De las pocas veces que pasa, hay que celebrarlo. Aquello de prosperar en la tele es casi un milagro. Marc Giró lleva en los últimos meses varias escaladas con su Late xou. De La 2 a La 1, y de los domingos al prime time de los martes, y quién sabe si a un futurible formato diario. Merecido, sin duda. Ya en la segunda cadena de RTVE cosechó audiencias espectaculares, hasta 400.000 espectadores. Ahora, está superando el millón. El presentador, vastamente entrenado en casi todos los medios catalanes (bien, y licenciado en Historia del Arte y especializado en moda y estilo: ¡estuvo casi dos décadas al frente de Marie Claire!) esconde tras su personaje repeinado y de traje un carismático conductor de late, o de late-late, un modelo del magazine de noche que está por explotar. Un trono vacío. No es ni el conservadurismo profesional de Pablo Motos ni el hype de David Broncano. Lo de Giró es más heredero de Buenafuente, con el que compartió, por cierto, programa en La Sexta (En el aire, 2013-2015); son más entrevistas al uso que en La Revuelta y, por supuesto, no están ni las coreos, ni las hormigas, ni la cojonera ciencia de Atresmedia.
Marc Giró vastamente entrenado en casi todos los medios catalanes, esconde tras su personaje repeinado y de traje un carismático conductor de late, o de late-late, un modelo del magazine de noche que está por explotar
Un punk vistiendo traje
Tiene decorado de late americano, pero él es ácido, divertido y muy cómplice. Sin la consentida dejadez de Broncano, pero por momentos igual de punk que el de Orcera. Está RTVE cargadita de propuestas de magazine para después de cenar, después de un largo silencio sin apostar por el formato, ¡ya era hora que alguien en Torrespaña viese algún canal internacional y volviesen los espacios de entrevista/actuación! Que los fogones de Masterchef están requemados de tanto uso. Bien que se imponga el formato conversacional. Y en estos momentos, por partida doble y en horas de máxima audiencia.
Pasan cosas curiosas por este hecho, como repetir personaje. Impensable hace un tiempo ver a un actor como Pedro Alonso en dos lates de una misma cadena. El gallego estuvo en ambos programas, ¡y está bien! El famoso por Berlín de La casa de papel (2017-2021), y ahora de promoción por la dirección de En la nave del encanto (2025), bien, la dirección y también la vivencia de prácticas ancestrales (hongos, peyote, condiciones extremas, meditación), estuvo tremendamente incómodo con Broncano y, en cambio, feliz con Giró.
Tiene decorado de late americano, pero él es ácido, divertido y muy cómplice. Sin la consentida dejadez de Broncano, pero por momentos igual de punk que el de Orcera
Pese a los histrionismos del presentador, y a acabar sus frases. Ir atrás y adelante en el registro: “¿Qué te ha pasado en el pelo, Pedro? ¿Ese color de pelo?”. Lo movió como quiso, le habló en catalán, por qué no, y el tipo feliz. Y todo aderezado de bromas coqueteando con el género, la orientación sexual... Total naturalidad. Mismo estilo, y mismas risas e intensidad, con la actriz Yolanda Ramos, que recientemente le confesaba que le habían diagnosticado de TDAH: “Estoy muy contenta, porque ahora entiendo muchas cosas”.
Quienes hayan decidido apostar en la pública por Broncano están de gracia. Se les ha pegado algo de la suerte del cómico, porque han acertado por partida doble… Lo de Marc Giró es entretenido y eficiente: bueno, bonito, qué buen gusto el tipo, y mucho –sin entrar a hacerle el juego a la derecha mediática y su obsesión falaz por los presupuestos– más barato: 1,7 millones de euros en 2024 de Late xou, por los catorce de La Revuelta .