Quino, creador de Mafalda, ha muerto hoy en Mendoza, su ciudad natal, a los 88 años. Queda huérfana la niña que odiaba la sopa y se mostraba siempre pesimista y preocupada por el estado del mundo.
Nacido el año 1932, como Joaquín Salvador Lavado Tejón, Quino fue su sobrenombre con el fin de distinguirse de su tío Joaquín, ilustrador, quien despertó su vocación de dibujante cuando era pequeño. Huérfano desde muy joven, estudió en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad, que abandonó para convertirse en autor de historietas cómicas.
Después del servicio militar se estableció en Buenos Aires en una situación económica muy precaria, pero, con la aparición de sus primeros dibujos en las páginas de Esto Es, empieza a hacerse un nombre en los medios: Leoplán, TV Guía, Vea y Lea, Damas y Damitas, Usted, Panorama, Adán, Atlántida, Che, el diario Democracia, etc. En 1954 empieza a publicar regularmente en Rico Tipo, a la que siguieron Tía Vicenta y Dr. Merengue.
El origen de Mafalda: una campaña de publicidad
Mientras colabora en varias revistas y diarios, Quino también se dedica a la publicidad. Precisamente, su creación más universal, Mafalda, surgió como una propuesta de publicidad encubierta de electrodomésticos Mansfield, que le llegó el año 1962. En estas historias tenían que salir aparatos electrónicos y ser protagonizados por un personaje cuyo nombre empezara por M. La estrategia fue descubierta y descartada y, finalmente, Mafalda apareció el año 1964 en Primera Plana, desvinculada de motivos publicitarios.
Entre 1965 y 1967 se publicó en El Mundo y a partir de 1968 en Siete Días Ilustrados, hasta que el 25 de junio de 1973, Quino publica la última historieta de Mafalda, según él, porque se le habían agotado las ideas.
De todos modos, Mafalda, la niña de seis años con reflexiones bien adultas con una familia reflejo de la clase media progresista de los sesenta, se convirtió un icono. Desde entonces, se han publicado varios recopilatorios de las historietas de Mafalda, su hermano Guille, y sus amigos Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito y Libertad, y es la tira cómica más traducida del mundo, con versiones de hasta 30 idiomas.
Aunque protagonizó algunas campañas benéficas, Mafalda no volvió nunca más con regularidad a las páginas de los diarios, y Quino, que se exilió durante la dictadura argentina en Milán, se dedicó a un dibujo más detallista y mordaz. Cuando le preguntaban cómo sería Mafalda de mayor, Quino aseguraba que aquella niña sabia habría sido una víctima más del régimen de Videla y compañía.
Galardonado con el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades el año 2014, estaba en posesión de la Legión de Honor francesa.