El escritor Marc Pons (Lleida, 1966) ha publicado La caixa negra (Pagès Editors), una novela negra con una trama centrada en el proceso de fusión de las cajas catalanas al principio de la crisis, unos acontecimientos que el autor conoce de primera mano porque había trabajado durante bastante tiempo en el sector. Ahora, Pons, licenciado en Humanidades, está haciendo un doctorado en Historia Moderna y trabaja como gestor cultural independiente, a la vez que escribe artículos en El Nacional. La caixa negra es su primera novela.
¿Cómo explicaría a alguien de qué va La caixa negra?
Es una novela de corrupción bancaria, que dibuja el triángulo poder público- corrupción privada – bancos y cajas. La obra va de un tema que es trágico, porque ha tenido consecuencias fatales para la sociedad: miles de familias desahuciadas, miles de familias arruinadas por las preferentes, miles de trabajadores que han perdido su trabajo... De 120.000 trabajadores que había en el sector, quedaron 40.000: los echaron con jubilaciones, con despidos, con mobbing... Y pese a que es una temática dramática, en La caixa negra la trato con ironía, con sarcasmo, con cinismo... El protagonista aplica a la situación una dosis muy elevada de humor negro.
La banca llevó a cabo maniobras para desarticular las cajas catalanas, incluso antes de la crisis
Para usted, como trabajador del sector, ¿cómo fue la desaparición de las cajas de ahorros?
Las cajas de ahorros sufrieron una desintegración inducida. En España, y en Italia, eran las grandes competidoras del sector bancario, y la banca inició maniobras para desarticularlas, incluso antes de la crisis. Para hacerlo contó con la complicidad del poder económico, de muchos directivos de las cajas y del poder político. Y esta maniobra llevó a la desaparición del modelo de las cajas de ahorro. Eso fue especialmente perjudicial en ese momento, porque las cajas tenían que invertir sus beneficios en obra social y algunas de las necesidades en educación, sanidad y servicios sociales que no podían financiar las instituciones por la crisis las habrían podido cubrir las cajas. Las cajas de ahorro han sido destruidas y han sido sustituidas por los bancos, que no tienen que invertir en obra social. Y si lo hacen es por motivos publicitarios, no hay más... La desaparición del modelo de las cajas ha sido una tragedia.
Usted trabajó a una entidad financiera, como el protagonista. ¿Hasta qué punto esta obra es autobiográfica?
Yo trabajé 27 años en una caja de ahorros: entré a los 20 años. Las cajas de ahorros eran una vía para acceder a una tarea casi funcionarial. Yo empecé atendiendo en el mostrador e hice carrera allí. Llegué a delegado (director) de oficina. Más tarde fui víctima de mobbing y me fui. Gracias a eso sé muy bien lo que pasaba a las cajas, que no es lo que la gente creía que pasaba detrás de los mostradores. Los personajes de La caixa negra no son reales, pero están inspirados en situaciones reales. Todos los personajes, como el protagonista o los directivos de la Pía, son construidos por mí, pero me inspiro en las luces y las sombras de muchas personas de verdad. La Pía leridana, la entidad que está en el centro de la trama, en realidad existió: apareció a finales del XIX y se fusionó con La Caixa en 1970. Me tomo una licencia literaria al reconstruir una entidad que ya no existía en el momento en que sitúo la trama.
En su novela negra el papel de grandes mafiosos lo ocupan los directivos de las cajas. ¿Cree que eran tan peligrosos como la mafia italiana?
Lo eran... Pero no sólo ellos, sino también algunos personajes que no formaban parte de las plantillas, sino que tenían relaciones de negocios con ellos. Como los constructores, o los conseguidores, que obtenían obra pública del poder político, una cosa que por los circuitos normales no se podía conseguir... Lo que explico es una suma de mafia, caciquismo y participación de los políticos: todo muy hispánico. La clase política no quiso entrar a fondo en el tema de las cajas, porque también estaba implicada.
La crisis es una maniobra inducida, es una maniobra de saqueo de las clases medias
Ahora parece que los juzgados están persiguiendo a algunos de los implicados. ¿Cree que se llegará hasta el fondo?
La justicia se ha limitado a buscar a unos culpables, unos chivos expiatorios, que son presentados como los únicos responsables de la crisis, y con eso se quiere cerrar el tema. Los que están siendo juzgados son muy pocos, como Blesa, Serra, Rato... Pero hay muchos más responsables: ahora hay una lucha para ver quién pagará los platos rotos. La cuota de responsabilidad de este proceso no sólo es de los políticos, es también de mucha otra gente, que ha quedado en la sombra, y que espera que pase el tiempo para no tener que responder ante nadie. La caixa negra es una obra que quiere divulgar un problema que mucha gente no ha acabado de percibir, porque sólo se les ha explicado una parte. En realidad el modelo de las cajas desapareció por la crisis provocada. La crisis es una maniobra inducida, es una maniobra de saqueo de las clases medias. Ya se han producido otros procesos similares a lo largo de la historia.
¿Su obra supone, especialmente, una denuncia de las clases dirigentes leridanas?
Quiero describir la sociedad de las ciudades pequeñas-medias, donde hay un grupo de familias que hace 200 años que gobierna la zona, con gobiernos de derechas o de izquierdas. Son siempre los mismos. De esta obra nadie sale bien parado. Todo el mundo tiene su parte de responsabilidad. La "costra tradicionalista" de Lleida (no muy distinta de la de Reus, Girona o Tarragona) no quedará contenta, pero no es una obra para satisfacerlos a ellos.
En La caixa negra los sindicatos tampoco quedan muy bien parados...
No quedan bien parados, porque en el sector de las cajas los sindicatos no han hecho de sindicatos, no han existido. Han sido cómplices de los directivos, del poder económico i del poder político. Voluntariamente o forzadamente, han sido cómplices... En el panorama laboral español, los sindicatos de verdad no existen.
La costra tradicionalista crea personajes que tienen un solo activo: venir de una familia con mucho de poder en la comarca. Personajes muy inmorales...
Denuncia también la hipocresía de la moral sexual. sus personajes más conservadores son después los que cometen las mayores inmoralidades...
En las cajas de ahorros había un déficit muy grande de profesionalidad y de capacidad, porque habían acabado siendo dirigidas por elementos de la costra tradicionalista, personajes que tenían un solo activo: venir de una familia con mucho poder en la comarca. Eran personajes muy inmorales... En el ámbito de las cajas, en algunos casos, había mucho sexo y uso de drogas . Pero eso no es exclusivo de las cajas de ahorros, pasa en muchas empresas... Hay sectores en que se exige a las trabajadoras que se abran de piernas para progresar.
Andorra está muy presente en las noticias de Catalunya y muy poco en la literatura. ¿Tú crees que es un gran motivo literario poco amortizado por la literatura catalana?
¡Evidentemente! Andorra es nuestro Gibraltar: un lugar plagado, desde siempre, de contrabandistas, de blanqueadores... En nuestra cultura mediterránea, tan proclive a la corrupción, tener a Andorra al lado es una vía abierta a la corrupción. Italia tiene a San Marino, Francia tiene a Mónaco, España tiene a Gibraltar, y nosotros tenemos a Andorra...
La mayoría de las novelas negras difunden un mensaje moral: los malos acaban mal y el bien siempre triunfa. ¿Usted cree en eso?
No. Desgraciadamente no es así. Y no es una cuestión que sea consustancial al sistema capitalista. En cualquier sistema pasa eso. Es consustancial a la sociedad humana. Y paradójicamente se da con más fuerza en las sociedades más desarrolladas. Cuanto más desarrollada está una sociedad, más fácil es que triunfe el mal.
Quiero escribir novelas en que explique situaciones que supongan un problema grave para la sociedad y que hayan sido poco tratadas por los medios de comunicación
¿Tiene más novelas en preparación?
Sí... Escribir La caixa negra fue, para mí, una experiencia muy especial: fue una terapia, y al mismo tiempo una pequeña venganza. Me sirvió para denunciar una situación que me había afectado, y que resultaba incómoda para mucha gente. Y quiero seguir con esta tónica: quiero escribir novelas en que explique situaciones que supongan un problema grave para la sociedad y que hayan sido poco tratadas por los medios de comunicación y también por la literatura. Y quiero hacerlo de forma divulgativa, fresca y desenfadada, para que llegue a mucha gente.