A principios del siglo XV, Barcelona era una ciudad con un paisaje sociológico marcado por las diferencias abismales entre una minoría muy rica y una mayoría muy empobrecida por los efectos de la peste negra. En aquella Barcelona se producían, cada año, docenas de abandonos de bebés, que o bien morían prematuramente o bien se criaban en las peores condiciones imaginables. Hasta que apareció Madona Astasia, con un modelo revolucionario que sería el primer sistema de protección a la infancia de la historia de la humanidad.