Juan Manuel de Prada vuelve a la literatura con Lucía en la noche (ed. Espasa), y lo hace con una novela repleta de suspense, con un tipo de libro que hasta ahora no había experimentado. Sus editores anuncian que en esta obra, con una protagonista catalana, está "el Juan Manuel de siempre, pero también un Juan Manuel como nunca no lo habíamos visto". El autor afirma que si bien ha cambiado de temática literaria, no ha cambiado de registro de escritura: "Si renunciara a escribir como lo hago, dejaría de ser escritor".
Inspiración personal
Lucía en la noche es la historia de un escritor en decadencia que es salvado de su crisis creativa por una chica providencial de pasado misterioso: Lucía. El protagonista, Alejandro Ballesteros no es el otro que el álter ego de De Prada en sus horas bajas tras el éxito literario que tuvo en los primeros momentos. "Pasé por una temporada en que no encontraba alicientes para escribir", comenta De Prada, quien añade que "como el protagonista de la novela, fue una mujer la que me hizo reencontrar el amor por mi trabajo". Pero más allá de eso, De Prada aclara que la obra no es autobiográfica, aunque está basada en una historia real que conoció de primera mano.
Más allá de las apariencias
Juan Manuel de Prada no está muy conforme en que se etiquete a su obra como "novela negra" (especialmente se desmarca de la moda de los thrillers caracterizados por las "grandes conspiraciones"). Afirma que su novela es, sobre todo, una obra contra los miedos inducidos por el sistema: el miedo al terrorismo islámico, el miedo a las injerencias rusas o incluso el miedo a volar. "Se crean fantasmas colectivos porque el miedo es un mecanismo de control social", explica el autor. De Prada, con esta obra, quiere invitar a los lectores a ponderar las versiones oficiales que ofrecen los medios y las instituciones. Y asegura que "ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos". Por eso critica tanto a las tertulias como a las redes sociales, donde siempre se simplifican los mensajes. Él ni siquiera está presente en las redes sociales, y usa un teléfono móvil con un montón de años.
Un Orfeo madrileño
Según el propio autor, Lucía en la noche tiene mucho homenaje a Vértigo, de Alfred Hitchcock, en que la fascinación amorosa del protagonista lo lleva a una odisea en la búsqueda de la querida perdida. Y la novela se estructura en capítulos alternados: en los impares de explica el proceso de búsqueda del pasado de su amor, y en los pares se narra el año que pasan juntos a Alejandro Ballesteros y Lucía.
Que Catalunya se separe de España es como si mi madre renegara de mí
Protagonista catalana
La protagonista de la obra de De Prada es una catalana que vive fuera de Catalunya y que esconde sus orígenes. El autor afirma que con esta obra también quiere hacer un reconocimiento a la lengua y a la literatura catalana, en unos momentos en qué, argumenta, para un autor "español entre comillas" (como él se define) resulta difícil llegar a los lectores catalanes. De Prada manifiesta su preocupación por la situación catalana: "Que Catalunya se separe de España es como si mi madre renegara de mí", apunta. Pero se desmarca de la visión del Gobierno español, como en general con toda la del "mundo moderno liberal" (aunque reconoce que su visión "no tiene cabida en la actualidad"). "No somos libres e iguales", apunta, y añade "No hay mayor injusticia que tratar como iguales a los que están en situación de desigualdad". Acaba cargando contra el modelo liberal: "Los liberales pretende que todo el mundo lo pueda elegir todo, incluso el sexo, pero no le dejan cambiar de nacionalidad, aunque para eso no se necesita ninguna operación", explica sarcástico.
La asfixia catalana
Y aunque De Prada niega el derecho de autodeterminación, afirma que no tiene ninguna duda que Catalunya es una nación y que "España se constituyó como nación de naciones". Y afirma que el problema es que el Estado liberal y el régimen del 78, el "café para todos","asfixia" a Catalunya. Y lamenta que hoy por hoy, "la mejor forma de ganar votos es exacerbar en España el odio anticatalán y a Catalunya el odio antiespañol".
No tiene ningún sentido apelar al Estado de derecho y después aplicar un 155, que es discrecional
Contra el mundo moderno
De Prada está seguro, a pesar de todo que la independencia de Catalunya es inviable, porque "Los poderes transnacionales no quieren que Catalunya sea un país independiente, si no ya lo sería". No obstante, asegura que la crisis catalana ha mostrado el "desfundamento" del Estado liberal. Afirma que "no tiene ningún sentido apelar al Estado de derecho y después aplicar un 155, que es discrecional", de la misma forma que no tiene sentido permitir partidos independentistas, dejar que ganen las elecciones y después impedir que hagan realidad su proyecto político. Y ha sentenciado que eso es una muestra del fracaso absoluto del régimen del 78, que está llevando a España al envilecimiento.