El año 2004 el periodista Joan M. Oleaque publicaba  En èxtasis. Drogues, musica makina i ballViatge a les entranyes de 'la festa', superlativo ensayo periodístico sobre uno de los más relevantes fenómenos contraculturales que se han vivido en nuestro país durante las últimas décadas. Obra originalmente editada por la catalana Ara Llibres (imposible encontrarla en las librerías), en el 2017 volvió a ver a la luz, ahora en castellano y bajo el título En éxtasis. El bakalao como contracultura en España, a través del sello valenciano Barlin Libros. Un relato, el de La Ruta (no el del libro) altamente estigmatizado por los medios de la época, que ahora está viviendo una relectura mucho más elaborada y acertada, en parte promovida por el estreno de La Ruta, la serie de AtresPlayer Prémium. Producción que se adentra en esta historia de música, arte y barracas, con Àlex Monner, Claudia Salas, Ricardo Gómez y Elisabet Casanovas como protagonistas, que mañana llega a la pantalla pequeña.

Cartel de la discoteca Puzzle de 1989

De la exposición al libro

Enfatizando su vertiente más artística y creativa, el pasado mes de marzo los mismos responsables de la editorial levantina organizaron en el IVAM (el Institut Valencià d'Art Modern), Ruta Gráfica. El diseño del sonido de València, una exposición que tenía como objetivo radiografiar uno de los aspectos menos conocidos en torno a la escena clubbing generada y desarrollada en la ciudad entre los años ochenta y noventa: la cartelería y el diseño gráfico. Un relato visual y unificador sobre la evolución del diseño gráfico en torno a lo que popularmente se denominó Ruta del bakalao, que partía de la tradición valenciana del cómic y la ilustración, y lo entroncaba con la llegada de la modernidad musical y estética a nuestro país en los años ochenta, para desembocar en las técnicas digitales que definieron la última etapa del fenómeno.

Ruta gráfica. El diseño del sonido de València

De aquella experiencia surgió el libro de título homónimo Ruta Gráfica. El diseño del sonido de València, una obra que, después de dos años de trabajo reuniendo flyers y carteles, recoge las mejores muestras gráficas surgidas a partir de La Ruta. Pero más allá de su interés estrictamente artístico, el libro suma el valor de contextualizar política e históricamente este fenómeno. "Sin contexto no se entiende nada", subraya Alberto Haller, director del editorial Barlin, y responsable del volumen, junto con Moy Santana y Antonio J. Albertos.

Cartel de la discoteca Chocolate

La vieja y la nueva escuela

La historia de la Ruta, la gráfica, nos transporta hasta la ciudad de Valencia en la década de los años cuarenta, cuando, a través de la Escuela Valenciana de Cómic, destacaba como uno de los principales epicentros creativos del país. Así fue hasta cuatro décadas después, cuando Barcelona fagocitó la industria del cómic. En Valencia, de Mariscal a un jovencísimo Paco Roca, vivían y dibujaban algunos de los más destacados artistas del momento, entonces aglutinados bajo la Nueva Escuela Valenciana de Cómic, pero todos ellos trabajaban para publicaciones con sede en Barcelona. "Valencia era una ciudad grande en población, pero era la gran olvidada", apunta a Alberto Haller. "El año 1992 Barcelona acogió los Juegos Olímpicos, Sevilla la Exposición Universal y Madrid fue la capital cultural europea. Aquella isolación quedó plasmada en una pintada que apareció en Valencia y que expresaba muy bien la situación: España 92 - Valencia 0. La Ruta, a través de la música, pero también del diseño, la moda... canalizó toda esta energía".

Aquella isolació quedó plasmada en una pintada que apareció en Valencia y que expresaba muy bien la situación: España 92 - Valencia 0. La Ruta, a través de la música, pero también del diseño, la moda... canalizó toda esta energía

Una Ruta que durante unos años coincidió en el tiempo (y quedó eclipsada por) con la muy promovida Movida Madrileña. "La principal diferencia entre la Movida y la Ruta, es que la Movida era un movimiento clasista en que militaba la gente bien de Madrid. La Ruta era un movimiento transversal, del que participaban tanto los hijos de casa buena del Eixample como el electricista del barrio. En la Ruta quien tenía más pasta no era el más cool. El más cool era el que vestía mejor, el que bailaba mejor...".

ACTV la primera discoteca en crear una marca gráfica propia

Creando marca

Entre la facción cool de La Ruta destacaban sus dibujantes y diseñadores. Adalids de las vanguardias creativas en la península. Atentos a las tendencias, los propietarios y promotores de salas visionaron que si los artistas gráficos estaban de moda, si ellos también querían serlo, tenían que trabajar juntos. Así fue como Elisa Ayala, Paco Bascuñán, Quique Company, Sento Llobell, Ramón Marcos, Edu Marín, Pablo Mira, Paco Roca, Armando Silvestre... empezaron a crear la imagen y marca de salas ahora ya de resonancia casi legendaria como Barraca, Chocolate, Spook, Espiral, Puzzle, NOD o ACTV... "Las salas se erigieron en espacios artísticos sin limitaciones", rememora Haller. "Allí eclosionó toda la creatividad de la ciudad, musicalmente, pero también en otros espacios como la moda y, evidentemente, el grafismo". Y entonces destaca el caso de ACTV como paradigmático. "Fue la primera discoteca que encargó expresamente un trabajo gráfico para generar una marca y un branding. Hoy el logo de ACTV ya es todo un icono cultural. Hay otros muy populares, como el de Spook o el del 'o' de Chocolate, pero el más importante de todos, el más representativo de la Ruta, es el de ACTV".

Todos los movimientos y fenómenos culturales viven su auge y posterior caída. Esta historia también. La Ruta entró en decadencia a mediados de década de los 90. En parte por agotamiento, en parte, por la estigmatización mediática y social que la vendió como un simple hecho lisérgico sin ningún valor cultural. "A partir de mediados de los 90 e inicios de los 2000 nadie que se dedicara al mundo del arte quería estar vinculado con esta historia", apunta a Haller. "Era un estigma y una mancha a su currículum. Pero el mundo se rige por la ley del péndulo, y ahora está rotando de vuelta, dando valor a todo el trabajo creativo que se hizo durante aquellos años".