Laura Gost (Sa Pobla, 1993) con treinta años recién cumplidos ya se ha hecho un nombre en la literatura catalana actual. Acaba de publicar Les cendres a la piscina (Proa), la obra que la ha hecho merecedora del quinto Premio Proa de novela, un premio dotado con cuarenta mil euros. La novela está basada en la historia de Sebastià, su abuelo paterno, un campesino de Sa Pobla (Mallorca) que aprovecha la oportunidad de la construcción y la llegada masiva de extranjeros para enriquecerse y cambiar de vida.

A pesar de ser una escritora muy joven, este no es su primer libro publicado, el año 2019 se estrenó con La cosina gran y dos años más tarde escribió El món es torna senzill, ambas novelas muy aclamadas por el público y la crítica. En 2018 ganó el premio Goya al mejor cortometraje de animación por Woody & Woody como guionista y también ha sido premiada por las obras de teatro Seguí (2019), Matar el pare (2020), y La deliberació dels escorpins (2021). Una escritora joven, que pisa fuerte, que domina los diálogos de una manera magistral y utiliza la ironía en el punto justo para acercarnos a unos personajes y unas vidas que reflejan con mucha exactitud el cambio de paradigma que se vivió en los años 70 en Mallorca.

Laura Gost, ganadora apriete Proa / Foto: Carlos Baglietto

¿Cómo nace esta historia?
A principios de año murieron mis dos abuelos con diez días de diferencia, y unos meses antes ya empecé a escribirla, cuando era lo bastante consciente de que su finitud era próxima. Por lo tanto, esta historia es una voluntad de retener algunos episodios, anécdotas e historias que había oído y que afectaban a su generación, y también, de rebote, la de mis padres y la mía.

¿Por qué partes de una historia familiar?
Porque quería representar la evolución social, política y económica de la llegada del turismo en Mallorca, y hacerlo a través de una estirpe familiar me permitía acercarme a las historias humanas que conectan, en este caso, tres generaciones diferentes. Y, por lo tanto, explorar las motivaciones, los deseos, las dudas y las contradicciones de la primera generación que es la que lo vivió en primera persona, y analizar el impacto que tuvo en la segunda generación hasta llegar a la tercera, que es la mía.

Pretendía explorar las motivaciones, los deseos, las dudas y las contradicciones de la primera generación que vivió la llegada del turismo y el boom de la contrucción en primera persona

¿Qué parte de verídica tiene la historia?
El personaje central de Sebastià se inspira sobre todo en mi abuelo paterno, que es el que conocí menos.

¿Han leído el libro los padrinos?
No llegaron a leerlo.

La escritora Laura Gost en la librería Ona de Barcelona / Foto: Carlos Baglietto

¿Es una crítica también a la construcción y al turismo de Mallorca?
No, la novela no pretende ser una crítica, es decir, no me interesaba hacer un juicio de los personajes, simplemente quería probar de explicar, sin justificar, ni salvar, ni condenar, qué pudo motivar a aquellas personas a actuar de una determinada manera. Y, evidentemente, el lector sentirá más simpatía o más afinidad con unos personajes u otros. Yo quería evitar hacer una novela de buenos y malos.

No me interesaba hacer un juicio de los personajes, simplemente quería probar de entender, de explicar, sin justificar, ni salvar, ni condenar, qué pudo motivar a aquellas personas a actuar de una determinada manera

¿Los personajes femeninos salen mejor parados que los masculinos, no?
Sí, sobre todo el personaje de Sebastià tiene unas sombras mucho más marcadas. De alguna manera, he dicho que no es mi intención juzgarlo, pero sería bastante objetivo decir que es una persona que se mueve por un pragmatismo a veces implacable, incluso cínico, y que tiene una concepción utilitarista de las personas, también de su trabajo o de sus oportunidades.

El protagonista de esta historia tiene una concepción utilitarista de las personas

¿Y sobre todo de las mujeres, no?
Exacto, de hecho estas tres mujeres representan diferentes maneras de amar a Sebastià, diferentes maneras de relacionarse con él, pero también, aunque son personajes complejos y creo que tienen bastante fuerza por ellas mismas, son la mujer que Sebastià cree que necesita en cada momento. En función de cada etapa de su vida, decide buscar a una mujer que cubra necesidades concretas. Sin embargo, no quería que las mujeres solo fueran de remolque de Sebastià, sino que también tuvieran una entidad propia y una personalidad rica con matices.

La escritora mallorquina Laura Gost que acaba de ganar el Premio Proa de novela / Foto: Carlos Baglietto

¿Fue fácil ponerte en la piel de estas mujeres?
Fue muy estimulante e, incluso, muy tierno acercarme al personaje de Catalina, que es su primera mujer y que se inspira en mi madrina paterna, que se divorció de mi padrino hace muchos años. Es una generación que no estaba acostumbrada a expresar o verbalizar sentimientos, frustraciones, dudas. Yo no sé qué sintió a mi madrina, pero me gusta pensar que quizás en la ficción puedo dar una lógica interna al personaje que a veces las personas no siempre tenemos.

Fue muy estimulante e, incluso, muy tierno acercarme al personaje de la Catalina, que se inspira en mi madrina paterna, una generación que no estaba acostumbrada a expresar o verbalizar sentimientos, frustraciones o dudas

¿Y hablemos un poco de Sa Pobla, qué papel juega?
Sa Pobla es donde empieza todo, es el pueblo donde nací, pero además, dentro de Mallorca, es un pueblo de tradición campesina, y esta connotación todavía se mantiene dentro de su memoria colectiva. Tenía sentido que todo empezara aquí, porque Sebastià nace a Sa Pobla, empieza a hacer un trabajo de campesino, como la mayoría de personas en aquella época, y entonces vive este cambio de paradigma que lo sacude todo, y él, a diferencia de otros que se muestran recelosos, rechazan o se mantienen al margen de estas nuevas posibilidades económicas, decide sustituir la tierra por el hormigón, y dejar atrás Sa Pobla y a Catalina.

¿Qué relación tiene Sebastià con sus orígenes?
Así como hay personas que cuando analizan sus orígenes lo hacen con cierto orgullo o cierto agradecimiento, Sebastià no quiere un recordatorio de su persona que era, él quiere centrarse en el hombre que quiere ser, en su vida que desea tener. Y por eso hay siempre esta chispa de decepción cuando mira a su mujer y él ya está en otro estatus.

La percepción del éxito del personaje de Sebastià y de la Catalina son muy diferentes.
Sí, Sebastià reniega de esta austeridad que él entiende como impuesta y cuando tiene la posibilidad de vivir una vida sofisticada, próspera y exitosa, quiere que toda su vida, como si fuera un escenario y como si su mujer, hijos, etcétera, fueran actores secundarios, se adapten a esta nueva idea. En cambio, Catalina representa el pudor, la prudencia y la modestia a una idea de elegancia diferente. Los hijos también les salpican las nuevas expectativas del padre, que de repente ya ven que no son los hijos de un padre campesino, son los hijos de un empresario hotelero de éxito.

¿Podríamos decir que la relación entre la Catalina y Sebastià es bastante tóxica?
Catalina siente cierta dependencia hacia Sebastià, está enamorada, pero al mismo tiempo es consciente que ya no puede ser esta compañera que él desea. Y aquí es cuando aparece una decepción en los dos lados. Sebastià lamenta que Catalina no pueda aprovecharse de este esplendor y opulencia, y, en cambio, Catalina mira a Sebastià y, no solo no lo reconoce, sino que desearía poder ser la mujer que él sueña. Y es este juego de pequeñas decepciones e insatisfacciones basadas en un incumplimiento mutuo de las perspectivas.

La portada del libro Les cendres a la piscina de Laura Gost / Foto: Carlos Baglietto

La ironía está presente siempre en tus libros. ¿Puedes describirme un poco tu estilo?
A mí me interesan mucho las personas. Más allá del impacto del turismo en Mallorca, lo que me interesa es saber qué hacía un propietario de hotel cuando llegaba a casa y se encontraba su madre con que no sabía leer, o cuando se encontraba su mujer con que no le podía seguir el ritmo, o cuando se encontraba una extranjera que lo eclipsaba. Me gusta mucho centrarme en estas sutilezas. La ironía hace de antídoto contra accesos solemnes o contra demasiadas contundencias. Mi estilo suele tener una presencia abundante de diálogos que permiten, más que explicar de manera descriptiva cómo es un personaje, mostrarlo solo con sus intervenciones.

La ironía hace de antídoto contra accesos solemnes o contra demasiadas contundencias

En el libro aparecen acontecimientos históricos y los ligas con los acontecimientos familiares. ¿Me puedes hablar un poco de ello?
Sí, esta presencia de referencias históricas, políticas y sociales hace un poco de pie de página contextual y ayuda a entender algunos comportamientos. Me gusta este diálogo entre una anécdota, un acontecimiento quizás de alcance mundial como puede ser la caída del muro de Berlín, y al mismo tiempo contraponerlo a una vivencia íntima que afecta a una persona joven que en aquel momento está en su habitación. Y este diálogo entre aquello internacional, aquello colectivo y aquello privado me interesa y crea un contraste y una atmósfera emocional que da colores a los capítulos.

Este diálogo entre aquello internacional, aquello colectivo y aquello privado me interesa y crea un contraste y una atmósfera emocional que da colores a los capítulos

Eres muy joven, tienes 30 años recién cumplidos. Has sido premiada con un Goya por el mejor cortometraje por Woody & Woody como guionista, ahora con el premio Proa de novela. ¿Dónde te ves de aquí cinco años?
Lo que tengo claro es que me gustaría seguir escribiendo. Escribir es una constante. Y me ha servido para explicarme, para hacerme preguntas, para explorar temas. Es un proceso que me resulta fascinante. De aquí cinco años me gustaría seguir escribiendo.

¿Sientes presión, de alguna manera?
No sé si es presión, sobre todo es este deseo de estar a la altura. Hay un capítulo con unos paralelismos explícitos con mi propia trayectoria, donde aparecen dos grandes temas, por una parte el privilegio que supone sentirte querida, y por otra parte el privilegio de oír que hay personas que demuestran interés en aquello que tú creas. En los dos casos este privilegio va ligado a un cierto vértigo, a una voluntad de estar a la altura. Soy consciente de que quizás alguien se acerca a este libro con unas expectativas más elevadas. Lo único que quiero es que esta inversión de tiempo, dinero y emocional valga la pena.

No sé si es presión, sobre todo es este deseo de estar a la altura. Lo único que quiero es que esta inversión de tiempo, dinero y emocional valga la pena

Este premio está dotado con 40.000 euros. ¿Ya sabes qué harás del dinero?
Una parte se va con impuestos, la otra se va con regalos para mi ahijado, y la otra se va para invitar a todas las personas que me han dicho que las tengo que invitar para celebrar el premio.

¿Tienes algún proyecto en el cajón?
Tengo sobre todo esquemas e ideas de la próxima novela. Cuando acabo una novela, me gusta ponerme a pensar en la siguiente. Más que en el cajón, tengo proyectos incipientes.

¿Estás más orgullosa de esta que de las anteriores?
Creo que es mi mejor novela. La primera novela la escribí con 23 años, y ahora hay una depuración de estilo. Esta novela es un poco más ambiciosa, más compleja, coral, son diferentes voces. También era ponerme en la piel de personas muy alejadas de mi generación. Yo estoy satisfecha con el resultado y creo que también puede ser más transversal a nivel de público. Creo que hay diferentes perfiles que podrán conectar con los personajes.

Creo que es mi mejor novela

Laura Gost nos lee un fragmento de su libro Les cendres a la piscina