Abadía de Sorda (ducado independiente de Aquitania); 2 de octubre de 1273. Los representantes diplomáticos de Eduardo I de Inglaterra y de Jaime I de Catalunya-Aragón; firmaban el compromiso matrimonial de Leonor —hija del monarca inglés— y de Alfonso —nieto del soberano catalanoaragonés. Leonor y Alfonso ocupaban un lugar destacado en sus respectivas líneas sucesorias. Pero nada hacía presagiar que aquel pacto, inicialmente suscrito como una estación más de un largo recorrido de colaboración anglocatalana que remontaba a inicios del siglo anterior, se podía convertir en un compromiso de unión dinástica. Solo las dudas de Eduardo, y la prematura e inesperada muerte de Alfonso impidieron reunir una amplia faja de dominios formada por Inglaterra, Aquitania, Catalunya-Aragón-Valencia, y Sicilia, y que habría sido la corona más poderosa de la Europa occidental.
¿Quién era Leonor?
Leonor era la sexta hija (la cuarta chica) de la pareja formada por el rey Eduardo I de Inglaterra, llamado "Piernas Largas" por su extraordinaria talla (medía 1,88 metros en una época en que la altura habitual de los hombres estaba entre 1,50 y 1,60); y de Leonor de Castilla (hija de Fernando III de Castilla y León). Pero cuando se firmó el acuerdo nupcial de Sorda (1273), los cuatro primeros hijos de la pareja habían muerto prematuramente y Leonor había escalado hasta la segunda posición en la línea sucesoria. Solo su hermano mayor Enrique (1268) la precedía. Sin embargo, sus posibilidades eran escasas: su tío consanguíneo, Edmundo, y los cuñados de su padre, el rey Alejandro de Escocia y el duque Juan de Bretaña; esperaban pacientemente la desaparición del heredero inglés para rodear Westminster con sus propios ejércitos.
¿Qué había entre Barcelona y Londres?
Cuando se firmó el acuerdo de Sorda, Inglaterra era un país pobre y periférico, que no tenía nada que ver con la potencia económica y militar que sería cinco siglos más tarde. Sin embargo, alguna cosa ya se movía. Desde 1152, los Plantagenet eran reyes de Inglaterra y duques independientes de Aquitania; y, por lo tanto, tenían el dominio del cuadrante formado por los mares Cantábrico y Céltico. Y desde mediados de la centuria de 1200, los armadores catalanes y mallorquines frecuentaban los puertos del sur de Inglaterra: desestibaban armas, vino, y frutos secos; y estibaban pieles y lana en bruto. Inglaterra se convertiría, muy pronto, en un socio estratégico de la cancillería de Barcelona; tanto por su posición geográfica (era el aliado perfecto para asfixiar a Francia), como por su producción de materia prima textil (pieles y lana en bruto) destinada a satisfacer la demanda de los telares catalanes.
¿Qué relación había entre Leonor y Alfonso?
Cuando se firmó el acuerdo de Sorda, Leonor y Alfonso eran dos criaturas; que tenían, respectivamente, cuatro y ocho años. Eran y serían siempre dos desconocidos; pero, en cambio, tenían una curiosa relación de parentesco: ambos eran descendientes del duque Guillermo X de Aquitania. Este nombre, en un principio, no nos dice nada, hasta que sabemos que este personaje era el abuelo materno de Leonor de Aquitania (tatarabuela de Leonor Plantagenet) y de Petronila de Aragón (tatarabuela de Alfonso de Barcelona). Esta relación de parentesco, entre las casas reales de Londres y de Barcelona, alcanzaría una dimensión extraordinaria cuando, más allá en el tiempo de Leonor y Alfonso, Eduardo de Woodstock (1330-1376), más conocido como el Príncipe Negro, intervino —como un pariente más— en los conflictos internos del Casal de Barcelona, que enfrentaban a las casas reales catalana y mallorquina.
¿Cuándo se celebraron las bodas de Leonor y Alfonso?
Poco después de Sorda, el rey inglés "piernas largas" perdió a su heredero Enrique (1274); y el nuevo varón nacido acto seguido al acuerdo matrimonial de Leonor, Alfonso Plantagenet (1273) no gastaba salud. Con este escenario de incertidumbre, Eduardo ralentizó el desarrollo del acuerdo. La cancillería de Barcelona le reclamaba a la niña; que, en virtud de los capítulos matrimoniales, tenía que ser criada y educada en Barcelona. Pero Eduardo I, se resistía a enviarla a Catalunya, porque temía la posible muerte del joven Alfonso Plantagenet, que lo habría dejado en una situación de precariedad política absoluta: el heredero pasaría a criar malvas, y la nueva heredera estaría en Barcelona y en manos de los catalanes. Un detalle que, en la cancillería de Pedro el Grande (Jaime I ya había muerto) no pasaba por alto, y que explica la insistencia catalana a cumplir los pactos matrimoniales.
¿Por qué no se casaron Leonor y Alfonso?
Después de mil pretextos y mil dilaciones; Eduardo I aceptó completar los acuerdos de Sorda. Habían pasado once años, y durante este plazo de gracia el rey "piernas largas" había corrido más que nunca. Había aumentado su descendencia hasta cinco veces, con cinco chicas que, si bien no eran el recambio deseado por el enfermizo Alfonso Plantagenet, sí que podían ser piezas importantes de un hipotético tablero, para evitar que Inglaterra quedara atrapada en el campo magnético catalán. El 15 de agosto de 1282, Leonor y Alfonso se casaban por poderes. Los novios tenían, respectivamente, trece y diecisiete años. Pero nunca se llegaron a conocer. El mismo día Pedro el Grande y Alfonso embarcarían hacia la conquista de Sicilia. Y después de años de guerras y de combates, cuando la paz invitaba a culminar aquellas largas bodas, Alfonso moriría inesperadamente sin conocer a su esposa (1291).