La editorial Sembra Llibres, de Carcaixent, reedita Acte de Violència, la novela de Manuel de Pedrolo (1918-1990) que ganó el Prudenci Bertrana el año 1969, en la primera edición de este galardón gerundense. Paralelamente, las barcelonesas Edicions del 1979 publican Manuel de Pedrolo i la nació (1957-1982), un ensayo de Xavier Ferré Trill sobre la relación de este autor con el nacionalismo. El año pasado el Teatre Nacional de Catalunya representó La nostra mort de cada dia, un texto del escritor del Aranyó. También el estreno de la película Segon origen, basada en una novela de Pedrolo consolidó un incremento del interés por él. En las comarcas hay constantes actos de reivindicación del autor. Parece que se detecta un retorno al pensamiento pedroliano. En realidad, Acte de violència ya era el título de una canción inspirada en Pedrolo que el cantautor Cesk Freixas grabó en el 2012. En un momento de movilización independentista, Pedrolo se presenta como un precedente de la movilización sobiranista.De hecho, en Twitter hay una página, @mdepedrolo, que cada semana tuitea citas de Pedrolo.
MANUEL DE PEDROLO TRENCANT L'OBLIT from Zeba Produccions on Vimeo.
Acte de violència
Pedrolo escribió Acte de violència en 1961. En 1969 envió la novela al Bertrana y lo ganó, pero por problemas con la censura no se pudo publicar hasta 1975. El argumento de la obra gira en torno a una huelga general contra un dictador. Una huelga que consiste, simplemente, en una revolución pacífica: quedarse en casa. Cada capítulo tiene un protagonista diferente, en un intento de dar una visión coral del movimiento social. Esta obra representa al Pedrolo más combativo. No es extraño que el régimen se opusiera a su publicación. Pedrolo la presentó a la censura varias veces, y para confundir a los censores le ponía títulos diferentes, pero no consiguió superar el trámite.
Manuel de Pedrolo i la nació
Este ensayo de Xavier Ferré reflexiona sobre Manuel de Pedrolo y sus vínculos con el movimiento de liberación nacional de 1957 a 1982 (Ferré especifica que a Pedrolo no le acababa de gustar el término “nacionalista”). El estudio de Ferré, destinado a los especialistas en la obra de Pedrolo, defiende que las reflexiones de este autor están plenamente vigentes. Ferré argumenta que Pedrolo rechazó siempre el autonomismo, que asimilaba al pactismo, y apunta que a partir de los años ochenta se convirtió en un personaje muy incómodo, porque no dimitió de sus reivindicaciones políticas y acusaba a la intelectualidad catalana de no cumplir el papel que le correspondía.
Perseguido por el franquismo
Pedrolo fue el autor catalán más perseguido por el franquismo: de sus primeros 34 libros de narrativa, sólo pudo publicar nueve. 33 de sus libros tuvieron que esperar más de 10 años para publicarse a causa de choques con la censura. En primer lugar por sus posiciones políticas: en su obra era claro su catalanismo, y también su izquierdismo. Pero también fue censurado por cuestiones morales: Pedrolo no rehuía el erotismo y llegó a presentar abiertamente una relación homosexual en su novela Un amor fora ciutat. La censura bloqueó la representación de muchas de sus obras teatrales. En realidad, Pedrolo dejó de escribir teatro, entre otros motivos, por las dificultades que encontraba para estrenar. Pero Pedrolo no siempre disfrutó del apoyo de sus compañeros de profesión. Los celos de algunos autores respecto de los éxitos de premios y público de Pedrolo jugaron un papel determinante en estas tensiones. Por otra parte, Pedrolo, muy tímido e introvertido, no era nada amigo de las capillitas literarias.
Marginado por la democracia
Con la llegada de la democracia, la situación de Pedrolo mejoró, porque pudo publicar algunas de las obras que hasta aquel momento habían sido censuradas. En 1979 recibió el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes; pero él, que nunca estuvo sobrado de dinero, cedió el premio a la Associació d'Escriptors en Llengua Catalana. A diferencia de otros escritores, que enseguida establecieron muy buena relación con las nuevas autoridades, Pedrolo se desmarcó. Tuvo un posicionamiento muy crítico con el autonomismo, por el que se sentía muy decepcionado. No le gustaba prodigarse en los medios de comunicación; a pesar de su popularidad, sólo fue entrevistado una vez en la televisión: en 1983. Murió en 1990, después de un tiempo de inactividad. Al cabo de unos años, el olvido iría cayendo sobre buena parte de su obra.
El Pedrolo extraparlamentario
El autor de l'Aranyó, en sus últimos años, publicaba en medios cada vez más marginales. Sus artículos, muy punzantes en contra del sistema, se podían encontrar en las ultraminoritarias revistas de la izquierda independentista, que se venían en puestos de las Rambles. Él defendía claramente que los catalanes "somos un pueblo colonizado y no podemos deshacernos de esta colonización sin conseguir la independencia (...) de todos los Països Catalans". Y reclamaba una revolución social, que se tenía que intentar conseguir por todos los medios: "Es revolucionario todo aquello que nosotros sepamos convertir en herramienta o instrumento de la revolución"...
Un autor prolífico
Pedrolo escribió, en total, más de 120.000 páginas. Él mismo decía que escribía "como un loco". Además de novelas, escribió cuentos, poesías, teatro, ensayos y miles de artículos. Paralelamente, se dedicó a la traducción. Muchos catalanes han leído a Pedrolo sin saberlo. Son suyas las traducciones de libros tan conocidos como la trilogía Diner llarg, de John Dos Passos, o el Quartet d'Alexandria de Lawrence Durrell, pero también de muchas novelas negras, como El carter sempre truca dues vegades, de James McCain. Aunque sus traducciones del inglés fueron muy bien valoradas, Pedrolo había aprendido el inglés por vía escrita, y era incapaz de hablarlo.
¡Si lo sé, no escribo el Mecanoscrit!
La maldición del Mecanoscrit
De las más de cien obras que escribió Manuel de Pedrolo, tan sólo una se ha popularizado de verdad: el Mecanoscrit del segon origen, la obra más vendida de la literatura catalana, con un millón de ejemplares publicados. Su inclusión, durante lustros, en los programas escolares de literatura catalana, la llevó a todas las casas del país. Pero Pedrolo no se sentía especialmente identificado con esta obra; la había escrito como un simple divertimento. Era un ejercicio para ampliar el público de la literatura catalana con una novela de ciencia ficción, que no estaba especialmente pensada para jóvenes. Y le irritaba que se lo reconociera sólo como el autor del Mecanoscrit. “Si lo sé, no lo escribo”, decía, según su hija.
Narrador total
Pedrolo a lo largo de su vida había experimentado mucho con la literatura. Uno de los proyectos principales de su vida era concentrar en una novela todas las novelas posibles. Así diseñó el ciclo Temps Obert, con obras como L'ordenació dels maons. Se trata de un conjunto de novelas que parten de un mismo punto de partida y de unos mismos personajes. El protagonista siempre es Daniel Bastida, que vive con sus padres y dos hermanos en el barrio de Gràcia. Todas las novelas empiezan igual: durante la guerra civil la vivienda de la familia sufre un bombardeo. A partir de lo que pasa en este bombardeo, Pedrolo escribió nueve novelas diferentes. Era su proyecto más ambicioso, pero lo dejó inacabado, porque en sus últimos años dejó de escribir: "Si escribo más, me repetiré", decía él.
La obsesión por la lengua
Pedrolo fue un visionario que se dio cuenta de que la lengua catalana, para normalizarse, tenía que hacerse presente en todos los ámbitos. Él mismo escribía en un catalán de la calle, repleto de tacos, que muchas veces le provocó problemas con la censura, y también con algunos de los escritores catalanes, partidarios de un catalán mucho más pulido. Además, se dedicó a la literatura "de género", desde la novela negra a la ciencia-ficción, porque creía que había que ensanchar el público lector en catalán abriéndose a la literatura popular. Para conseguirlo impulsó la que sería la mejor colección de novela negra del Estado español: La Cua de Palla, que traducía grandes autores de literatura policíaca de todo el mundo.