Una Inteligencia Artificial (IA) ha escrito un libro en Francia con el título de "Y si Roma no hubiera caído", que analiza qué habría pasado si el imperio no se hubiera descompuesto. La historia ucrónica del libro ha sido escrita por la IA a partir de las instrucciones que le ha dado el autor del proyecto, el historiador Raphaël Doan. A cada capítulo escrito por la IA, Doan incorpora un comentario y una perspectiva histórica redactada por él, con elementos de contexto para entender mejor los inventos ucrónicos de la IA y vincularlos a la realidad de la antigua sociedad romana, según informa France Culture.
Redacción e imágenes
El texto escrito por la IA incorpora fuentes imaginarias, testimonios, poemas o cartas, como si fueran documentos que en realidad nunca existieron, y que muestran cómo habría sido esta supuesta evolución del imperio romano. El libro también incluye iconografía producida por IA, como fotografías de falsos de objetos arqueológicos imaginarios (estatuas, frescos, mosaicos, ordenadores, armas, etc.), y también imágenes generadas por ordenador, que mostrarían objetos del imperio en épocas recientes. Es decir, cómo serían los romanos en los siglos posteriores a la desaparición del imperio.
La máquina de vapor
El libro explica que en el siglo I, todavía bajo el imperio romano, Heron de Alejandría inventó la eolípila, la primera máquina que funcionó con vapor. Pero fue considerada un juguete y no tuvo más desarrollo hasta los siglos XVII y XVIII, con la revolución industrial. Y el volumen se pregunta qué habría pasado si Roma hubiera aprendido a fabricar máquinas de vapor en el siglo I. A través de este primer caso histórico, Doan lleva la IA a analizar aspectos más amplios, como qué papel tiene el progreso técnico en la evolución de las sociedades. Se analiza de esta manera si los romanos habrían renunciado a la esclavitud o dado más derechos a las mujeres si hubieran desarrollado la ayuda de máquinas, y si el progreso técnico favorece el progreso político, social y cultural.
Según Raphaël Doan y también su editor, Arthur Chevallier, la inteligencia artificial puede ofrecer nuevos recursos y nuevos métodos de trabajo para los historiadores, y todavía permitirá más en el futuro. A su entender, la IA puede servir como herramienta, y ser una ayuda para cualquier proceso de creación o de reflexión, y así contribuir a avanzar en la investigación histórica.
El concepto inteligencia artificial apareció a partir de algunos trabajos publicados en la década de 1940 que no tuvieron gran repercusión, pero a partir del influente trabajo del matemático Alan Turing en 1959 se abrió la nueva disciplina.