"Porto temps buscant per el meu cor, ‘viam si trobo el rebost per encetar el préssec amb almívar i el teu record dolç de codony". Así inicia Mar Pujol su disco de debut, Cançons de rebost, con voz dulce y guitarra, creando un universo íntimo, con toques antiguos y con el calor de la chimenea. Dando mucha importancia a las palabras y la belleza de estas, la cantautora del Lluçanès se ha presentado en sociedad de largo con 10 canciones en conserva que podemos guardar como pequeños tesoros en la despensa de casa. Todo el trabajo alude a la cotidianidad y a pararse a disfrutar de las pequeñas cosas: "Me fijo mucho en cómo los abuelos hacían las cosas y cómo esta lentitud de alguna manera me hace vivir. Me la quiero quedar para mí para saber vivir mejor", ha comentado la cantante y guitarrista.

10 canciones en conserva que podemos guardar como pequeños tesoros en la despensa de casa

Destaca Xarim Aresté, Sílvia Pérez Cruz y Remei de Ca la Fresca como influencias – "Todo me entra por la vena o por el corazón. Todo me influencia. Aquello que te gusta, quieras o no, ya se ha colado dentro"–, en el 2022 se dio a conocer con el EP Trepa, que autoeditó gracias al apoyo familiar. Ahora, con la aportación a la producción de Jordi Matas (Ferran Palau, El Petit de Cal Eril...), ha encontrado un sonido con el cual se siente totalmente cómoda, fortaleciendo el vínculo entre la guitarra y ella.

Entrevista a Mar Pujol / Foto: Pau de la Calle
Mar Pujol, guitarra, voz y 10 canciones en conversa / Foto: Pau de la Calle

¿Cuándo empezó tu relación con la música?
Desde pequeña que me encanta y me acompaña la música. Siempre ha habido música en casa, pero sobre todo por mi padre, que toca la guitarra y canta y hace canciones. Cantábamos, hacíamos guitarreos familiares y nos inventábamos canciones juntos. Llegó un día –en mi etapa universitaria–, que empecé a componer mis canciones, aunque en el instituto ya había creado alguna, pero era mucho más naif. Decidí compartirlas en los micros abiertos, y las tocaba a la familia. Un día mi tía me dijo: "Eso lo tienes que grabar". Hicimos un mecenazgo familiar y me ayudaron a pagarlo.

De allí surgió Trepa, que lo autoeditaste. ¿Ahora con Cançons de rebost ha cambiado mucho el proceso?
Ha sido muy diferente. Trepa fue mi primer proyecto sola, saliendo del nido. Todo era muy inocente. Tenía muy pocos conocimientos de la industria musical, no tenía ni idea de nada. Justo cuando me había enterado un poco de cómo iba todo, empecé a preparar Cançons de rebost y Hidden Track Records llamó a mi puerta. De sopetón me pude dedicar únicamente a aquello mío, que eran las canciones, aunque la portada, la foto o el videoclip, han sido decisiones creativas mías. Pero Hidden me ha ayudado muchísimo, me ha asesorado y hemos sido más manos. Son procesos muy diferentes, el primero de forma más autónoma (o lo haces tú, o no lo hace nadie) y ahora ha sido más compartido.

¿Consideras Trepa como la carta de presentación y Cançons de rebost más de consolidación y de encontrar tu sonido?
Con Trepa me siento muy cómoda con las composiciones y con el proceso, pero a nivel de sonido no acaba de ser tan redondo como pretendía, o no se nota esta intimidad en el sonido. En cambio, Cançons de rebost muestra exactamente cómo quería sonar.

¿Qué cambio ha habido? ¿Ha sido la producción de Jordi Matas?
Sí, y el cómo lo grabábamos, sobre todo. Porque Trepa fue grabado con claqueta, pistas separadas: primero grabamos guitarra, después voz. La claqueta no deja que la canción esté viva. Y grabar por separado... Con Matas ya vimos que se perdía la magia, porque he estado años haciendo un vínculo con la guitarra: la cosa mágica es esta mezcla natural que yo hago con el instrumento. Si te cargas eso y lo haces por separado, se desvertebra todo.

Todas las letras están escritas en clave de mirar mucho hacia dentro, de invierno, de estar recogida y de reflexiones personales.

¿Encontramos idea central en el nuevo álbum?
No es un álbum conceptual, yo me lo imagino como si fueran tarros en una despensa compartiendo espacio. Todas las letras están escritas en clave de convertir todo lo cotidiano en una cosa realmente profunda y sentimental. En clave de mirar mucho hacia dentro, de invierno, de estar recogida y de reflexiones personales. Hablo mucha de la comida, que es un elemento central en Cançons de rebost. También es verdad que hay gente que me habla de la naturaleza. Aunque si Trepa se sitúa en un bosque, este se sitúa más en una casa, pero no me puedo desenganchar de la naturaleza y del bosque, porque al final son cosas que te acompañan en el día a día, y lo que forma parte de mi día a día lo llevo a las canciones.

Entrevista a Mar Pujol / Foto: Pau de la Calle
Mar Pujol debuta de llarg amb el disc, Cançons de rebost / Foto: Pau de la Calle

¿El espacio que te viene en la cabeza es tu casa en el Lluçanès?
Sí, básicamente mi casa, la chimenea, la misma despensa, la cocina y la habitación. Estaba en estos espacios cuando componía. Todos estos haceres y gestos, que son tan pequeños, explican muchísimas cosas de una persona, de una cultura, de cómo concibes la vida. Yo qué sé... pelar una patata. Cómo pela una patata una abuela. Nosotros ahora parece que lo tenemos que hacer muy rápido. Y ellos estaban allí con toda la calma, pelando una patata. Me he inspirado mucho en esta lentitud en los gestos, sobre todo los gestos del pasado. La despensa es un lugar más bien antiguo. Ahora no utilizamos despensa, no nos hace falta, porque todo es mucho más inmediato. No necesitemos que se conserve nada, porque lo puedes consumir ya.

Me he inspirado mucho en esta lentitud en los gestos, sobre todo gestos del pasado

¿Nostalgia del pasado, pues?
Sí, es que vivimos con mucha ansiedad. Me estoy dando cuenta cada vez más de todo lo que nos genera el móvil: nos pone un ritmo encima que no lo sabemos aguantar, y por eso tenemos tantos problemas mentales, básicamente.

¿Y encuentras también este cambio de ritmo cuando bajas a Barcelona?
Sí, mucho. Es un ritmo muy diferente. Las palabras, lo que se hace... Tiene cosas muy guais, Barcelona, pero hay muchísimos estímulos: hay 30.000 hornos y ninguno en el que hagan las cosas bien, porque hacen un proceso rápido. No es un proceso artesanal, es un proceso industrial, que tiene mucho que ver con tener que producir mucho. Por lo tanto, tener que ir muy rápido acaba por significar que las cosas se hacen mal. Y volvemos al gesto de pelar una patata lentamente. No tiene punto de comparación. De un proceso al que dedicas energía, tiempo, voluntad y deseo, acaba saliendo una cosa bonita porque le has dedicado tiempo.

En redes dijiste que habías propuesto un orden del disco, pero que cada uno se hiciera el suyo. ¿Es así como entiendes la música?
Sí, es que yo soy muy así. Si fuera una persona supermeticulosa, seguramente querría un disco en un orden concreto por una coherencia x. Quizás algún día hago un álbum así, nunca se sabe, pero sí que creo que a veces estamos muy preocupadas en que todo tenga un sentido extremo y al final la gente se lo coge y se lo hace como quiere.

Entrevista a Mar Pujol / Foto: Pau de la Calle
Mar Pujol, el plaer de fer les coses sense pressa / Foto: Pau de la Calle

La intimidad y pureza son atributos de tu proyecto. ¿Cómo vives la exposición a medida que más gente te escucha?
Lo estoy viviendo de la misma manera porque nunca he tenido expectativas de nada con la música. Simplemente de hacerlo y disfrutarlo en mi casa. Si la puedo compartir y, si encima a la gente le gusta y ama mis canciones, es brutal. Pero como no tengo expectativas, siempre lo he vivido de una forma muy íntima. Y continúo así. Lo único que a veces flipo cuando las comparto y la gente conecta fuerte, llora o de sopetón me dicen alguna cosa de mí y veo que me hago conocer a través de las canciones. Cuando pasa, es un poco heavy.

Esta intimidad la reflejas con la relación voz-guitarra. ¿Necesitas este formato? ¿O crees que quizás cambiarás a otro estilo?
Claro, no puedo predecir mi futuro. Yo sé que lo que ahora me mueve es coger la guitarra e intentar expresarme a través de esta comunión entre mi voz y la guitarra. He estado muchos años probando cuál es mi sonido, experimentando y exprimiendo la guitarra y encontrando la voz, mi manera de cantar, una manera con que me sintiera cómoda. He intentado fortalecer este vínculo entre el instrumento y yo. Pero soy una persona que disfruta con todo tipo de música. Espero ser feliz con la música y evolucionar. Eso es lo que quiero.

¿Las letras tienen un componente poético, lo planteas así o te sale solo este tipo de escritura?
Es lo que me sale, no pretendo hacer un poema y no lo considero. Pero sí que me gusta mucho la poesía y doy mucho valor a las letras, a las palabras. No es lo mismo decir una cosa que otra. Mira, Amaia Miranda tiene una canción preciosa que se llama Mientras vivas brilla, y tiene una frase que dice: "Mientras vivas, brilla y no temas por nada en absoluto, que el tiempo es corto y se merece bien su tributo". Y un colega me dijo: "ah, eso viene a decir que disfrutes del tiempo". Y sí, pero que mal que queda dicho así. Aquí está la importancia de las palabras. Si lo dices de aquella manera, tiene mucho sentido, pero si lo dices así, pierde el amor, la belleza, lo pierde todo.