"No ha sido una decisión muy premeditada. Ha sido más bien una conclusión lógica a una colaboración musical con Joan-Pau Chaves", confiesa Lluís Gavaldà. El líder de Els Pets publica hoy Meva, la primera canción de su proyecto con Joan-Pau Chaves, teclista de la formación de Constantí con quien lleva tres años y medio girando como dúo por pueblos y ciudades. Una aventura más allá del icónico grupo de rock catalán que se toma como un reto para estimular su pulsión artística después de cuatro décadas compartidas con el batería Joan Reig y el bajista Falin Cáceres. "Empezamos haciendo este dúo como alternativa a Els Pets, para poder hacer música en directo durante la pandemia y una cosa que tenía que ser puntual y solo por circunstancias extremas nos atrapó. Nos gustó tanto y nos lo pasamos tan bien que decidimos seguir, cambiar de espectáculo, hacer uno nuevo, con más personalidad propia, porque el primero era, básicamente, hacer canciones a la carta de Els Pets". Mía, que en ningún caso significa el adiós, ni temporal ni momentáneo, de Els Pets, es, sensible y delicada, un canto luminoso y decidido al empoderamiento femenino y al mismo tiempo una denuncia a las relaciones tóxicas y asfixiantes. Se trata de una letra de Lluís envuelta por la melodía cálida y melancólica de Joan-Pau Chaves. Una mezcla emotiva y devastadora al mismo tiempo, producida de manera sencilla por los dos, donde el piano y la voz son protagonistas absolutos.
¿En ningún momento os planteó que Meva fuera una canción de Els Pets? Es un tema que podría encajar perfectamente dentro de vuestro repertorio.
Sí, pero es que aquí la semilla de la canción es del Joan-Pau. Él fue quien me tocó una melodía en piano y me enamoró. Tan sencillo como eso. Nos animamos y le dije que de aquello teníamos que hacer una canción. Y desde que lo planteamos hasta que lo grabamos, no pasó ni un mes.
Por qué esperar más.
Aprovechamos unos días que yo estaba por Catalunya, porque teníamos un par de conciertos juntos programados, para encerrarnos en un estudio muy bonito en medio de la nada en Osona. Fuimos para grabar esta canción y salimos con Meva y otra. Todo ha sido como muy fluido, muy mágico.
Me gusta ponerme retos, porque con 60 años, si no te marcas retos, acabas un poco con una insuficiencia artística que no es para nada buena
¿Eso significa que pronto tendremos otra canción?
Sí, y la segunda es muy diferente de esta primera. Meva es como una canción muy adulta, en el mejor sentido de la palabra, con muy de peso. Una historia que habla de muchas cosas al mismo tiempo, pero que básicamente intenta hacer una reflexión sobre el amor posesivo, sobre relaciones tóxicas, sobre el hecho de que para poder tener una relación mínimamente estable y adulta tienes que ser tú mismo, primero de todo, que no te tienes que dejar engullir ni abducir por la otra persona. Y, en cambio, la segunda canción será una cosa bastante más lúdica. Pero siempre con una instrumentación básica. Es decir, la idea es que no queremos hacer grandes producciones, queremos hacer canciones en que suene únicamente lo que tocamos cuando damos conciertos en directo. Así, si Meva es piano y voz, la segunda será guitarra y voz.
¿Nos quedaremos con estas dos canciones o está previsto que publiquéis todo un disco?
Hacer un disco es casi un trabajo de voluntariado. Dedicar mucho tiempo, muchos esfuerzos y, sobre todo, un gasto económico que después no retorna en absoluto. Ahora mismo me siento más cómodo haciendo canciones sueltas, porque es mucho más fácil de llevar, de hacer, de acabar. No hay esta especie de tsunami de decisiones. Hacer una canción sola me gusta. Me alejo un poco de esta idea del disco que tiene que pensar en todas las canciones al mismo tiempo. A mí eso me marea mucho y acabo bastante perjudicado haciendo un LP entero. De hecho, ahora nuestra prioridad no es tanto hacer más canciones, como, sobre todo, girar con este espectáculo tan lúdico y tan divertido en que podemos controlar mucho mejor todo. Cuando eres solo dos personas es muy chulo, porque podemos improvisar sobre la marcha, los conciertos los podemos hacer diferentes cada vez. Aparte, también es como volver a los inicios, porque vamos solos, sin managers, sin pipas, sin nada. Vamos a pueblos pequeños donde hace muchos años que no actuábamos. Es una experiencia muy bonita. Ves que a la gente que ya no se puede permitir contratar a Els Pets los hace mucha ilusión que vayas.
La ilusión con Els Pets la mantengo y no la perderé nunca. Pero Els Pets son un engranaje muy grande
¿Cuando llevas una trayectoria de cuatro décadas focalizada en el mismo proyecto, es importante emprender nuevas aventuras para mantener la ilusión?
No, la ilusión yo la mantengo con Els Pets y no la perderé nunca. Pero Els Pets son un engranaje muy grande. A veces es difícil llegar a consensos. Es un poco complicado que estemos todos en la misma dirección. Hay muchos compromisos. Y pese a todo, a mí me apasiona. Els Pets siempre serán mi prioridad. Pero también está bien huir de tu zona de confort. Y con Els Pets, quieras que no, hay reglas no escritas. Con Els Pets, más o menos, los tres sabemos cómo funciona todo. En cambio, cuando te marchas de aquí, te despojas de bastantes tics. Es como la colaboración con Figa Flawas o con Nil Moliner, que son cosas que, en teoría, no van contigo. Pero precisamente por eso, son retos. Y a mí me gusta ponerme retos, porque con 60 años, si no te marcas retos, acabas un poco con una insuficiencia artística que no es para nada buena. Y ahora mismo estoy en una situación en que quiero hacer cosas nuevas.
¿Tienes más proyectos más allá de Els Pets?
Sí, sí. Tengo más proyectos, sí. Hay gente que no me lo pensaba, pero que me hace propuestas. Antes era muy reticente, pero ahora mismo, si me proponen una cosa que me suponga salir de lugares comunes y no sea una colaboración decorativa, me apunto. Como hice con los Figa Flawas o con Nil Moliner. No solo me apetece, sino que creo que me va bien.
¿Se puede descubrir alguna de estas nuevas colaboraciones?
No, ahora mismo todavía... se tienen que acabar de perfilar. Una es con un grupo que ha tenido muchos premios como mejor disco del año a nivel español. También con Jordi Bastida (guitarrista de Els Pets), con su proyecto Chico Jorge.
La tendencia de las nuevas generaciones siempre es matar al padre, pero a ti no te ha querido matar nadie.
No me quieren matar porque yo soy el abuelo. Si fuera el padre, me matarían. Pero con los abuelos te sabe mal. La gente nos tiene bastante respeto, a Els Pets, sí. No sabría decir el motivo, pero lo agradezco muchísimo, la verdad. Además, por ejemplo, con Nil Moliner, que no habría pensado nunca que quisiera colaborar conmigo, cuando me hizo la propuesta me envió una foto de él, con 10 años, todo chiquitín, en un concierto de Els Pets, con una camiseta de Agost. Es emocionante.
Els Pets son como una especie de bola gigante de nieve que está bajando por una montaña. No hay quien lo detenga hasta que no nos despeñemos abajo de todo
¿Els Pets, sin embargo, no se detienen, verdad?
Els Pets son como una especie de bola gigante de nieve que está bajando por una montaña. No hay quien lo detenga hasta que no nos despeñemos abajo de todo. Si ahora hemos parado es porque hacía dos años que girábamos. Y, sobre todo, porque el año que viene haremos 40 años y queremos prepararlo bien. Queremos hacer una gira, pero que no sea la típica gira de éxitos. Queremos hacer más cosas, que se note que hacemos 40 años y celebrarlo como toca.