El Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona tiene una gran colección de naipes, de más de 400 barajas, de procedencias bien diversas y de periodos, cualidades y diseño bien diferentes, aunque predominan las barajas catalanas y españolas. Ahora, este archivo ha querido poner en valor su colección, y ha publicado online el catálogo de sus colecciones de naipes, realizado por Esther Sarrà y Paloma Sánchez. Paralelamente, han organizado una exposición al vestíbulo del archivo Una mano de cartas. Colección de naipes del Arxiu Històric de la ciutat de Barcelona (1529-1988), que se podrá ver hasta finales de diciembre.
Un fondo inaudito
No es muy común que un archivo municipal tenga una gran colección de naipes, pero el fondo del de Barcelona es espectacular, e incluso tienen piezas que faltan en el gran museo del Estado español sobre barajas: el de Fournier de Vitoria. Además de las barajas en sí, en el Archivo se conserva documentación sobre los naipes que ha sido de gran utilidad para las tareas de investigación sobre el tema: documentación gremial, informes sobre los impuestos a los naipes y, también, las ordenanzas municipales que de vez en cuando prohibían estos juegos. Incluso se dispone de un dietario, en 40 volúmenes, del secretario del gremio que se encargaba de los naiperos, en el siglo XVIII, en el que se encuentra información sobre los talleres y los domicilios de todos los fabricantes de la época.
Siete años de trabajo
Paloma Sánchez explica que las comisarias "aterrizaron de rebote" en el campo de los naipes, pero que disfrutaron del asesoramiento continuo de los coleccionistas de naipes, de aquí y de fuera, que las ayudaron, "a donde ellas no llegaban". Se pasaron siete años trabajando en este fondo, y al fin, consiguieron hacer algunas aportaciones que han sido de utilidad a los coleccionistas.
Paloma Sánchez: Se jugaba a cartas en todas partes, incluso en la misa
La importancia de las cartas
Sánchez explica que a menudo la importancia de las cartas se ha menospreciado (hasta el punto de no guardarlas en los archivos), básicamente por cuestiones morales. Muy a menudo las informaciones que encontramos relacionadas con los juegos de azar está vinculada a una condena sin paliativos de ellos (incluso con argumentos como que las cartas llevaban directamente a la horca). Pero en cambio, las cartas fueron omnipresentes durante siglos. El refranero está lleno de sentencias relativas a las cartas. Sánchez explica que "en un pueblo donde no encontrabas de comer, encontrabas cartas". Pese a las prohibiciones, que fueron continuas, "se jugaba a cartas en todas partes, incluso en la misa". Los naiperos incluso llegaron a tener su propio gremio, y el Estado, consciente de todo lo que significaban las cartas, se apresuró a gravarlas con duros impuestos (que a menudo no eran respetados). Sánchez recuerda que las cartas también tienen un papel clave en juegos de cálculo, que dicen que fomentan la reflexión y la inteligencia, como el bridge o el tresillo. Y considera que tienen una tremenda vigencia, y que con las nuevas tecnologías ha habido un nuevo boom de los juegos de cartas, con los solitarios online o con los casinos virtuales...
Desde hace mucho tiempo
Los naipes aparecieron en el sur de Europa a principios del siglo XIV, y hacia 1370 ya eran muy populares. En realidad, aparecieron antes que la imprenta (se solían hacer xilografiados). Muy pronto se harían cartas de lujo, para las clases acomodadas, pero no desaparecerían las barajas más sencillas, destinadas a las clases populares. Se harían de diferentes tipos, y se crearían unas tradiciones nacionales, con barajas diferentes para cada tipo. Y habría modas: durante algún tiempo circularían masivamente las cartas geográficas o de los 4 continentes (donde los cuatro palos se asociaban a Europa, África, Asia y América). Más tarde, caerían en desuso. Pero también habría cartas de temática política, de temática deportiva o, incluso, barajas eróticas (adaptadas al gusto, y a la pornografía, de cada momento).
Barcelona, la capital de la carta
La comisaria de la exposición cree que Catalunya habría podido ser el punto de surgimiento de los naipes (fue una de las primeras ciudades al tener gremio de naiperos, antes y todo que París). Asegura que, para un conocedor de los naipes, es fácil reconocer una baraja catalana con sólo un vistazo, sobre todo por el vestuario de los personajes. Aunque la Corona impuso en América el monopolio de las cartas procedentes de Cádiz, se sabe que cartas catalanas de contrabando llegaban masivamente al continente americano, porque eran muy apreciadas por los consumidores. La fabricación de naipes se asoció, según las comisarias de la muestra, a la de indianas. Para hacer ambas actividades se necesitaban grabadores y prensas, y eran complementarias por su calendario. Algunos fabricantes de naipes se habrían dedicado también a la estampación textil para el mundo colonial. Paloma Sánchez recuerda que en Catalunya hubo grandes sagas de fabricantes de cartas, como los Rotxoxo (que fueron hegemónicos en la segunda mitad del XVIII), los Macià (que les tomaron el relevo, tras la guerra de Independencia), o los Comas (que fabricaron cartas hasta hace pocos años). Incluso el famoso fabricante de papel Guarro se dedicó a las cartas, a principios del siglo XX, e hizo una gran baraja diseñada por Alexandre de Riquer. El potencial de los naiperos catalanes, a pesar de todo, se hundió a finales del siglo XIX, cuando se produjo un gran cambio en la fabricación de naipes: la industria se sofisticó, y al fin fueron a la quiebra muchas pequeñas empresas y se llevó buena parte del mercado el gran gigante alavés: Fournier. El boom del juego de cartas fue asociado a la caída de la industria naipera catalana.
Iniciación a todo un mundo
Un elemento tan pequeño como una carta ofrece mucha información sobre el mundo donde se creó (sobre el arte, sobre la industria, sobre los impuestos, sobre la moral...). Esteve Barandica, del Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona confiesa que no esperaba que con la catalogación del fondo de naipes salieran tantas cosas a la luz. La exposición quiere ser, por una parte una presentación del rico fondo de barajas del archivo, pero por la otra, una introducción general al mundo del naipe, muy desconocido para la mayoría de la gente. La exposición consigue sus objetivos: por una parte pone de manifiesto el valor de un fondo poco conocido del archivo (y de las colecciones de naipes en general), y por la otra recupera la historia barcelonesa del naipe, con colecciones magníficas, tanto por su antigüedad como por su valor artístico y documental. Como complemento indispensable de la visita a la exposición: el magnífico catálogo disponible como publicación digital, que enseña mucho más que lo que enseña la muestra del Arxiu Històric.