Luci Gutiérrez es una ilustradora catalana que, desde que empezó a dibujar de pequeña, nunca dejó de hacerlo. Incluso cuando se quejaba de que se aburría, sus padres le decían que dibujara y encontraba que era un argumento irrebatible, y, por lo tanto, ya no podía seguir quejándose, a pesar suyo. "Estudié en la escuela Massana", recuerda. "Allí descubrí que la ilustración era principalmente un medio para explicar cosas a través de la imagen y que no se trataba solo de hacer dibujos bonitos, y eso me fascinó. Los primeros años como ilustradora trabajé sobre todo para publicidad. Al mismo tiempo hacía un fanzine con amigos que se llamaba Garabattage, fue mi segunda escuela". Todavía ahora mantiene este hábito de dibujar para no aburrirse, también dibuja por trabajo, para pensar e incluso para sacar la mala leche. Y eso es exactamente lo que la ha llevado a obtener el Premio Nacional de Ilustración este 2023 y a lo largo de su trayectoria a publicar dos libros, English is Easy y Manual de Autodefensa, así como a publicar ilustraciones en grandes revistas y diarios de la prensa norteamericana como The New Yorker o The New York Times. "En el 2007 pedí un crédito y me marché a vivir unos meses a Nueva York. Allí conocí la agente con la que todavía trabajo y el director de arte que me dio el primer trabajo. Se me acabó la pasta y volví a Barcelona. A partir de aquí empecé a trabajar regularmente para|por revistas y diarios de los Estados Unidos hasta el día de hoy".
¿De qué referentes artísticos has bebido?
Ha sido determinante haber tenido profesores como Pep Montserrat y el Arnal Ballester; por su manera de entender la ilustración y por la importancia en la capacidad narrativa, también a pensar con criterios propios. El nivel de los ilustradores en Catalunya es muy alto, pero otro tema es que con el ritmo productivo actual y las condiciones precarias, no haya los espacios donde se pueda tener recorrido. Me gusta la gráfica popular como los cajetines de cerillas antiguos ilustrados, la gráfica de letreros, de anuncios antiguos; los carteles polacos de los años 60 y 70 y todo aquello que se considera Art Brut u outsiders. Los referentes que mantengo como autores, a pesar de que pasen los años, son Roland Topor, Edward Gorey y Saul Steinberg.
El nivel de los ilustradores en Catalunya es muy alto, pero otro tema es que con el ritmo productivo actual y las condiciones precarias, no haya los espacios donde se pueda tener recorrido
¿Dibujas por trabajo o por necesidad vital?
Sí, es mi trabajo. Aunque un día no me apetezca, lo tengo que hacer si tengo fecha de entrega. Hay dos retos: el primero es saber disimular y conseguir que no se note, y el otro es darle la vuelta a un proyecto para conseguir que te interese. Sigo considerando el dibujo como alternativa para no aburrirme. También dibujo fuera de los encargos sin ninguna intención y aquí es donde acostumbran a salir las cosas más interesantes.
Sigo considerando el dibujo como alternativa para no aburrirme
¿A quién van dirigidos tus dibujos?
Nunca pienso a quién van dirigidos, el posible público es un ente abstracto que no se sabe por dónde va. Pienso que es un error pensar en un público específico porque da como resultado productos adaptados donde se rebajan los estándares y acabas cayendo en estereotipos. Lo que hago va dirigido a mí, y pienso que si a mí me funciona, puede funcionar a más gente. Sí que tengo presente la lectura de quién leerá la imagen, ya que quiero mostrar de la forma más clara posible lo que quiero explicar.
¿Y qué quieres mostrar?
No sabría decir qué quiero mostrar con los dibujos. Dibujar tiene más que ver con mostrar un punto de vista, una actitud o una manera con entender el mundo, que es lo que me gusta encontrar en otros autores.
Podemos ver ilustraciones tuyas en revistas, diarios, carteles de festivales... ¿Con qué disfrutas más?
No tengo preferencia por el tipo de formato, sí con la temática: algunas son más interesantes que otras o bien porque dan más juego o porque por sí mismas son más libres. Normalmente, los formatos grandes son más golosos, pero últimamente me lo paso muy bien con dibujos minúsculos. Los americanos los llaman spots. Cada New Yorker en papel, por ejemplo, tiene una serie repartida por toda la revista.
Empecé en el New York Times en un momento que no era tan habitual, o parecía que no había tantos ilustradores en el mundo
¿Cómo llegas a hacer las portadas de medios como The New Yorker, The New York Times o The Wall Street Journal?
Actualmente no es muy excepcional, muchos ilustradores trabajan para prensa norteamericana. En mi caso empecé en el New York Times en un momento que no era tan habitual, o parecía que no había tantos ilustradores en el mundo. Una vez empiezas a publicar, es como una rueda, te conocen otros directores de arte y te encargan otras ilustraciones. Aunque desde el primer momento trabajo con una agente de ilustradores y ella ha sido parte responsable de dar a conocer mi trabajo.
¿De esta experiencia de trabajar para medios de los Estados Unidos surgió el libro English Is Not Easy?
Es el resultado de combinar las notas que tomaba en clases de inglés y los dibujos de calle que hice durante los meses que viví en Nueva York. No lo habría hecho si no hubiera vuelto con la frustración de no haber aprendido mucho el idioma, teniendo en cuenta que he hecho muchos intentos de aprenderlo a lo largo de mi vida, por eso me hice un manual a mi medida.
Estos dibujos me sirven para pensar, como diversión y también para sacar la mala leche que no sé sacar de otra manera
¿Y Manual de autodefensa?
Sale de los dibujos que hago en cuadernos sin ninguna intención. Son dibujos más personales y una vía que no puedo desarrollar en los encargos. Estos dibujos me sirven para pensar, como diversión y también para sacar la mala leche que no sé sacar de otra manera.
¿En qué proyecto trabajas actualmente?
Por ahora todo son ideas vagas. No sé si me lanzaré a hacer otro libro, porque consume un tiempo y energía que es difícil de compaginar con el trabajo del día a día.
¿Cuál es el último dibujo que has hecho?
Un cartel para un acto sobre Lorca que se hará en Nueva York en septiembre, organizado por el Ministerio de Cultura español.