Quedar para hacer una entrevista con La Ludwig Band es entrar dentro de una conversación de amigos de sobremesa y, nunca mejor dicho, porque han empezado el día con un buen desayuno de tenedor en una taberna del Eixample. Entre broma y broma, hemos hablado de la suerte, de los Manel, de la C-31, de la Biblia y de cencerros. Y también de Gràcies per venir, su nuevo trabajo. "Sacamos el disco el mismo día que The Rolling Stones", comenta Quim Carandell (voz y guitarra). "Nuestras esperanzas de ser el disco más vendido del mundo se han esfumado", ríe Pau Esteve (teclado y coros). La banda, formada por seis jóvenes músicos, nació en Espolla, un municipio del Alt Empordà. Debutaron con el EP La Ludwig Band en 2018 y desde entonces han publicado Al límit de la tonalitat (2020), La mateixa sort (2021), galardonado con el premio Enderrock del mejor disco del año, el EP Desembre (2022) y varios singles, hasta llegar a este. El disco está compuesto de 11 canciones y lo han coeditado Indian Runners y Ceràmiques Guzmán, el sello discográfico nacido de Manel, que hasta ahora no habían llamado a la puerta de ningún otro grupo musical. Con Bob Dylan, los Beatles, Pau Riba o ABBA como referentes, La Ludwig Band se ha consolidado como uno de los grupos de la escena musical catalana con más proyección y que recibe a jóvenes y mayores en sus directos, que no dejan indiferente a nadie.

El estilo musical que se les ha atribuido es pop-rock festivo y folk pedante y se sienten cómodos con esta etiqueta. "Es lo bastante amplio para que te programen en todas partes: o por pedante o por festivo", apunta Roger Cassola (batería y coros). No tienen ganas de hacer colaboraciones y consideran que han evolucionado de manera muy natural desde que empezaron: "Más que aprender a tocar, hemos aprendido a tocar como se tenía que tocar en cada lugar", dice Pau. El grupo coincide en aquellos referentes "más eclécticos y típicos del mundo, pero cada uno después barre para casa", apunta Carandell. "Los referentes comunes son las 5 B's: Beatles, Bruce, Bob y las dos de ABBA", ha saltado Pau Esteve. "Faltaría una, ¡llevamos 5 y nosotros somos 6! Banel, Bau Riba...", ríen.

Foto: Carlos Baglietto

Disco abierto a interpretaciones

Empezaron a tantear Gràcies per venir de manera informal: "Las canciones ya las había hecho Quim un año o dos atrás; poco a poco, en pruebas de sonido, las íbamos tocando y de extranjis nos íbamos uniendo uno a uno" –le comenta Pau a Esteve—. "De hecho, yo muchas no sabía ni cómo se llamaban". Vino el EP de Desembre, el concierto de Apolo y entre una cosa y la otra no se pusieron a ello hasta casi abril. "El momento culminante del disco ha durado dos meses, ha sido superfrenético", dice Carandell. En una canción del nuevo disco, Has tornat a venir, Judes, encontramos "gracias por venir" con un trasfondo punzante. "Como nombre de disco, sin embargo, no tiene este significado: nos parecía una buena frase por la cantidad de significados que tiene o veces que la puedes decir y que la puedes oír por la calle", comenta Gabriel Bosch (guitarra y coros).

No creen que haya un concepto central del disco, o como mínimo buscado, "pero al final todo el mundo es libre de interpretar, y si haces las canciones con el margen de un año o dos, habrá cosas similares", comenta Andreu Galofré (bajo y coros). "Vamos haciendo un repertorio y cogemos las que hacen falta para sacar un disco o un EP, no lo juntamos por tema, sino por practicidad. Nosotros decimos lo que decimos porque nos hace gracia, pero nos hace mucha ilusión que se interpreten nuestras canciones, de hecho, ilusionaría al más insensible del mundo. No pensamos mucho en dejar mensajes escondidos, aunque si pones la canción número 4 del disco al revés suena el himno comunista", ríe el cantante. "Bon amic, vell amic va de Collboni, Colau y las obras de Les Glòries", bromean. De hecho, esta última canción es la que Lluc Valverde (clarinete, saxo y coros) disfruta más en directo y donde toca su nuevo instrumento: el cencerro.

"Un disco queda para la posteridad, es muy diferente de un directo, donde te expones durante una hora y media, y te das cuenta de un 10% de lo que está pasando", apunta el bajista. "Todas las decisiones que tomes en un concierto pueden ser buenas o malas. Si son buenas, las puedes repetir en el concierto siguiente. Si son malas, puedes hacer ver que no ha pasado nunca o intentar modificarlo. En cambio, un disco pide tomar muchas decisiones que después serán irreversibles. Y eso lo hemos descubierto sobre todo con Gràcies per venir, porque nos hemos obligado mucho a tomar decisiones, y hay un abanico infinito una vez empiezas a plantearlas", apunta Carandell. Sacar un disco consolida porque "cada cosa que publicas une el relato", apunta Pau. El cantante, sin embargo, cree que "la consolidación es externa, pero ojalá que el disco nos consolide como grupo".

Foto: Carlos Baglietto

Manel(a)

Uno de los adelantos que está teniendo más éxito y, de hecho, está en el top 2 de la banda en Spotify, es Manela, no vull currar per vostè. Las redes echaron humo ya desde el primer día con la suposición de que Manela trata del grupo Manel. Al hacer la pregunta, me responden con un silencio divertido, con el que simplemente han dejado entender que el interrogante se mantendrá. Igualmente, sin embargo, se trata de una de las canciones más crítica con la precariedad del sector hotelero y el turismo. "Teníamos ganas de hablar, nosotros en Espolla tenemos un problema con los franceses que vienen a comprar cosas baratas y a monopolizar el bar del pueblo, y nos pareció un tema interesante, igual que la precariedad del sector", comenta Carandell.

Que Manel haya tocado a su puerta les ha llegado en un muy buen momento, "necesitábamos un poco este empuje, compraron el disco sin haber escuchado nada", comenta Roger. "Ha sido una suerte, son gente muy trabajadora, profesional y que tienen muchos contactos y experiencia"; "nos han dado muchísima libertad y nos han comprado la idea a la primera", dicen los diversos componentes del grupo. "A nosotros nos encanta Manel, pero al coche de Andreu, no: el otro día pusimos El canvi de paradigma y nos dejó tirados en la C-31", apunta Lluc. La verdad es que las teorías relacionadas con los Manel no me han dejado de pasar por cabeza desde que supe que Ceràmiques Guzmán les coeditaba el disco, así que no me he resistido a preguntar si Per allà Lesseps es la respuesta a Benvolgut. Después de reír, Carandell me ha contestado: "Si tuviera que ser una respuesta de una de Manel sería  En la que el Bernat se't troba o también hay una de Bob Dylan, If you see her, say hello, que dice que se encontraron por Tánger y yo dije: por allí Lesseps".

En Espolla tenemos un problema con los franceses que vienen a comprar cosas baratas y a monopolizar el bar del pueblo

La suerte no para de salir en la conversación y, de hecho, en las letras de La Ludwig también; su segundo disco se llamaba La mateixa sort y ahora vuelve a salir cerrando el disco con la canción El gronxador. ¿Casualidad? "No lo sé, igual estamos intentando hacer un ritual para tenerla", comenta el cantante. No solo cantan, sino que La Ludwig Band también actúa. Empezaron a cocinar el musical de Sant Pere el Farsant ya hace casi 5 años y a finales de octubre tienen el bolo de despedida en Lleida. El año que viene, sin embargo, harán una nueva obra en el Teatre Biblioteca de Catalunya. "La obra es más pequeñina, Andreu se va de viaje y algunas actrices tampoco estarán, nos hemos adaptado", comenta el saxofonista. Algunas canciones del musical ya están establecidas dentro del repertorio habitual de La Ludwig, y el tema bíblico también lo vemos por todas partes. "Nos interesa coger la Biblia y quedarnos con el imaginario más mitológico —apunta el cantante—. Y yo, personalmente, tengo una fijación con el personaje de Judas, por eso sale en cada disco, un poco cambiado".

Foto: Carlos Baglietto

Hacer letras de canciones fregando platos o esperando el autobús

Quien está detrás de las letras de las canciones de la banda es el cantante, Quim: "Empecé a escribir de muy jovencito como una manera de pasar los ratos ociosos; caminando hacia casa o esperando el autobús". Con los años lo ha ido cogiendo como un oficio y le ha tocado sentarse y escribir. Pero donde se siente más cómodo es "paseando o fregando los platos, para distraer la cabeza". Una vez ya tiene la propuesta con los acuerdos y todo, "entre todos lo ensayamos, cada uno hace su parte y nos ponemos a acabarla todos juntos con el ordenador", comenta Gabriel. Pero grabar un disco és solo empezar y según el cantante, "pocas cosas hay más miserables y duras, o al menos a las que yo me haya enfrentado, que encerrarte en una cabina de 4 metros cuadrados y cantar una canción rodeado de soledad absoluta".

Si les preguntas dónde les gustaría tocar (y que no lo hayan hecho), te dicen desde una plaza de Marsella, pasando por la Riviera de Madrid, la Mercè o encima de un barco fluvial que va por el Sena parando en los puertos y tocando con el público en la orilla. Sin embargo, si hablamos de conciertos pasados que recordarán siempre, encontramos desde los más antiguos, como podría ser el de Tradicionarius de Gràcia —"fue el primer baño de masas, uno de estos conciertos que marcan un escalón"—, el concierto en Cabanelles, pasando por el Teatre Grec, el Mercat de Música Viva de Vic y la Sala Apolo. También destacan el último hecho en Espolla. "Estamos consiguiendo cada año doblar el público asistente". Ahora empezarán a hacer presentaciones del nuevo disco por toda Catalunya, empezando por Girona y después en Lleida, Manacor, Vilafranca y muchos lugares más.