¿Se imaginan que se encuentran un leopardo mientras pasean por las montañas de Prades? Por suerte para los humanos, eso es algo que sólo podía suceder hace más de 24.000 años, cuando algunos de los grandes carnívoros que conocemos actualmente habitaban la península ibérica.
Este jueves, el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA) ha anunciado que uno de sus equipos ha encontrar restos de un leopardo durante una campaña de excavaciones en la cueva del Cudó de Mont-ral, en el Alt Camp. El descubrimiento, de unos 24.000 años de antigüedad, es el húmero y el radio de un leopardo, un animal que, como los leones o las hienas, pobló nuestro país durante el pleistoceno. El hecho de que los osos estén en perfecto estado de conservación, además, hace pensar que en las próximas campañas aparecerán más restos del esqueleto.
Una cueva con historia
El IPHES trabaja en la cueva del Cudó desde el año 2016, en el marco del proyecto de investigación Evolución paleoambiental y poblamiento prehistórico en las cuencas de los ríos Francolí, Gaià, Siurana y rieras del Campo de Tarragona. El espacio conserva restos de las ocupaciones de humanos anatómicamente modernos ('Homo sapiens') más antiguos del sur de Catalunya.
Entre los 31.000 y los 10.000 años antes de ahora la cavidad fue utilizada periódicamente como refugio por los grupos de cazadores recolectores del paleolítico superior. Las evidencias localizadas hasta ahora indican que en ningún momento se trató de un asentamiento estable, sino que se hacían estancias puntuales, cortas, incluso de una sola noche.
"Es probable que la cueva fuera utilizada como refugio donde descansar y reparar las herramientas y los proyectiles estropeados durante el día, por partidas de caza que, procedentes de la llanura, donde tendrían los campamentos, se adentraban en la zona de montaña en busca de presas", comenta Josep Maria Vergès, investigador del IPHES, profesor asociado de la URV y director de la excavación. "De hecho, los ornamentos personales recuperados, todos ellos fabricados con conchas y caracoles marinos, indican una fuerte vinculación de estos grupos con la zona costera", añade el mismo arqueólogo.
Los leopardos también utilizaron la cueva como refugio, como lo demuestra la presencia de restos de herbívoros con evidencias de haber sido consumidos por un predador. "Hoy por hoy no sabemos a ciencia cierta si los humanos tuvieron nada que ver en la extinción de estos carnívoros. De hecho, los restos del leopardo de la cueva del Cudó no muestran ninguna evidencia de muerte violenta, ni de haber sido descuartizado o consumido por los humanos, lo que hace pensar en una muerte natural mientras se encontraba en su guarida", señala Vergès.