El primer EP de Lala Hayden en solitario, Girl Becomes (Luup Records, 2023) es un homenaje a todas las mujeres que alguna vez hemos sentido que no encajábamos. A quien las etiquetas (y los hombres, por qué no), nos han robado horas de sueño y proyecciones pretenciosas delante de un espejo. Es decir, un homenaje a todas las mujeres. La antigua frontwoman de la banda Anteros utiliza un pop ecléctico y gamberro para explorar con toda la inocencia del mundo, y, por lo tanto, con todo el bagaje necesario, qué es ser una millennial poderosa en el mundo de hoy. Un disco que nos empuja a todas a devorar sin escrúpulos el trozo más grande del pastel.
Yo he pensado que Girl Becomes es un álbum muy gamberro.
Es muy interesante que me digas que es un álbum gamberro. Porque con la banda (Anteros) hacíamos un sonido gamberro en un sentido diferente. Yo compuse estos temas en un periodo de tres años, en un momento en que estaba escuchando a muchas mujeres. En la música alternativa eran todos hombres desde hace mucho tiempo. Siento que la historia de las mujeres se ha escrito desde el punto de vista de un hombre. Incluidas historias de mujeres que nosotros decimos que son jóvenes, potentes, todavía están vistas a través de los ojos de un hombre, muchas veces. Estaba en un momento donde quise entender la complejidad de lo que es ser mujer, aceptar las emociones incómodas. Me interesa mucho la mujer despechada. Es un sentimiento que hasta ahora habíamos escondido. Ahora creo que por fin empezamos a aceptar esta parte que tan escondida que tenemos de nosotras mismas.
Como Shakira y en Rosalía, todas estas mujeres que reivindican el despecho y la ira.
Reivindicando y compartiendo aquello que nos hace sentir incómodos. Estadísticas nos dicen que un 75% de mujeres sufren problemas con la comida o con su cuerpo. No se habla de ello. De hecho, de aquí es donde nace la canción de 'Birthday', porque yo siempre quiero el mayor trozo de pastel. Vivir desde este punto de vista de ganar y no de perder. A mí me gusta mucho convertir el trauma en algo que pueda bailar y cada vez que canto la canción eso toma más fuerza. En la canción 'Monster', por ejemplo, hablo sobre perfeccionismo. Hace falta empezar a hablar sobre trastornos alimentarios y de este monstruo del perfeccionismo, y atacarlo en lugar de seguir persiguiendo la perfección.
Tener el trozo entero de pastel es sentir la libertad para poder transformarte y sin el miedo de no encajar.
¿Para ti qué sería, exactamente, tener el trozo del pastel entero?
Hacer lo que quiero a la vida sin estas etiquetas que queremos poner y que la sociedad nos impone siempre. Ser buena, ser una guarra, ser brillante en los estudios, que te vayan bien las matemáticas... No ser una cosa o la otra. Para mí tener el trozo grande es: hoy soy un pastel de chocolate, mañana un pastel de queso o un pastel salado. Sentir la libertad para poder transformarte y sin el miedo de no encajar. No tener que hacerme pequeña cuando entro en algún sitio para que me mire mal un tío, porque se piensa que soy demasiado ambiciosa o tengo las cosas demasiado claras.
Has entrado mucho en el tema de la ambición y poder gestionar la ambición y la salud mental. ¿Cómo lo has hecho?
Siento, y no sé si eso es real porque hace muchos años que no voy a la escuela, que cuando eres pequeño todo es bueno o malo. A los veinte, todo es gris. Todo es gris y te das cuenta de que tus padres no tienen razón en todo. Lidiar con todo eso, más el mundo en que estamos, más las redes sociales... Creo que somos la primera generación de mujeres millennials que tenemos igualdad de derechos desde la infancia. Luego creo que también traemos esta mochila de ser una girlboss. Pero no creo que haya una cura para todo el mundo. He entendido que a mí una de las cosas que hace más feliz es crear. Lo que no lo hace tan feliz es la proyección de la sociedad sobre nosotros. Y la expectativa. Tienes que estar muy conectada con tu intuición porque no se nos ha enseñado como poner límites. Yo lo estoy aprendiendo ahora. Me tengo que sacar capas y etiquetas y ver quién queda debajo.
¿Y qué hay, debajo?
Me gusta, lo que hay. Me parece que es cada siete años que se regeneran nuestras células y entonces eres literalmente una persona diferente. Hay que hacer esta limpieza. Evaluarlo todo. Estos tres años eran un momento para mí. El 2019 fue un punto de inflexión, para ver cuáles son mis monstruos, con cuáles me tengo que sentar y escucharlos, y ver cuáles ya no son mi historia. Para ser consciente, sin culpar. El mundo de la música... Es muy complicado para la salud mental.
He entendido que a mí una de las cosas que hace más feliz es crear. Lo que no lo hace tan feliz es la proyección de la sociedad sobre nosotros.
Y tanto.
Si no tienes las herramientas es muy fácil ir hacia abajo. Es un trabajo que exige mucho y tienes que estar muy fuerte. Tienes que tener una base y tienes que tener una tierra muy firme donde puedas crecer. Y si eso es inestable y tienes mala relación contigo mismo... Es mucho más fácil que te caiga todo al suelo. Yo necesitaba 3 años de limpieza. Y no fue planeado. En teoría me tomaba un año para desconectar un poquito y reconectar conmigo misma, perdonándome las liadas.
¿Cómo lo has hecho?
Yo empecé a hacer yoga, porque vivía siempre dentro de mi cabeza. Me levantaba por la mañana, primero miraba el móvil y cambié la rutina. La primera media hora tomaba un café, meditaba y leía, o escribía. Pero sin el móvil. Con el móvil tienes mil estímulos a primera hora, sin entrar en conexión contigo, sin saber cómo te sientes o estás. La primera media hora me la tomo por mí, tomo el control.
¿Tu música tiene un punto mucho colectivizador, no?
Lo intento. ¡La gente me dice, es que eres muy honesta! ¿Pero, hostia, qué vengo a hacer aquí? Yo canto sobre cosas que a mí me hubiera gustado escuchar. Si mi música te hace caminar un poco más alta, ya soy feliz.
¿Dónde está la diferencia entre Laura y Lala?
Desde los seis años he sido Lala, que es como se me llamaba mi hermana. Lala es la parte de mí al cual no se proyecta, que es esencia mía desde muy pequeña. Laura nunca ha sido un nombre con que me sintiera identificada. Nunca había sido mi intención, hacer música en solitario. Componer siempre había sido un trámite para poder tocar e irme de gira, y en el 2019 se giró todo. Escribía poemas, leía, estaba dando espacio para que pudiera salir todo eso. Lala, a la hora de hacer música, soy yo. Sin guitarrista, sin intentar ser parte de un grupo o intentar ser nada. Por eso es gracioso cuando dices que es gamberro. Porque en realidad soy más mayor, pero la niña está muy viva dentro mío. En el EP hay momentos de diva disco total, pero hay momentos donde me siento una niña de cinco años.
En realidad soy más mayor, pero la niña está muy viva dentro mío. En el EP hay momentos de diva disco total, pero hay momentos donde me siento una niña de cinco años.
Girl Becomes. ¿En una palabra, en la que se ha convertido, la niña?
Girl Becomes Wild, salvaje. ¿Hice el típico ritual de Fin de Año con unas amigas, del "¿cómo quieres que sea este año?", y para mí era salvaje. Mujer, sí, también. Sin embargo, ¿qué es una mujer? Para mí era como coger las diferentes partes que creo que se han domesticado tanto y de aceptarlas.
¿Por qué ahora?
Yo pensaba que no volvería a hacer música. Salí muy traumatizada por muchos motivos diferentes. Mi propósito, como te decía, y sobre todo con mujeres, es hacernos caminar con el pecho más alto y el hombro más ancho. Pero a la vez, me estaba matando. Tenía que volver a mi base y ver si me compensaba. Y si no me compensaba, ver otra forma de poder transmitir este mensaje que ha sido a través de la meditación y crear talleres de empoderamiento para mujeres. Nada es igual que estar en un escenario, pero el mensaje es lo mismo. Hace seis meses tuve una necesidad de hacer una limpieza, en cuestión de una semana. De ropa, de cuando no comía. Sentí la necesidad de cortarme el pelo. Sentía que algo había cambiado, algo había vuelto. A veces tienes que soltar muchas cosas, cerrar alguna puerta para que se abra una nueva. No sé si es magia. No sé si es coincidencia. Tenía muy claro que tenía que haber ciertas cosas en orden para que eso volviera a pasar. Y han pasado. Es como un milagro, porque yo no lo estaba buscando.
¿Sacar Girl Becomes ha sido una liberación?
Muy sanador. Las cosas que más miedo me daban... Volver a Londres, volver a entrar yo sola en el estudio. Pintarme de dorado y salir a un videoclip. Volver a hacerme escuchar. Expresar mi opinión, aprender a ser autosuficiente, aprenderme a comunicar... Aprender. Yo no soy la misma persona que antes. Y el resultado es que te sientes muy powerful cuando sales de eso. Y ahora tengo muchas ganas de hacer directos, de seguir componiendo. No sé qué pasará, pero estoy feliz. Encuentro que mi música está llegando a las personas que realmente me quieren escuchar. Y eso es lo que me hace más gracia de todo.