Miquel Missé, coautor del libro Adolescentes en transición, junto a Noemía Parra, se ha atrevido esta vez con la literatura infantil. Bien, tampoco es la mejor etiqueta o el mejor encasillamiento, es un libro para la infancia, pero dirigido más bien a las familias. En realidad, es un libro dirigido a todos los públicos, porque es delicado, sensible, calmante, refugio. Empiezo así para que muchas familias que estén preocupadas por cómo acompañar en la exploración del género a sus criaturas lo lean, lo acojan y se dejen abrazar por las magníficas ilustraciones y por los textos terapéuticos y cariñosos.
Una lectura para respirar mejor
Esa es la virtud que tiene Miquel Missé, que nos enseña saberes e itinerarios con mucho cariño y que nos baja la tensión arterial con sus palabras empáticas. “Hay niños que se expresan de formas femeninas, niñas que se expresan de formas masculinas, y entornos que querrían acompañarlos tan bien como sea posible… y a la vez sentirse acompañados…” Así comienza Un mapa per a la incertesa, publicado por Bellaterra Kids, una lectura para respirar mejor cuando nos satura la incerteza. Missé dice que tenemos que aprender a hablar de ella, a reflexionar, a descansar nuestras cabezas sobreestimuladas por reels de Instagram de consejos metacapitalistas. Esto último lo digo yo, que cuando empecé a leerlo, había scrolleado más de diez minutos de vídeos con consejos copados de estereotipos de género. El caso es… que me puse a leer y ¡BOOM! caí en un letargo de concentración placentero, de estas lecturas que cada vez que acabas un párrafo te piensas a ti misma o le dices a tu pareja… “lee esto”, “estamos bien”, “está bien”, “todo va a estar bien”.
Esa es la virtud que tiene Miquel Missé, que nos enseña saberes e itinerarios con mucho cariño y que nos baja la tensión arterial con sus palabras empáticas.
Muchas de las inseguridades de las familias cuando afrontan que sus criaturas se expresan con un género no correspondiente a su sexo o sortean la normatividad navegando en terrenos no categorizables, se podrían aplacar con consejos de este libro. Está dividido en tres actos, el primero señala: “Quan ens adonem que ens n’hem adonat”. Es decir, cuando sabemos que nuestra criatura está transitando el género fuera de la normatividad y aquí es cuando experimentamos sentimientos como estos: miedo, urgencia, confusión. En el segundo acto leemos “Pregunte que ens fem, respostes que no trobem”, un repaso a los sentimientos que nos asaltan en el proceso de este viaje. Porque una de las cosas de las que estoy segura es que el viaje es de las criaturas, pero allí tienen que estar las familias acompañando, porque nos necesitan, sin ninguna duda.
Y por último el tercer acto, “A vegades el més important que podem fer és justament deixar de pensar que hem de fer alguna cosa”. Exacto, este es el punto, el punto en el que muchas personas que no estamos preparadas para este viaje nos haga pensar en “la calma”, la mejor herramienta para transitar lo desconocido o lo que nos provoca miedo.
Una maleta llena de sentimientos
Me gustaría pensar que las familias estamos listas para afrontar que nuestras criaturas pueden expresar su identidad sin complejos y sin presión. Cada vez que leo libros como este pienso en mi infancia, una niña a la que le gustaba mucho ir en bici, derrapar, sumergirse en ríos, saltarse límites, normas, ensuciarse, conflictuar… una niña a la que le decían que dejara de comportarse así, que era “un chicazo”. ¿Qué había de malo en todo eso? Para mi era lo más divertido, la opción más atrayente. Si eso era ser un chicazo, sería parte de ese grupo sin dudarlo.
Me gustaría pensar que las familias estamos listas para afrontar que nuestras criaturas pueden expresar su identidad sin complejos y sin presión
Doy gracias a mi madre por haberme dejado ser y hacer oídos sordos a quien le molestaba mi disrupción de género. Tengo la esperanza de que muchas familias se sientan respaldadas por libros como Un mapa per a la incertesa, porque la censura que lleva a muchas de ellas a invalidar comportamientos es el miedo. El miedo a que sus hijos, hijas, hijes, se sientan rechazados por una sociedad que necesita categorías, etiquetas, que no está acostumbrada a expresarse con libertad. El miedo a que sufran, os juro que es aterrador. Concluyo confesando que aún me sigo manchando cada vez que como y que me encanta derrapar con la bici. Porque lo importante, como dice Miquel Missé y nos dibuja Àlex Martínez, es tener muchos referentes y coger la maleta llena de sentimientos, abrirla y entender que algunos van y otros vienen, que no tenemos que tener miedo a que nuestra identidad se configure en un mapa diverso o dinámico. Gracias.