Dos periodistas, un historiador y un abogado. Todos escritores. Todos literatos irremediables. Sin cura. Todos tienen entre los 45 y los 55 años. Son los responsables de la revista Lletraferit y el editorial Drassana, dos marcas que hace diez años que impulsan la cultura valenciana desde una transversalidad que lo aleja de viejos e incómodos lastres. Vicent Baydal (València, 1979), uno de los cuatro responsables, es historiador y cronista oficial de València, y ha dicho en alguna entrevista que hace falta uno nuevo Nosaltres els valencians (1962), en alusión al histórico ensayo con el cual Joan Fuster asentó las bases del nacionalismo valenciano y su efervescencia cultural en la segunda mitad del siglo XX. Su trabajo rema un poco a contracorriente, en un momento en que algunas estadísticas dicen que solo un 3% de los valencianos mayores de 14 años leen habitualmente en valenciano (un 45% de forma ocasional).

Su trabajo rema un poco a contracorriente, en un momento en que algunas estadísticas dicen que solo un 3% de los valencianos mayores de 14 años leen habitualmente en valenciano

"He dedicado una parte de mi carrera investigadora a analizar desde un punto de vista histórico los planteamientos nacionales de Joan Fuster, que son patentemente erróneos, y ya no podemos decir, como él planteaba que 'llamarnos valencianos es nuestra manera de llamarnos catalanes'", me dice en torno a los principios que inspiran la revista trimestral y también la editorial que ha impulsado la carrera como escritor, por ejemplo, de Rafa Lahuerta, quien vio como su Noruega (2020) se convertía en uno de los fenómenos literarios locales de los últimos tiempos, con más de 17.000 ejemplares vendidos de un libro en valenciano (cinco mil más en castellano), cosa nada habitual. "Los valencianos nos formamos como pueblo entre los siglos XIII y XV, con una mayoría poblacional catalana, sí, pero también con una importante presencia de aragoneses, y ya desde aquella época desarrollamos una precoz identidad colectiva vinculada a nuestro territorio, el valenciano, nuestro pueblo, el valenciano, y nuestra lengua, que compartimos con catalanes y baleares, pero que ya desde entonces nombramos valenciano", argumenta el historiador en una especie de declaración de intenciones. "Es importante que la cultura y la lengua propias de Catalunya y las Baleares sean al mismo tiempo fuertes –porque tenemos una conjunción de intereses y sinergias comunes dentro de un Estado que no nos es nada favorable–, pero aquello fundamental es trabajar desde aquí, en clave valenciana y dirigida, en primer lugar, al pueblo valenciano", añade.

Sector editorial DANA - Vicent Baydal / Foto: Montse Giralt
Vicent Baydal, historiador y uno de los socios de proyecto Lletraferit y Llibres de la Drassana / Foto: Montse Giralt

Confusión, contradicción, triunfo

"Nos gusta gastar una suerte de divisa que compartimos desde nuestros inicios, de invocación frecuente y que hasta ahora nos ha permitido ir lo bastante bien: 'Confusión, contradicción, triunfo'". Me lo dice el abogado Toni Sabater (València, 1969), quien también ha publicado como autor varios dietarios y ensayos. Reconoce que los índices de lectura en valenciano "son francamente bajos" hoy día, pero también piensa que, "si se hacen las cosas bien, si se acierta en los intereses del público, si se trabaja en ámbitos populares pero sin renunciar a la alta cultura y sobre todo si se tiende a un modelo lingüístico con el cual las lectoras y los lectores valencianos puedan identificarse en su diversidad dentro de la unidad, el futuro podría ser francamente bueno". Pero eso considera que es necesario, en el ámbito valenciano, "trabajar la auto-referencialidad a todos los niveles: sin eso, el futuro será la extinción".

Hacía falta dar apoyo social al modelo lingüístico propugnado en las obras de referencia de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, ya que el modelo literario dominante estaba muy alejado del hablar valenciano

De hecho, una de las cosas que tenían claras es que "hacía falta dar apoyo social al modelo lingüístico propugnado en las obras de referencia de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, ya que el modelo literario dominante estaba muy alejado del hablar valenciano", me explica Vicent Baydal. La AVL, cuyas normas siguen, fue creada en 1998 por las Corts Valencianes cuando el gobierno autonómico lo presidía Eduardo Zaplana (PP), siguiendo las normas de Castellón de 1932, para superar el enquistado y artificioso conflicto lingüístico que sectores sociales de cierta derecha local vendían atizando desde la época de la transición, desde un secesionismo lingüístico cifrado en las normas de El Puig de 1979, que no son oficiales y solo reconoce la marginal RACV (Real Academia de Cultura Valenciana, sin ninguna capacidad normativa).

Primero revista, después editorial

El caso de Lletraferit y Llibres de la Drassana es atípico, porque fue primero la gallina y posteriormente el huevo. Primero la revista y más tarde la editorial. "Hacia el año 2008 nos conocimos un grupo de literatos y literatas, y de apasionados por la cultura y la historia valencianas, a través del mundo de los blogs, y a partir de aquí hicimos amistad, con una tertulia, y Felip Bens, que se dedicaba al mundo editorial y que había trabajado anteriormente con Josep Vicent Miralles, nos propuso refundar la revista Lletraferit para dar salida a nuestras inquietudes literarias y culturales", me cuenta Vicent Baydal. Y es que Lletraferit ya había atravesado una primera etapa previa entre 1996 y 2008, dentro de otro grupo editorial, L'Oronella. El responsable era el escritor y editor Felip Bens (El Cabanyal, Ciutat de València, 1969), quién ahora es también una de las cuatro patas de la publicación trimestral. Vicent Baydal insiste que "todos coincidíamos en auto-referenciarnos como valencianos a todos los niveles, también en el ámbito cultural y lingüístico, y consideramos que una revista era un buen lugar por donde empezar". Aquello los llevó después a "ir más allá" y crear la editorial Llibres de la Drassana dos años después, donde no solo hacen libros, sino que siguen publicando la revista Lletraferit, ahora en papel y también en digital, en lletraferit.com".

Todos coincidíamos en auto-referenciarnos como valencianos a todos los niveles, también en el ámbito cultural y lingüístico, y consideramos que una revista era un buen lugar por donde empezar

Lletraferit lleva ahora 37 números publicados, todos con una línea estética constante –portadas ideadas por ilustradoras como Virginia Lorente- y una temática que orbita en torno a la literatura, el cine, la historia, la sociedad, la gastronomía, el deporte y la música valencianas, siempre manteniendo un equilibrio entre la temática autóctona y la vocación universal. Y Llibres de la Drassana acumula hasta ahora más de un centenar de referencias, englobando sus colecciones de literatura valenciana (Jàssena), pero también de cocina (Tastaolletes), de historia (Odissea), fútbol (Onze) o temática infantil (Drassaneta). El escritor y periodista Josep Vicent Miralles (Xàbia, 1980), otro de los socios, dice que no tenían ningún modelo editorial previo, pero me recuerda que tenían "muy clara esa voluntad de autocentrado", de ofrecer al panorama editorial "temáticas y formas de hacer que no encontrábamos en ningún sitio desde una óptica valenciana". Llibres de la Drassana ha propulsado las carreras literarias de Rafa Lahuerta, Guillermo Colomer, Carles Fenollosa, Miquel Nadal, Miquel Torres, Purificación Mascarell, Andreu Sevilla o (el caso más reciente) Magda Simó, y ha publicado libros de periodistas consagrados como Miquel Alberola e intelectuales tan destacados como Joan Francesc Mira. Es una cuna de talento emergente y consolidada.

Baydal, Miralles y Sabater miedo JULIOCEBOLLA 12
Vicent Baydal, Josep Vicent Miralles y Toni Sabater en la gala de los Premis Lletrafeit / Foto: Julio Cebolla

Transversalidad y premios

La irrupción de Lletraferit y Llibres de la Drassana ha coincidido en el tiempo con un periodo en el cual, entre 2015 y 2023, por primera vez desde la transición democrática una formación política valencianista (Compromís) ostentaba responsabilidades de gobierno: al frente del Ayuntamiento de València y en el segundo peldaño autonómico (en coalición con el PSPV y ocupando consejerías como Cultura y Educación). Pero cualquier insinuación de sintonía con la fuerza política, que quedó descabalgada del poder después de las elecciones municipales y autonómicas de hace dos años (aunque mantiene la vara de mando en algunos grandes municipios, como Alzira), es diluida por Josep Vicent Miralles: "El valencianismo, la cultura y la literatura, tienen que ser patrimonio de todos o estaremos haciendo un pésimo negocio como país", dice, y añade que defienden "un valencianismo transversal arraigado a la cultura, al 'ser' más que no al 'estar' de una u otra opción política puntual". Abunda que "ni siquiera los autores ni los editores de Drassana somos ideológicamente homogéneos, por mucho que estemos en el mismo barco", y que tampoco les gusta "que determinadas opciones culturales" sean "de este" o "del otro", porque "en el remado eso es empobrecedor".

El error es identificar lectores en valenciano con militancia, decir que se tienen que comprar libros porque son en valenciano y tú quieres salvar esta lengua: no, te los tienes que comprar porque son buenos e interesantes

También cree que "el error es identificar lectores en valenciano con militancia, decir que se tienen que comprar libros porque son en valenciano y tú quieres salvar esta lengua: no, te los tienes que comprar porque son buenos e interesantes, y ese es tu reto". De hecho, pueden presumir que mucha gente haya debutado en la lectura en valenciano con Noruega (2020), "ya en edad adulta". Otra de las iniciativas con la cual han otorgado visibilidad mediática a sus libros son los Premis Lletraferit, instaurados en el 2018. En su última edición reconocieron el trabajo de Magda Simó en novela, de Marc Balaguer en novela juvenil y de Rodolf y Josep Lluís Sirera por su contribución teatral en el ámbito cultural. Un escaparate que, tal como dice Toni Sabater, se ha beneficiado del alto listón que pusieron sus primeros ganadores: "Han tenido un valor indudable dentro de la trayectoria del editorial, pero el mérito que ahora pueda otorgar el premio a una obra ganadora es el resultado de un proceso inverso: es la calidad de las obras premiadas en las primeras ediciones el factor que ahora tira de las obras", argumenta. De hecho, su compromiso con la calidad es tan firme que en el 2023 declararon desierto el premio de novela porque pensaban que "ninguna de las obras presentadas hacía justicia a la trayectoria de los premios". Josep Vicent Miralles recalca, por su lado, que "si no ofreces autenticidad, estás fuera".