"Es un privilegio ganar este premio y poder pasar a formar parte de un catálogo tan sólido y con una solvencia literaria como el sello Proa". Así es como Laura Gost (Sa Pobla, Mallorca, 1993) ha mostrado su gratitud después de ganar el quinto Premio Proa con Les cendres a la piscina, una novela que bebe de tintes biográficos y que narra la historia de una saga familiar mallorquina que se ve plenamente influenciada por el boom urbanístico y turístico de las Baleares de la segunda mitad del siglo XX. Una ficción, además, que se presta de la ironía para mostrar el patetismo de unos personajes vertidos a la incertidumbre de ir subiendo y bajando como una montaña rusa. El libro, que estará disponible en librerías a partir del 15 de noviembre, se nutre de una realidad ficcionada y contiene elementos que se inspiran en la vida del abuelo paterno de la propia autora. "A principios de año murieron mis dos padrinos, con 10 días de diferencia; ya había empezado a escribir la novela con una voluntad mía de intentar retener unas vivencias que afectaron a personas que he querido, pero que solo he conocido parcialmente", ha explicado la mallorquina.
Esta reencarnación ficcionada del padrí es Sebastià, un campesino que se enriquece a partir de la construcción de hoteles para los turistas; que gana dinero, lo pierde y tiene que gestionar la ambición y el cambio de estatus frenético que representa. En torno a este personaje gira toda una trama familiar que va evolucionando con el paso del tiempo, en un argumento que se inicia en los años 50 y que da un paseo hasta llegar a los 2000. El telón de fondo es el cambio de paradigma vivido en las Islas Baleares en las últimas décadas, que muestran perfectamente un salto generacional plagado de cambios sustanciales: de valorar la tierra a quererla explotar para sacarle el máximo de rédito posible. De eso son testimonio las tres mujeres de Sebastià, que aparecen como tres personajes primordiales para entender la idiosincrasia de un personaje asomado a querer tenerlo todo. Y es que cada figura femenina ocupa un papel relevante, y bien diferente, en la vida del marido.
No obstante, a pesar de esta supuesta crítica a la modificación radical de Mallorca, la voluntad de Gost no ha sido hacer una novela que hable sobre el impacto del turismo en su casa, tal como sí han hecho otros autores baleares. Al contrario, es un libro absolutamente humano que busca comprender y entender el porqué de las cosas y, sobre todo, de las personas. "Evidentemente la idiosincrasia mallorquina es como telón de fondo, pero a mí me gustan las relaciones humanas, y la novela quiere representar como se enfrentan y participan personajes de una serie de generaciones a un cambio de paradigma frenético que a menudo los coge con la guardia baja", ha explicado. En este sentido, la autora reconoce que su voluntad ha sido huir de los juicios para intentar entender las actitudes y decisiones de los personajes. A pesar de tener una opinión formada sobre lo que pasa en su tierra, hacer ficción le permite, en palabras suyas, no tener que posicionarse siempre.
La ironía es mi idioma preferido después del catalán
Seguramente, y justamente por eso, Gost también ha creado una especie de alter ego para poder añadir su propia mirada a todo: una voz que también se llama Laura, que representa —como ella— la tercera generación familiar, y que buscar dar una cierta lógica interna a unos episodios rocambolescos para dar respuesta a la necesidad de saber de donde viene. "Me interesaba hacer un paralelismo bastante evidente entre su vida y la mía, ya que he cogido elementos de la vida de otro gente, y me parece un ejercicio de honestidad también poner la mía para tener una asimilación más clara y explícita", ha matizado. Así, el resultado de Les cendres a la piscina es una novela divertida, con puntos ácidos y tiernos, y que ha optado por una narración muy dialogada. Y, sobre todo, es un libro irónico; y es que, como dice la misma autora, "la ironía es mi idioma preferido después del catalán".
Se trata de la seguna novela de Gost, que debutó en el género con El món es torna senzill (Empúries, 2022) y que se alzó con el Goya a mejor cortometraje en 2018, aunque también ha publicado obras en el ámbito teatral que también han sido premiadas. A la hora de adjudicar este quinto Premio Proa de novela inédita en lengua catalana, el jurado —formado por Xavier Pla, Clara Queraltó, Anna Sáez, Vicenç Villatoro y Josep Lluch— ha valorado muy positivamente la gran habilidad narrativa de la autora mallorquina, y ha considerando "sin lugar a dudas" que era la mejor obra de los 19 originales presentados. La dotación económica del galardón es de 40.000 euros, un impulso que pretende impulsar la excelencia, la renovación y el reconocimiento de la literatura catalana, como continuación de la tarea del editorial en las últimas décadas. Los anteriores ganadores del premio fueron Jordi Nopca, Francesc Serés, Maite Salord y Martí Domínguez.