Luis Gonzalo Segura (Madrid, 1977) fue teniente del ejército español. En 2009 denunció algunos casos de corrupción que ocurrían en su unidad. Nunca fueron investigados. Ante esta situación, Gonzalo Segura decidió hacer pública su visión del ejército a través de un libro en que relataba sus vivencias, Un paso al frente. Fue arrestado y pasó 139 días arrestado. Para protestar, pasó 22 días en huelga de hambre. Finalmente, fue expulsado del ejército, tras 13 años de servicio. A partir de esta experiencia escribió la novela Código rojo. Ahora acaba de publicar El libro negro del ejército español en la editorial Akal, un catálogo muy documentado, de casi 900 páginas, de los abusos y problemas del ejército en la actualidad. Un texto muy poco halagador para la institución.

 

El ejército ha tenido, durante mucho tiempo, ministros de Defensa socialistas como Narcís Serra, José Bono o Carme Chacón… ¿Por qué no se ha culminado su democratización?
La respuesta la podemos tener con datos que aparecen en mi libro. Bono ascendió a algunos militares que firmaron el llamado manifiesto de los 100, militares filofranquistas que amenazaron al gobierno y a los medios de comunicación. Y si nosotros tuviéramos un ejército democrático, los miembros de la UMD habrían sido restituidos en sus puestos y hubieran sido el pilar del nuevo ejército (pero se les mantuvo expulsados de las Fuerzas Armadas). Los gobiernos del PSOE en determinadas materias, y especialmente en materia militar, han hecho lo mismo que el PP.

Es obvio que en España no estamos en una democracia avanzada; tiene graves déficits democráticos

En su libro afirma que el 23-F sirvió para poner la sociedad al servicio del ejército…
Yo creo que fue la rendición definitiva. En la parte final de la transición, el 23-F fue el elemento clave que supuso la rendición final de la sociedad ante un sistema que suponía un cambio en lo formal pero no en la estructural. Es obvio que en España ya no vivimos la dictadura franquisma, pero no estamos en una democracia avanzada, España tiene graves déficits democráticos.

¿Quién manda realmente en el ejército?
Yo defino el ejército como un sistema feudal. En tiempos de Franco el dictador tenía un poder absoluto sobre él. En los últimos años el Rey (Juan Carlos antes y ahora Felipe) ha tenido una gran ascendencia sobre el ejército. Pero a día de hoy quien sigue mandando en el ejército es el legado de Franco, el espíritu de Franco. Si el Rey se opusiera a él, podría tener problemas con algunos sectores de la institución. El papel del monarca en el ejército es un anacronismo, no tendría que ser así. El Rey debería ser una figura bastante más decorativa de lo que es.

La Legión es uno de los emblemas de la ultraderecha. ¿Este cuerpo sigue asociado a posiciones ultraconservadoras o esto es un mito?
Es obvio que la Legión es un cuerpo completamente anacrónico. Yo creo que debería desaparecer como tal. Debería cambiar su uniforme, su mitología…  Y deberían jubilar a su cabra. La Legión tiene aspectos ideológicos que Europa no se puede permitir, y en esta unidad hay mucha manga ancha para ciertos comportamientos indefendibles. El franquismo sigue anidando dentro de las Fuerzas Armadas, y especialmente en la Legión.

La corrupción es un fenómeno estructural en el ejército

La corrupción sigue siendo endémica en el ejército. ¿A qué se debe eso?
Es un fenómeno estructural. Y es posible porque es permitida por la justicia militar que protege a los corruptos. Se entiende, de forma mal entendida, que sacar a relucir la corrupción es perjudicar a las Fuerzas Armadas, cuando en realidad sería una forma de regenerarlas. Se está causando un daño horrible al ejército, con la existencia de personajes corruptos. Como es notorio que los casos de corrupción no se condenan, esto genera impunidad y fomenta los comportamientos corruptos. Por poner un ejemplo, en la unidad en que yo estaba, mi antecesor era un teniente condenado por robar 96 portátiles y venderlos por E-Bay. Sigue en su cargo. El militar que me sucedió fue condenado por acoso sexual, pero sigue en el ejército. Y a 200  metros de donde yo trabajaba en mi último destino había un capitán condenado por 27 casos de abusos sexuales. Ellos siguen en las Fuerzas Armadas y a mí me han expulsado de ellas. Tenemos un problema muy serio.

En El libro negro del ejército español afirma que hay una trama empresarial, con conexiones políticas, que facilita la corrupción.
Tengo claro que hay una trama empresarial que fomenta la corrupción, pero también hay tramas políticas, periodísticas y sociales, que colaboran con ella. Las Fuerzas Armadas que tenemos no podrían sobrevivir en Suecia. Esto intento dejarlo claro en El libro negro. En 500 páginas muy sólidas, muy trabajadas, explico casos de comportamientos incorrectos. Pero a partir de estos casos intento analizar nuestra sociedad y demostrar que no es tan democrática como pensamos. Esta sociedad ha permitido un ejército de tintes claramente franquistas.

Un juez militar no tiene las condiciones para ser independiente e imparcial

En su libro es muy crítico con la justicia militar. ¿Por qué?
Si fuese independiente e imparcial, si cumpliera estándares internacionales, la Justicia Militar sería uno de los pilares que haría caer el sistema. Si a un coronel le juzgara un juez ordinario, sería mucho más fácil que hubiera justicia. Pero es muy difícil hacer justicia si le juzga un juez que es un subordinado. En el mundo militar un militar jurídico pasa automáticamente de un cuerpo a otro según criterios del mando. Un juez militar no tiene las condiciones para ser independiente e imparcial. España ha firmado una reserva a los artículos 5 y 6 del Tratado Europeo de Derechos Humanos, en lo referente a los tribunales militares. Y esto lo ha hecho porque no quiere garantizar los derechos humanos en el ejército.

Los medios de comunicación no informan mucho sobre el ejército. Los que informan con frecuencia se limitan a ofrecer propaganda. ¿No hay transparencia?
En esta cuestión se juntan muchos problemas. Es un tema espinoso y hay medios que intentan no tratarlo: es un tabú. Pero también hay llamadas: a veces hay presiones para que no se publiquen determinados casos. Y no falta el interés económico; muchos medios, por desgracia, están controlados por una serie de empresas que tienen intereses en el sector armamentístico. Por otra parte, está el boicot que te puede hacer el Ministerio de Defensa . Si un medio quiere hacer un reportaje sobre cómo actúa la Guardia Civil o sobre las misiones de las tropas españolas en el exterior, necesita un permiso especial. Y muchos reportajes acaban condicionados por esto. Los periodistas que reciben exclusivas del Ministerio de Defensa no las tendrían si fueran críticos. Es un problema que hay que solucionar. No es sencillo. Pero en estos momentos no hay transparencia.

La idea de regenerar el ejército se ha abandonado. Nos hemos rendido

Hay cosas que no parecen mejorar mucho en el ejército, a pesar del paso del tiempo. Usted habla de que hay demasiados oficiales y mandos en proporción al número de soldados. ¿Esto no pasaba ya en tiempos de Azaña?
Es algo que es muy triste, que los problemas antiguos sigan existiendo. Los problemas de macrocefalia, los problemas en las adjudicaciones de contratos… Esta misma semana han salido nuevos escándalos con la Armada... Lo mismo que nos contaban Arturo Barea o Ramón J. Sender sigue vigente. Y lo peor es que la idea de regenerar el ejército se ha abandonado. Nos hemos rendido. Pero necesitamos cambiar.

La participación del ejército español en misiones humanitarias se ha vendido como una muestra de su transformación y de su modernización. Pero parece que usted no es tan optimista.
Creo que hay que diferenciar dos conceptos: modernización y democratización. Nuestras Fuerzas Armadas se han modernizado. Tenemos unas Fuerzas Armadas de proyección que hacen muy bien su trabajo en el exterior (otro debate sería saber si es legítimo o no, o si es positivo o no para la paz mundial). El ejército español trabaja con solvencia en el exterior. Pero esto no quiere decir que sea democrático. Los de Turquía y Arabia Saudí, dos ejércitos aliados nuestros, son solventes y modernos, pero no son democráticos. Que se cumplan de forma eficaz y eficiente los objetivos marcados internacionalmente es una cosa, y que nuestros militares sean demócratas es otra.

Arabia Saudí, nuestro principal comprador de armas, es un país que está implicado en un conflicto armado, el de Yemen, en el que hay graves violaciones de derechos humanos

En El libro negro del ejército español afirma que España es un actor turbio en el mercado internacional de las armas, y apunta al ministro Morenés y al propio rey Juan Carlos.
Hay un dato que es demoledor: España a principios del siglo XXI era absolutamente residual en el mercado armamentístico, y hoy es la 7ª potencia mundial en este campo. En 17 años se han multiplicado por 40 las exportaciones españolas en este campo. Algo tienen que ver con ello Juan Carlos y Morenés. Y alguna relación con esto tiene Arabia Saudí, nuestro principal comprador de armas, un país que está implicado en un conflicto armado, el de Yemen, en el que hay graves violaciones de derechos humanos. Esto es una aberración.

¿Hasta qué punto el ejército ha asumido la pluralidad nacional de España, por ejemplo, en el aspecto lingüístico?
No existe ningún tipo de aceptación de la pluralidad. Nadie cree en ella. Yo soy una persona progresista, y digo que no debemos tener un ejército progresista; debemos tener un ejército plural, representativo de la sociedad. Y no lo tenemos. Cuando el ejército dice que acata la democracia, dice que acata la democracia del PP o del PSOE, pero ¿acataría la democracia de un partido republicano? ¿O de un partido que defendiera que hay que partir España? Lo dudo muchísimo…

¿El ejército hubiera estado dispuesto a actuar en Catalunya ante la crisis soberanista?
Los militares estaban deseando hacerlo. Ha habido muchísimas tomas de posición en este sentido, aunque no se les ha dado la relevancia que tenían. Es tremendo. En realidad, no hay capacidad militar para hacer esta intervención; falta músculo humano para realizarla, pero lo que no faltan son las ganas.

Rajoy se ha visto empujado a tomar una posición más radical que la que adoptó inicialmente por las presiones del ejército

¿Cree posible que el ejército hiciera presión al Gobierno español para que no cediera ante las presiones del independentismo?
Las ha hecho. Ha habido presiones contra el referéndum de independencia, algunas de forma pública. Muchas veces no se les da la relevancia mediática que tienen, pero estas posturas llegan al poder. Rajoy se ha visto empujado a tomar una posición más radical que la que adoptó inicialmente por las presiones de grupos de presión, entre ellas las del Ejército. El mismo Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, Jaime Domínguez Buj afirmó que cuando el Estado se debilita las colonias se independizan, en referencia clara a Catalunya. Unas declaraciones muy graves.

¿Qué hacer ante un ejército que se resiste a democratizarse?
El último capítulo de El libro negro del ejército español habla sobre qué hacer. Porque no es un libro contra el ejército, sino un libro para hacer un ejército mejor. Hemos de cambiar casi por completo el ejército. Los militares han de tener sindicatos, libertades, respeto... Se tiene que terminar con la idea de que el militar tiene que ser tonto. Incluso los soldados deben estar formados. Alguien que tiene que intervenir en Irak o en Afganistán tiene que conocer el territorio. Nosotros necesitamos expertos en guerras. Porque si nosotros tenemos militares que son expertos en geopolítica, pueden ser los alertadores. Cuando se encuentren en una guerra injusta pueden advertir de lo que pasa, y ayudar a la sociedad a rectificar.