"¿Qué habría sido de nosotros si Kahnweiler no hubiera tenido este sentido de los negocios?". Dijo una vez Pablo Picasso (1881 - 1973), y... ¡cuánta razón tenía! Gracias a la exposición Daniel-Henry Kahnweiler. Marchante y editor -que se puede visitar hasta el 19 de marzo en el Museo Picasso-, podemos entender la necesidad de un buen marchante.

El marchante, aquella figura imprescindible

Un artista puede ser muy bueno, pero si no tiene marchándose, solo lo conocerán en su casa. Entre el artista y el galerista, el mecanismo de trabajo más habitual es el siguiente: se firma un contrato de exclusividad (variable) que garantiza un sueldo fijo a cambio de promoción y futuras ventas. Actualmente, también hay otras vías para darse a conocer, como las redes sociales. Por el contrario, en el siglo XX esta era la única salida y así Daniel-Henry Kahnweiler (1884 - 1979), hombre de elevada formación cultural, se convirtió en unos de los marchantes de arte más importantes de su momento. El galerista es una figura nunca lo suficiente conocida para el público, y a veces, con cierta mala fama.

Un artista puede ser muy bueno, pero si no tiene marchándose, solo lo conocerán en su casa

El título de la exposición también recalca su faceta como editor. Entre la gran cantidad de cuadros exhibidos, se intercalan un alud de documentos y libros. Algunos de estos fueron creados por poetas y artistas de manera conjunta bajo petición de Daniel-Henry Kahnweiler. Gracias a estos libros, la clase media pudo acceder a la obra de grandes artistas que hasta entonces eran inasequibles. Además, el resultado de esta unión se convierte en un diálogo entre dos universos creativos.

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Exposición Daniel-Henry Kahnweiler. Marchante y editor / Foto: Museo Picasso / Miquel Coll

La emoción de fichar a un artista nuevo

Aunque no os interese la figura de Kahnweiler o el papel de los galeristas, hay otra razón de peso para ver esta exposición: la calidad y la cantidad de obras maestras que la componen. No sé qué sentía Kahnweiler cada vez que sumaba un nuevo artista a su plantilla, pero supongo que había un pellizco de ilusión y de emoción. Pasear por las salas expositivas te hace sentir algo parecido. Hay artistas bastante conocidos como: Pablo Picasso, Georges Braque (1882 - 1963), Juan Gris (1887 - 1927) o Fernand Léger (1881 - 1955), y algunos catalanes como: Josep de Togores (1893 - 1970) y Manolo Hugué (1872 - 1945). De otros hoy menos celebrados, como podría ser el caso de Élie Lascaux (1888 - 1968). Visitar la obra de cada uno de ellos te descubre nuevas apreciaciones.

La exposición nos ayuda a entender un poco mejor una etapa fundamental de las vanguardias: el cubismo

La exposición nos ayuda a entender un poco mejor una etapa fundamental de las vanguardias: el cubismo. Observamos la evolución de este movimiento que parte de los hallazgos de Cézanne (1839 - 1906). Después ya pasamos al cubismo analítico (basado en la descomposición de la figura en líneas), que acaba dando paso al cubismo sintético (la sintetización de un objeto a unos mínimos trazos). Pablo Picasso, el líder de este movimiento -junto con Braque- nos acompaña tanto al inicio como al final de la exposición. Podríamos decir que Picasso fue la niña de los ojos de Daniel-Henry Kahnweiler, el primer marchante de arte que confió en el cubismo. La guinda del pastel.

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La exposición Daniel-Henry Kahnweiler. Marchándose y editor se puede visitar hasta el 19 de marzo en el Museo Picasso / Foto: Museo Picasso / Miquel Coll

Esta exposición ha sido comisariada por Brigitte Leal. Cuenta con la colaboración del Centro Pompidou de París y forma parte del programa de actividades de Celebración Picasso 1973-2023, que conmemora el 50.º aniversario de la muerte del artista malagueño.