurgaba para ver si soltábamos alguna cosa que todavía incendiara más la situación. En muchos artículos, por ejemplo, se referían a nosotros como 'los innumerables'. Nos decían que, si teníamos tantos problemas, no tocáramos. ¿Pero teníamos que renunciar a tocar en una noche como aquella porque se había convertido en aquello que no esperábamos? Ya el día del concierto, después de hacer las pruebas de sonido, todavía faltaban unas horas, pero se me hizo un mundo tener que esperar en el camerino. La opción para huir de todo aquello fue ir al cine. Me refugié en el Casablanca, en el paseo de Gracia. Hacían À bout de souffle, una película preciosa de Jean-Luc Godard con Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg. Me encanta. La vi y volví al Sant Jordi tranquilamente justo a tiempo para dar el concierto, que, con el Palau muy lleno de gente, fue como esperábamos. Más allá de toda polémica, guardo un gran recuerdo de la noche del Sant Jordi, aunque se habrían podido hacer las cosas de otra manera, de manera mucho más inteligente.

JOAN CORVINA (batería de los Estallidos|Pedos): Aquello lo desbordó todo y tuvo un efecto multiplicativo. Hasta entonces el rock catalán estaba limitado al mundo rural, en la Catalunya de comarcas, pero aquel concierto provocó un efecto dominó que hizo que también se empezara a hablar en Barcelona.

LUCIERA GAVALDÀ: Cuando nos explicaron que querían dar un concierto al Palau Sant Jordi lo vimos como una ida de olla. No pensábamos que fuéramos capaces de llenar todo aquello. Pero poco a poco se empezó a hablar más, empezó a ocupar más espacio a los medios de comunicación y, cuando|cuándo el concierto era a tocar, ya no se hablaba de nada más. Cuanto más se hablaba, más canguelo nos cogía [río]. Al principio nos pensábamos que sería un concierto, más que actuaríamos allí y el día siguiente en Sant Pere de Ribes, pero claro, que si diarios, que si revistas, entrevistas, llevadas y polémica: "Por qué tocan sólo estos cuatro y no cuatro más...?. Fue un cursillo acelerado de cómo funciona el país en cuestión de políticas, facciones, manipulación...

ANNABEL GAVALDÀ (Les Llufes): Creo que el Sant Jordi marcó un antes y un después, tanto para Els Pets como para el resto de bandas|lados de la generación del rock catalán. Allí tomamos conciencia del poder de convocatoria que teníamos. Fue una pasada reunir tanta gente y la fiesta que se vivió. Siempre se ha dicho que nosotros llegábamos los cuartos, que éramos los que teníamos menos seguidores y los que tocábamos peor; ahora, visto con la perspectiva del tiempo, no creo que la distancia con respecto a los otros grupos fuera tan grande.

FALIN CÁCERES (bajista de los Estallidos|Pedos): Éramos los más patilleros, pero al mismo tiempo sabíamos empatizar con la gente. Esta afinidad con el público nos salvó durante los primeros años.

JOAN CORVINA: Éramos los más patatas de los cuatro, pero llevábamos|traíamos un espectáculo muy bueno. Sobre el escenario éramos diez personas, con la sección de vientos y Las Ventosidades|Monigotes de Papel a las voces. Éramos como una banda|lado de soul, pero de campesino.

FALIN CÁCERES: En aquella época, Lluís tenía que ir a ir de vientre antes de cada concierto por culpa de los nervios. Aquel día directamente se encerró en el lavabo [río]. Yo lo disfruté como un cabrón.



LUCIERA GAVALDÀ: El día del concierto estaba absolutamente muerto de miedo. Cuando vi que aquello se llenaba, me cerré, pero en Falin consiguió que saliera a ver el concierto de Sau. Fue peor, todavía. Me entró un ataque de pánico y me encerré en el lavabo. No quería ver nada ni nadie antes de salir a tocar. Desde el punto de vista técnico, fue un concierto desastroso. Salí al escenario con la mandíbula paralizada. Canté seis canciones sólo con el labio de arriba. El pobre Ramon (Vidal, primer guitarrista de los Estallidos|Pedos, ndr.-) rompió tres cuerdas sólo empezar el concierto. Y cuando yo empecé a cantar bien, nuestro técnico de sonido se peleó con los de TV3 y se dejó de emitir nuestra actuación. Pero, sinceramente, lo que menos importaba aquel día era la actuación musical. El espectáculo fue|estuvo delante nuestro, y fue un espectáculo inolvidable. No fue sólo que había mucha gente, sino que toda la que había estaba muy entregada. Para un tio de Constantí que sólo sabía tocar cuatro acuerdos, ver a 21.000 personas coreando cada palabra de cada una de sus canciones fue increíble. Salimos de allí flotando. Acabamos saliendo de marcha con los Cena de Cabra y cerramos un garito de Barcelona a las tantas de la mañana. Llevábamos|Traíamos un subidón tan grande de adrenalina que no podíamos ir a dormir.

JOAN CORVINA: Nuestra carrera creció exponencialmente después del Sant Jordi, aunque al día siguiente tocamos en Sant Pere de Ribes ante|delante de quinientas personas. Pero sí que nos subió la autoestima y nos obligó a espabilarnos y profesionalizarnos, todo y que hasta la publicación de Fruits Sex [Discmedi, 1992] seguí currant en la fábrica, y Lluís, a la academia de inglés que tenía en Tarragona.

LUCIERA GAVALDÀ: De los cuatro grupos, creo que fuimos los más beneficiados con respecto a popularidad. No éramos unos desconocidos, porque ya teníamos un nombre, pero en reconocimiento sí que estábamos lejos de los otros tres. Tras suyo íbamos nosotros. Y tras de nosotros venían los Lax'n'Busto.

QUIMO MANDADO (cantante y bajista de Sangtraït): Viví aquella noche un poco inconscientemente. Es ahora que me doy cuenta de la relevancia que tuvo, pero en aquella época nosotros íbamos dando conciertos, y aquel tenía que ser uno más. Sin embargo, al salir al escenario y tener 21.000 personas gritando, me entraron nervios. La pierna me iba por una banda|lado y el bajo, por|para la otra. Yo quería llevar|traer un ritmo, y la pierna marcaba lo que le daba la gana [río]. Pero todo sirvió para poca cosa; a nosotros, para publicar un disco en directo de aquella actuación.

MARTÍN RODRÍGUEZ (batería de Sangtraït): No nos dimos cuenta de la relevancia que estaba tomando aquel fenómeno del rock catalán y fuimos a actuar al Palau Sant Jordi como quien va a tocar en el entoldado de Vilabertran. En ningún momento nos planteamos la importancia que podía tener aquel concierto.

PAPA JULS (saxo, armónica y voces de Sangtraït): En estas cosas yo fluctuaba entre el desconocimiento y la ignorancia. Dentro del grupo yo tocaba la armónica y el saxo, y escribía las letras e iba a ensayar cuando me acordaba. Y así, un día me dijeron que tocábamos al Palau Sant Jordi. Pues muy bien. El primero que pensé fue que vendrían cinco mil personas, que era el máximo que habíamos conseguido en varios conciertos antes en campos de fútbol. Y aquel día tocaríamos en un gran palacio a Barcelona y el día siguiente en cualquier otro lugar|sitio del país. Para mí, todos los conciertos eran exactamente lo mismo. Pasó que llegamos allí y estaba todo lleno y se convirtió en una noche especial, pero nosotros tocábamos con la misma pasión y entrega ya fuera ante|delante de 21.000 personas como|cómo tocando para tres. Tenías que estar agradecido a todo el mundo que hubiera perdido una parte de los suyo tiempo para venirte a ver.

LUPE VILLAR (guitarrista de Sangtraït): Creo que es una noche que ninguno de los que fuimos allí tocando podremos olvidar. Hay quien la quiere recordar de una manera y quien la quiere recordar de otra, sin embargo, sea como sea, fue una noche muy especial para todos nosotros. Tenir el Sant Jordi a reventar con todo el público cantante tus canciones es para estar orgulloso. Los Metallica deben llenar palacios como estos cada noche, pero nosotros, no. Fue impresionante.

PEP SALA (guitarrista de Sau): En aquel momento no fuimos conscientes de la importancia que tuvo aquel concierto, y todavía ahora no le damos la relevancia que creo que tendría que tener en la historia de la cultura de nuestro país. Nosotros ya lo habíamos hecho, aquello, en Vic, en Granollers, a Girona, en Tarragona... Ya habíamos dado conciertos multitudinarios tocando juntos, quizás no los cuatro grupos, pero sí tres o dos. Pero faltaba Barcelona. Teníamos la sensación de que había gente que justo|nada más se daba cuenta entonces que existíamos, cuando ya hacía tiempo que veníamos rodando con bastante éxito. Fue un concierto para la historia, pero nosotros no lo vivimos como si estuviéramos protagonizando un hecho histórico. Además, la relación entre las bandas|lados no era la mejor. No, no fue un concierto fácil. Entonces Sopa de Cabra era, muy probablemente, el grupo más popular de los cuatro.

JOAN CARLES DOVAL: El concierto del Sant Jordi fue el momento más álgido e irrepetible del rock catalán. Era impensable que durante una semana grupos catalanes coparan portadas de diarios y se hablara a todas horas de ellos a radios y televisiones, y pasó. Aquel concierto lo desbordó todo.

MARTÍN RODRÍGUEZ: Pienso que el Palau Sant Jordi fue el principio del final. Años antes del rock catalán, en Madrid tuvieron la Movida madrileña con la Alaska y compañía, que acabó muriendo de éxito. Recuerdo que aquí se decía que teníamos que ir con cuidado para que no nos pasara lo mismo. Cony, lo hicimos peor: en cuatro años ya lo habíamos liquidado todo.

GERARD QUINTANA: A partir de aquel día, y a diferencia del Rock Radical Vasco, que sobrevivió a todo el Estado por vías alternativas, nosotros fuimos la movida de la Generalitat. El concierto del Palau Sant Jordi fue el principio del final del rock catalán. Sobre todo porque hasta entonces las cosas habían pasado sin tutelas, de una manera muy vivida, real y próxima a la gente, cosa que se perdió con aquel concierto. Entraron en juego estructuras que eran ajenas a las bandas|lados, como Ressons, una oficina de promoción creada por la Generalitat. Sí, fue el inicio de cierta decepción y engaño.

LUCIERA GAVALDÀ: Al concierto del Sant Jordi fue la primera vez que me di cuenta de que había dos Catalunyes, la Catalunya nacionalista, de la cebolla y más o menos gravitando en torno a Convergència y Unión, y la Catalunya mestiza y anticatalanista, que giraba en torno al PSC. Y en este último sector molestó mucho que cuatro grupos que cantaran en catalán fueran capaces de movilizar a tanta gente. Aquel concierto iba en contra de su manera de entender el país: la idea de que el catalán era una cosa provinciana con que no se iba a ningún sitio. En cierta manera, un poco ingenua, los Cena de Cabra se apropiaron y se enfrentaron con nosotros, a los cuales nos veían como los más radicales, la reserva espiritual de Catalunya. Fue un enfrentamiento muy artificial porque|para que, de los cuatro, Sopa y Els Pets éramos los que teníamos mejor relación personal, porque éramos los más fiesteros y canallas. Pero aquello creó un malestar que impregnó el concierto del Palau Sant Jordi.

PEP BLAY: Aquel concierto fue la ascendencia y decadencia de todo aquel movimiento. De forma genérica, el Sant Jordi dio un empuje fuertísimo al rock catalán para que durara dos años más, pero también se ganó el rechazo del público más melómano, lo que no iba a los conciertos con banderas. ¿De nacimiento, el rock es rebeldía y antisistema, y qué tipo de rebelión es esta si está conducida por el poder? Por otra parte, el Sant Jordi afectó de manera diferente a los cuatro grupos que estuvieron. Els Pets subieron como la espuma: se hicieron superpopulares. Pero eso también provocó que se notaran mucho más sus carencias. En el otro extremo, los Cena de Cabra, que era el grupo en quien menos tenía que participar en el concierto porque ya estaba en la cresta de la ola|oleada, se chocó con toda la polémica del idioma. En su horizonte se veían siendo estrellas del rock internacionales. Querían vivir viajando de aquí ninguno allí nadando a contracorriente como habían hecho a todos sus ídolos, una expansión de mercado que empezaba por España pero que quería abrazar todo el mundo. Dos años después, cuando publicaron su disco en castellano, pagaron las consecuencias de aquel concierto. No supieron conducir aquella situación, pero es que no era nada fácil de conducir. No sólo eso, sino que el resto de grupos —y si dicen que no, mienten— van ir siguiendo los caminos que habían abierto los Cena sin pagar los peajes que sí que habían pagado Quintana y compañía. ¿Si a los Sopa les hubiera ido bien el disco en castellano, Sau hubieran seguido cantando en catalán?