Lildami (Terrassa, 1994) es uno de los nombres de moda del panorama musical catalán. El artista egarense —Damià Rodríguez, fuera de la industria— acaba de estrenar Viatge en espiral (Halley Records), su segundo álbum de estudio, un disco en el que, lejos de encasillarse entre los dogmas del trap, coquetea con varios estilos y nuevas sonoridades. El productor Sr. Chen y la vocalista Emotional G forman parte de su equipo y son dos piezas clave para entender el éxito del producto. Pero hay más. En este nuevo viaje también lo acompañan artistas como La Casa Azul, Albert Pla o Marta Mas, su expareja.
En la entrevista que leerás a continuación, Lildami dispara cuando se le acusa de haber acatado las imposiciones de la industria, se desmarca de la escena trapera —y de todos los tópicos que la acompañan— y revela, entre otras cosas, por qué ha incluido una habanera en el nuevo álbum.
¿Qué estilo dirías que haces?
No lo sé, la verdad. Considero que mi música tiene muchas influencias. Innegablemente del rap y del trap, que es lo que he escuchado siempre, pero también de reguetón y pop. Me gusta decir que soy rapero, pero no creo mucho en las etiquetas.
Hace unos meses entrevisté a la PAWN GANG, gente que habla de drogas y putas y que sigue la doctrina de Atlanta. Me explicaban que para ser más comerciales se tendrían que poner filtros que no se quieren poner. ¿Tú no hablas de drogas porque eres así o porque te lo imponen?
¿Quién me lo puede imponer?
La industria.
¿Qué es la industria? ¿El concepto heterogéneo de la industria, qué es? Pregunto, eh. Entiendo por donde vas, ¿pero, a mí, quién me puede imponer algo? Si yo doy el disco hecho a la discográfica.
¿La discográfica te puede decir "no puedes hablar de esto"?
Mi discográfica es un elemento más del grupo. Tenemos sinceridad total para que me den su opinión, pero la decisión artística recae sobre mí, sobre el Sr. Chen y sobre Mariona (Emotional G). Entiendo que desde ciertos sectores, y no hablo por la PAWN GANG, se piensen que te obligan a cantar sobre ciertas cosas. Pero hablando claro, me parece una gilipollez. A mí nadie me ha obligado a hablar de nada. Si no hablo de putas o de drogas es porque no es mi puta vida. Soy un tío normal. No hago apología de drogas porque ni paso coca ni me la meto. No es mi lifestyle. Entiendo que queda muy bien, pero se trata de no poner filtros. En mis canciones te explico la persona que soy, te hablo de mis problemas reales. Ni me los invento ni voy de lo que no soy, porque me parece una falta de respeto por la gente que sí que ha vivido este tipo de situaciones.
¿En Catalunya, si quieres llegar a sonar en TV3, te tienes que poner filtros?
Sólo puedo hablar por mí. Yo no me los pongo. A mí, lo que hagan o dejen de hacer los otros, me la suda. Me sabe mal si suena prepotente. Si hay gente que se los tiene que poner para sonar en otros lugares, me parece bien. Si hay quien prefiere decir lo que le pasa por la cabeza, pues también. Yo el único filtro que me pongo es mi persona. Como en la vida real no digo ciertas burradas, tampoco las digo en las canciones.
Es una pregunta que hago a otros artistas, no sólo a ti.
No me lo tomo personalmente, pero yo no me considero family-friendly. Simplemente hago la música que quiero. Si gusta, de puta madre. En ningún caso intento hacer ciertas canciones o hablar de ciertas cosas para gustar más. Hago lo que me apetece. Tengo la suerte de que mucha gente se siente identificada con las cosas de las que hablo. Supongo que es cierto que hay cosas sobre las que puedes o no puedes hablar, pero no va conmigo.
No te lo tomes a mal.
No me lo tomo a mal, de verdad. No me tomo nada de la música personalmente, porque al final es música. Pero la gente se piensa que hay una mano negra que me está escribiendo los temas, y no tienen ni puta idea de cómo funciona. No lo digo por ti, pero no es la primera vez que me preguntan si me dicen de qué tengo que hablar o de qué tienen que ir las canciones. Entiendo que hay muchos grupos a quienes se lo dan todo hecho. Grupos que sólo tienen que poner la cara, cantar y hacer el videoclip. Lildami se lo hace todo él y su equipo. Hacemos lo que queremos y obviamente tenemos en cuenta a la gente de la discográfica y el management. Me gusta recibir sus opiniones, como también me gusta recibirlas de los colegas y la gente cercana. Cansa mucho el discurso que dice que he tenido que cambiar.
Yo no lo afirmo, lo pregunto.
Y yo te respondo.
En Provença has hecho una cosa bastante punk: cantar con tu ex.
Eso es una de las cosas que hacen que me aleje del rap. En el rap hay una actitud de ser el más duro, el más chungo. Si tienes una ex, tienes que decir que te estás follando a otra. Me da mucha pereza. Yo no soy así, a mí no me va. Es importante hablar de las vulnerabilidades de los hombres, en el rap no se habla de sentirse débil y vulnerable. Es una canción que escribí cuando lo dejé con Marta. Es una historia que habla de nosotros dos y, por lo tanto, no hay nada más real que ambos estemos hablando de ella. Los dos protagonistas te están explicando qué ha pasado, no hay un ejercicio más transparente que eso.
El otro día hablaba con Yung Rajola y también era partidario de mostrar las vulnerabilidades.
Sí, es que a veces ves gente que parece que tiene que ser superdura. Creo que están acomplejados. Tienen unas vulnerabilidades tan grandes que tienen que dar la imagen contraria.
Has trabajado con un genio como Albert Pla. ¿Tiene que ser un tío especial, no?
Es una persona como tú y como yo. No creo que el hecho de ser artista te ponga en un pedestal diferente. A veces vemos a los artistas como semidioses, pero es como tú o como yo, una persona con cosas buenas y cosas malas. El trato ha sido increíble, no te sabría decir nada malo. Somos dos personas irónicas que nos reímos un poco de todo. Que una persona como él se haya sumado al proyecto es una cosa que me llevo, me pone contento, y creo que le da cierto aval a nuestra música.
En el álbum también colabora La Casa Azul, gente con caché.
Sí, pero no buscamos las colaboraciones por eso. A mí me suda la polla si tienen seguidores o no. Si me gusta lo que haces y hay buena conexión en el ámbito personal, adelante, hacemos un temazo. Sí que es cierto que cada vez me da más pereza colaborar con raperos.
¿Por qué?
En ciertos momentos me siento fuera de la escena. Veo actitudes que a mí no me representan.
Lo que decíamos antes, la chulería implícita del rap.
Yo soy el más chuleta, el que más vacila, pero cuando vacilas, tienes que ser consciente de muchas cosas, tienes que contemplar que puede venir alguien más vacilón que tú. Por eso nunca me verás hablar de pistolas o del barrio, no me verás decir que si te metes conmigo te metes con todos. Si te pasas toda tu carrera diciendo que eres muy malo, el día que venga alguien con dos pelotas de verdad, tendrás que demostrar lo que decías en tus temas.
¿Tiene sentido, en Catalunya, hablar de ambientes turbulentos tal como lo hacen en Atlanta?
No sé, supongo que sí. Hay entornos y entornos, conozco a gente que viene de estos lugares. Yo, gracias a Dios, no he crecido en ellos. No puedo hablar y no me apodero de un mensaje que no es mío.
¿El hecho de poner una habanera en el disco cómo lo tenemos que interpretar?
Como quiera cada uno. ¿A ti qué te ha parecido?
En cierta manera, es una declaración de intenciones. Una manera de decir que puedo hacer cualquier cosa, también una habanera, si me sale de los cojones.
Queríamos reivindicar las raíces catalanas. Todo el mundo se intenta reflejar con el sur de los EE.UU., pero aquí tenemos una cultura musical superpotente. No hay que ir tan lejos para hacer cosas. También, como dices, somos un grupo polivalente. El hecho de que yo venga del rap no quiere decir que no pueda salir de mi zona de confort.
Demostrar que alguien de la escena urbana puede hacer una habanera.
Considero que no tengo que demostrar nada. Hago mi onda, lo que me apetece en cada momento. En aquel momento me apetecía una habanera. No pienso en la gente a la que le gustará ni en la que no. Estoy en una posición en que haga lo que haga, tendré detractores. La vida del artista es hacer lo que realmente quieres. Si el público supiera qué tiene que hacer el artista, él sería el artista. Que no se entienda como un discurso de flipado.
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Es una reflexión que me ha costado hacer. Estoy hasta los huevos de abrir Instagram y encontrarme gente que me dice qué tengo que hacer. Y lo hacen con buena intención, eh.
Sin embargo, estás contento con el recibimiento del álbum.
Sí, le he dedicado mucho tiempo y me lo he currado para que salga perfecto. En mi opinión, el trabajo es increíble. Cuando lo publicas y ves que a la gente le está gustando tanto, que lo comparte, que vibra con las letras que has escrito en casa, pues te hace muy feliz. El primer disco fue muy bien, pero este lo está superando. Cuando ves que la gente que hace tiempo que te escucha está creciendo contigo y lo entiende, también te hace muy feliz. Somos un grupo que arriesgamos, no hacemos dos temas iguales. La tónica en la escena estatal consiste en repetir hasta el infinito las cosas que funcionan. Nosotros destacamos porque intentamos cambiar y arriesgar.