El Arts Santa Mònica ha querido acoger una gran exposición de homenaje a Lluís Llach en el 50 aniversario de su primera actuación: Lluís Llach, como un árbol desnudo (Lluís Llach, com un arbre nu). Después de que el artista se haya retirado de los escenarios, se ha pretendido recordar su larga trayectoria y su influencia en movimientos culturales y políticos de nuestro país (con un papel clave en la Nova Cançó, pero también en otros ámbitos). La exposición, comisariada por Lluís Danés y organizada por el Grupo Enderrock, se podrá ver, gratuitamente, hasta el 26 de abril.

Foto: ACN.

L' Estaca en lugar destacado

El vestíbulo de la exposición está ocupado por la reproducción de todas las portadas de los discos de Lluís Llach, lo que ofrece una panorámica impresionante de su obra musical. Pero quizás la sala más emblemática es aquella en que, colgados de unas simbólicas estacas, se encuentran auriculares donde se pueden escuchar algunas de las versiones de L'Estaca, en un gran número de lenguas, una muestra de la fuerza que ha tomado esta canción, que ha sido traducida al vasco, al sardo, al corso, al árabe, al turco, al occitano, al inglés, al alemán, al sueco, al farsi, al bretón, al yiddish, al francés... Además, ha adoptado tonalidades muy diferentes: en la exposición se puede oír una magnífica versión con ritmo ska de Dr. Drer & Crc Posse, que contrasta con la solemnidad de cómo la tocaba Jean-Michel Jarre o con la versión punk de los cubanos Porno para Ricardo. Pero es más: esta canción nacida como un himno a la resistencia al franquismo, se ha convertido en todo un símbolo de luchas sociales de diferentes puntos del mundo: del combate sindical contra la dictadura polaca a las primaveras árabes, pasando obviamente por el referéndum del 1 de octubre o incluso por las protestas de los chalecos amarillos franceses. En la exposición eso se cita, pero es una pena que no se refleje con más intensidad.

Juego de referentes

Dos espacios de la exposición están reservados a las influencias de Llach. Por una parte, la instalación Viaje a Itaca, inspirándose en el famoso poema de Kavafis musicado por Llach, identifica algunas de las principales personalidades que inspiraron al cantautor y, en unas maletas, representativas del viaje musical del homenajeado, incorpora las fotografías de estos personajes con una reflexión de Llach sobre aquello que le han aportado: son muy diversos: de Mahalia Jackson a Maria Aurèlia Capmany, pasando por Josep Maria Espinàs, quien ayudó mucho al cantante en sus inicios. En cambio, el espacio Café Antiguo recrea una vieja taberna en la que se pueden ver, en las paredes y en las mesas, aquellos autores que ha musicado Llach y que más han aportado a su obra: son, obviamente, Salvat-Papapasseit y Kavafis, pero el lugar más destacado está reservado, naturalmente, a Miquel Martí i Pol, el poeta de Roda de Ter que tuvo una relación artística y personal muy estrecha con Llach.

Foto: ACN.

Revivir los grandes conciertos

En la exposición también hay algunas pantallas donde se pueden visualizar los grandes conciertos de Lluís Llach, desde la mítica celebración del Camp Nou en 1985, hasta el que hizo al Olympia de París en 1973 y que le permitió hacer el salto al público internacional. También incorpora algunas piezas sobre las facetas menos conocidas de la carrera de Llach: como director artístico de la Danza de la Muerte de Verges, como compositor de bandas musicales, como viñero... Y el espacio central de la exposición está dedicado a declaraciones del cantante y a una visualización de algunas de sus canciones más populares.

Foto: ACN.

Más cantante que mensaje

La exposición Lluís Llach. Como un árbol desnudo se ha planeado, sobre todo, como un homenaje al cantante. Por eso, en el espacio final se ofrece al visitante una experiencia inmersiva, mediante tecnología 3D, para que pueda sentirse como en un concierto particular del cantautor de Verges (una experiencia que quiere ser el plato fuerte de la exposición y se presenta como una gran innovación tecnológica, pero que queda lejos de las expectativas generadas). La exposición queda un poco más coja con respecto al impacto social de la música de Llach. Se muestran, en vídeo, entrevistas a músicos y a personalidades del mundo musical que enaltecen a la música de Llach, pero se ve muy poco la apropiación popular de la música del cantante. Más allá del debate sobre la oportunidad de una exposición de homenaje al cantante-diputado, Lluís Llach. Como un árbol desnudo constituye una ocasión de revivir a uno de los personajes míticos de la Nova Cançó y de reencontrarnos con un movimiento musical que fue esencial para la lucha por las libertades en Catalunya.

 

Foto de portada: Sergi Alcàzar.