Lucía Alemany es una de las promesas del cine catalán. Su ópera prima, La inocencia ha sido nominada al premio Gaudí a la mejor película. Esta película sobre una chica de un pueblo de Castelló que sueña con ser artista de circo y que se queda embarazada ha cautivado público y crítica y ha puesto sobre la mesa el tema tabú del aborto de las adolescentes. La película, producida por Un Capricho Producciones, Turanga Films y Lagarto Films, llegará a los cines este viernes, 10 de enero.
¿Cómo entra en el mundo de la dirección del cine?
Entro en el mundo del cine tarde. En realidad, la primera película que vi en un cine fue Titanic, cuando tenía 14 años. En mi pueblo no había cine. Y cuando hice la selectividad, escogí ir a hacer Comunicación a Vic, porque tenía miedo de salir del pueblo e ir a Barcelona a hacer una prueba en la ESCAC, la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Catalunya, que es lo que me habría gustado de verdad. Pero desde Vic ya tenía pensado ser directora de cine. I això que era una cosa complicada. Todo el mundo me decía: "¡Donde vas!"; "¿Y tú quieres hacer cine?". Como todo el mundo me miraba mal, ya no lo decía, pero mira...
¿Y cómo lo hiciste para llegar hasta aquí?
Finalmente estudié los 4 años en la ESCAC. Y después he hecho un largometraje, un cortometraje y un programa para la televisión valenciana.
Si quieres dirigir tienes que buscar qué tienes tuyo que no tenga el resto de la gente. Y yo, lo que tengo de auténtico es Traiguera, mi pueblo
¿Tiene alguna cosa autobiográfica esta película, que ha sido filmada en su pueblo?
Todo, y nada. Cuando te pones a crear una pieza de 90 minutos prima la narrativa y aquello que recibirán los espectadores sobre ti. Pero es obvio que cualquier película tiene mucho de autobiográfico. El primero que tiene es que nace de mi corazón y de mi forma de ver el mundo. Creo que si quieres dirigir tienes que buscar qué tienes tuyo que no tenga el resto de la gente. Y yo, lo que tengo de auténtico es Traiguera, mi pueblo. La peli me permite contar este espacio, que conozco muy bien.
Pero en la película Traiguera no es, en absoluto, un lugar idílico...
Yo he vivido este espacio como una prisión a los 16 años. A estos personajes rurales, como el padre patriarcal, los conozco muy bien. Hay muchos en Traiguera. Y el hecho en sí, el quedarse embarazada siendo adolescente y abortar, me pasó a mí, cuando tenía 17 años. Es lo que le pasa a la protagonista. Yo no hacía circo, como Lis en la película, pero en La inocencia hay personajes como los que hay en Traiguera. Yo miro hacia adentro para hacer cine.
Todo el mundo querría volver en algún momento a la adolescencia, porque el despertar es muy bonito
¿Y a pesar de todo, La inocencia, tiene un punto nostálgico?
Tiene un punto nostálgico. Hay gente que me ha dicho, después de verla, que querría volver a ser adolescente. Yo creo que tendría que ser fácil ser adolescente. Es un tiempo de euforia. Tendría que haber euforia de vivir. Pero a a los adolescentes se los limita, no se les deja hacer. Los jóvenes necesitan amor, y un lugar donde estar, y a menudo no se les da. La adolescencia al fin es muy dura. Si no se acompaña a los jóvenes con mucha escucha, con mucho amor, la cosa no funciona. Ellos nos tienen que enseñar muchas cosas, y los adultos se piensan que sólo pueden enseñar. Y si los adolescentes no aprenden, los castigan. No permitimos los errores como parte del aprendizaje, y eso hace la vida mucho más dura. Lis, la protagonista de La inocencia, sólo necesita que la dejen hacer y que la liberen de los patrones. Toda la mierda que carga a su madre se la traspasa a ella. Pero la inocencia que tiene Lis sí que es bonita y en este sentido la película és nostálgica. Todo el mundo querría volver en algún momento a la adolescencia, porque el despertar es muy bonito.
En el filme trata el aborto juvenil. ¿Es un tema todavía tabú?
Es un tabú. Y no lo es porque sea juvenil. Desde que he empezado a hacer esta película, y a medida que he ido contando eso a la gente, y al fin siempre hay alguna mujer que te cuenta que ha abortado, pero te lo dice con la boca pequeña. No se habla de ello. No sé si es por la presión social, o por algo más personal, el sentimiento de culpa...
En el pueblo tienes el peso del que dirán. Todo el mundo habla de todo el mundo y todo el mundo se cree con el derecho a hablar de todo el mundo
Esta es una obra escrita desde el pueblo. ¿Marca ser de una zona rural?
Marca ser una mujer rural como marca ser de Pedralbes, o ser de Badalona o haber nacido en África. Pero sí: marca haber nacido en un pueblo pequeño, de mil habitantes, donde todo el mundo se conoce desde que nace hasta que muere, y que está lejos de la capital (nosotros estamos a dos horas de Barcelona, a dos de València, y a media de Vinaròs, que es el núcleo grande más próximo). Eso crea una idiosincrasia de pueblo. Hay cosas muy características que te impregnan de por vida. La primera, criarse en la calle. El domingo los críos, a las diez de la noche, van en bicicleta por la calle, y eso es particular. En el pueblo tienes una gran libertad, que te permite jugar como quieres. Las relaciones que establecen entre niños y niñas es más libre. Tienes peleas... Pero por otra parte tienes el peso del qué dirán. Todo el mundo habla de todo el mundo y todo el mundo se cree con el derecho de hablar de todo el mundo. La gente no habla de Corazón, corazón cuando tienes el vecino al lado y conoces su vida perfectamente. A mí lo que me hizo más daño es que la gente te puede poner un estigma que te marca aunque no seas así. Llega un punto en que pierdes el sentido de lo que eres, condicionada por lo que dicen que eres. A alguien le pueden decir que es un perezoso, y acaba por asumirlo... Por otra parte, en el pueblo ves el mundo desde un corralito, y no acabas de sentir que el mundo existe.
Pero a ti hay cosas de la vida rural que te gustan.
Hay gente a la que el ritmo lento del pueblo le flipa. El contacto con la gente, el contacto con la naturaleza... Es muy positivo. Crea alguna cosa que en las ciudades no hay. En el pueblo no hay estrés... Es un ritmo más acorde con el ser humano. El contacto con la tierra es importante: sabemos de dónde viene lo que comes... La vida en el pueblo tiene cosas negativas y positivas.
En un pueblo hay más miedos, porque todo lo ves más grande y porque hacer cualquier cosa te supone ir a vivir a otra parte, y eso da miedo
La película enfatiza el sueño de ser alguna cosa diferente. ¿Es difícil escapar del entorno?
A veces las barreras nos las ponemos nosotros mismos. El padre de Lis no le prohíbe ir a estudiar circo, le dice, sencillamente, que espere. Pero para ella es tan importante escapar que pierde el norte. Cuando yo quería hacer cine, era yo quien me ponía las barreras. Quizás porque tenía pocos referentes. Y en un pueblo hay más miedos, porque todo lo ves más grande y porque hacer cualquier cosa te supone ir a vivir a otra parte, y eso da miedo.
¿Qué dificultades supone para un director trabajar con actores tan jóvenes?
Era lo que yo quería. Ya lo había practicado con mi corto. En realidad, una de las actrices de La inocencia ya había trabajado conmigo en este corto. El corto me había costado mucho, había sufrido mucho para dirigir a los jóvenes. En cambio en el largometraje ya tenía más seguridad, aunque era muy duro. Queríamos investigar las emociones de los propios jóvenes, para sacarlas fuera, y era complicado, para ellos y para mí... Carmen Arrufat, que tiene el papel protagonista, lo supo hacer muy bien, aunque su papel era muy delicado (con el resto de actores fue mucho más fácil). La clave era que las actrices, desde ellas mismas, se pusieran en situación. Fue divertido al final.
La película ha sido nominada a los Gaudí. ¿Espera ganarlo?
Sinceramente, no espero el Gaudí, pero siete nominaciones a los Gaudí, dos a los Goya y el resto de nominaciones a premios ya es más de lo que esperaba. Además, eb los premios de la Academia Valenciana del Audiovisual nos dieron los premios a la mejor dirección, al mejor actor de reparto (a Sergi López) y a mejor actriz revelación (a Carmen Arrufat). Veo más a Carmen Arrufat ganando un Goya a la actriz revelación que un Gaudí a la mejor película, porque las obras que compiten son muy buenas.
¿Cuáles son, por ahora, sus proyectos de futuro?
Me gustaría renovar en la segunda temporada de 69 Raons, el programa que hacía para la televisión valenciana sobre adolescentes y sexualidad, pero todavía no lo sé. Y estoy preparando la próxima película, pero por ahora no ha salido de mi cabeza y del ordenador. Laia Soler (que también ha trabajado a La inocencia) y yo preparamos el guion, pero todavía está verde. Por ahora, estamos cerrando La inocencia. Estamos en tope. Después tengo otras cositas pensadas, unos cortos... Para no parar...