El diario Le Monde, el más influyente de Francia, ha reconocido en una información cultural que el pintor Pablo Ruiz Picasso era un "artista catalán". El rotativo ha descrito de esta manera al pintor nacido en Málaga, pero que se formó artísticamente en Catalunya, concretamente a la Escola de la Llotja.
El diario francés explica que el Museo de la Historia de la Inmigración de París ha montado la exposición Picasso, el extranjero, donde repasa el trato que Francia dio al artista. "Picasso, extranjero, anarquista, y por lo tanto sospechoso", resume Le Monde. "El museo muestra a través de una rica exposición como el artista catalán fue maltratado por el Estado francés y sus administraciones", añade.
"Saliendo de la exposición Picasso, el extranjero, el pensamiento que me viene a la cabeza no es por qué esta manera de mirar al artista más famoso del siglo XX, sino por qué ahora, casi medio siglo después de su muerte. ¿Sería improcedente todavía hoy día decir que Picasso (1881-1973) fue durante mucho tiempo maltratado por el Estado francés?", se pregunta.
Le Monde recuerda que Picasso no recibió nunca la nacionalidad francesa. "Se le negó hasta la Segunda Guerra Mundial. Después, ya no le sirvió de nada. La fama, la fortuna e incluso las conexiones que tenía con el comunismo entonces lo convirtieron en una estrella. Los museos franceses, que hasta entonces lo habían ignorado, lo festejaron para conseguir donaciones, y la película de Henri-Georges Clouzot Le mystère Picasso ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes el año 1956", recuerda.
Durante su estancia en Barcelona, Picasso ya pintaba con un realismo académico profesional. Trabajos de esta época son Primera comunión (1896), una composición que representaba a su hermana, Lola. Con 14 años, pintó el Retrato de la tía Pepa, un retrato vigoroso y dramático que ha sido muy valorado por los críticos de arte.
Picasso empezó su recorrido estilístico con una fugaz experiencia con el modernismo después del contacto con la naturaleza que le supuso su estancia en Horta de Sant Joan (Terra Alta), y la amistad con los artistas catalanes reunidos en torno a los Quatre Gats en Barcelona.
En el aspecto artístico, el cambio decisivo del pintor se produjo cuando se integró en las tertulias de vanguardia y Renaixença, y el furor modernista de los Quatre Gats. Atraído por la presencia y el liderazgo de Casas y Rusiñol, a los que admiraba profundamente, Picasso se convirtió en un asiduo de los Quatre Gats y sus tertulias desde los 17 años.
Allí abandonó el academicismo y los estudios de la Llotja.