Barcelona, 25 de noviembre de 1905. Hace 116 años. Las nueve y media de la noche. Un grupo de 300 oficiales del ejército español —destinados a los cuarteles de Barcelona— se reunía tumultuariamente en la Plaza Real; y acto seguido se desplazaba a la calle Avinyó, y asaltaba la redacción de la revista satírica catalana Cu-Cut! Un rato después, se dirigía a la calle Cardenal Casañas y hacían lo mismo con la redacción del diario La Veu de Catalunya. Aquella explosión de violencia incontrolada se saldó con varios heridos —vecinos y peatones que increparon a los militares— y con la destrucción de las dos redacciones. Unos hechos que, sorprendentemente, no serían nunca investigados por la policía ni por la justicia españolas, ni nunca se derivarían responsabilidades políticas más allá de unas cuantas dimisiones testimoniales.
Rambla de Barcelona (1907) / Fuente: Ayuntamiento de Barcelona.png
¿Qué era el Cu-Cut! ?
El Cu-cut! era un semanario satírico creado en 1902 coincidiendo con la articulación del primer catalanismo político, en aquel momento liderado por la Liga Regionalista de Bartomeu Robert (el alcalde de la revuelta fiscal del Cierre de Cajas -1899-); de Enric Prat de la Riba (ponente de las Bases de Manresa -1892- y futuro presidente de la Mancomunitat -1913-), y de Francesc Cambó (que sería el principal impulsor del primer proyecto estatutario moderno de Catalunya -1919-). ¡De hecho, el Cu-cut!, estaba ideológicamente alineado con este movimiento; que había sido muy crítico con la posición española —tanto con el papel de la clase política como con el del ejército— durante y después de las crisis de Cuba, Puerto Rico y Filipinas (la pérdida de las últimas colonias españolas de ultramar, 1895-1898).
¿Qué más era el Cu-cut! ?
La crisis y derrota de Cuba, Puerto Rico y Filipinas había colocado a la clase política y el ejército españoles en la picota. La esperpéntica actuación de los poderes españoles —en la crisis que anticipaba el conflicto, en la guerra, en las negociaciones de paz y en la repatriación de los soldados supervivientes; fue, por deméritos de los protagonistas, un tema recurrente de la prensa de la época. Especialmente en Catalunya. Y las publicaciones satíricas, como el Cu-cut! se abonaron. Personajes como el rey Alfonso XIII, el presidente Sagasta o el general Polavieja —para citar, tan solo, tres ejemplos— eran protagonistas habituales de las portadas del Cu-cut!; que ponía de relieve sus perfiles más ridículos. Por este motivo, básicamente, el Cu-cut! era una publicación de referencia entre el público catalán de ideología catalanista.
¿Qué era La Veu de Catalunya?
La Veu de Catalunya, fundado en 1899, era el órgano de prensa de la Liga Regionalista; y, en el momento del asalto, era la publicación más prestigiosa del país. Su redacción reunía las figuras más destacadas del periodismo y de la intelectualidad catalanas de la época; como Prat de la Riba, Cambó, Casellas, Sagarra, Maragall, Folch y Torres, Sunyol, Bertrana, Junoy, Oros, Pla, Bofill, Carner, Rubió y Ors o Sardà i Lloret. Su línea editorial era muy crítica con el poder político, económico y militar español; con la lacra del caciquismo que había fabricado y promovido el régimen de la Restauración borbónica (1874-1923); y con la ideología nacionalista española —inspirada en el jacobinismo francés— que promovían estos grupos de poder para justificar su fracaso en Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Robert, Prat de la Riba y Cambó / Fuente: La Ilustración Española, MNAC y Fundación Cambó
¿Cómo lo sufrieron los barceloneses que asistieron a aquella explosión de violencia?
Una nota de prensa de la época (La Vanguardia, 26/11/1905) relata que los vecinos de las redacciones asaltadas y los peatones que se cruzaban con aquella horda de salvajes uniformados; les recriminaron su actitud. Y que la reacción de los asaltantes fue agredir brutalmente a las personas desarmadas que los avergonzaban. Según aquella nota de prensa "Al pasar los oficiales por la Rambla, donde había acudido numeroso gentío, hubo que lamentar varias colisiones; en una de ellas, en la Rambla de los Estudios, resultó herido en la cabeza, de un sablazo, un paisano llamado don Pedro Manyà, de cuarenta años de edad, siendo la lesión, al parecer, de pronóstico grave, recibiendo después otra herida en el dedo anular. También resultó herido en un ojo, Miguel Casaderrius".
¿Cómo reaccionaron las autoridades españolas con el asalto a las redacciones catalanas?
En medio de aquel dantesco escenario de cacería urbana, las autoridades españolas se limitaron a conminar a los agresores a que depusieran su actitud, y que retornaran pacíficamente a casa. Un recorte de la misma nota de prensa ilustra reveladora una vergonzosa connivencia; o cuando menos, ridícula condescendencia de las autoridades españolas con los agresores armados y uniformados (La Vanguardia, edición del 26/11/1905) relata que: "Habiéndose presentado allí el gobernador militar, general Castellví, y el gobernador civil, general Fuentes, arengaron á los oficiales y les ordenaron les siguieran hacia el Gobierno militar, donde el general-gobernador les aconsejó calma y prudencia, exhortándoles á que se retiraran á sus casas, como así lo hicieron". Ni policía, ni detenciones, ni juicios.
Alfonso XIII y Romanones / Fuente: Wikimedia Commons
La Ley de Jurisdicciones
El Ejecutivo español reaccionó, de forma inmediata, decretando la suspensión de las garantías constituciones en territorio catalán. A pesar de que, seguidamente (01/12/1905); dimitió en peso. No obstante, aquella pantomima no ocultaba lo que realmente se estaba cociendo. Y es que el núcleo del poder español se estaba rearmando: cuatro meses después de los Hechos del Cu-cut! (22/03/1906) el rey Alfonso XIII y el ministro Romanones (que poco después serían dos de los más destacados arquitectos de la guerra colonial de África, 1909, que costaría miles de vidas humanas), promulgaban la Ley de Jurisdicciones; que permitía al ejército español juzgar y condenar todo aquello que consideraba que atentaba contra el estamento militar o contra la unidad de España. Nunca se investigó, ni detuvo, ni juzgó, ni condenó a nadie por los Hechos del Cu-cut! y de La Veu de Catalunya.