Barcelona, 30 de noviembre de 1713. Hace 308 años. La ciudad hacía cuatro meses y cinco días que estaba rodeada por el ejército borbónico francocastellano. Sometida a un asedio que impedía la entrada y salida de personas y de mercancías. Cuando menos, por tierra. Porque el cordón umbilical con Mallorca, a pesar del bloqueo marítimo borbónico, no se rompió nunca. No obstante, la vida política de la capital no se detuvo nunca. En la insaculación para la renovación de cargos del Consell de Cent (el gobierno municipal), resultaría elegido Conseller en Cap el abogado Rafael Casanova i Comes (Moià, 1660); que, como primera autoridad política y militar de Barcelona —y, durante su mandato, de Catalunya—, dirigiría la resistencia hasta el final (13 de septiembre de 1714). Casanova sería la personalidad más relevante de una etapa excepcional con un final trágico: la derrota de 1714.
¿Quién era Rafael Casanova?
Casanova había nacido en Moià el año 1660, en aquella época "calle de Barcelona". Esta particularidad es muy importante, porque los moianeses adquirían la categoría de "ciudadanos de Barcelona" desde el nacimiento; y eso les abría las puertas a la progresión social y económica en la capital del país. Las fuentes documentales revelan que Casanova era una persona con una gran capacidad intelectual, que lo conduciría a cursar estudios de Derecho a la Universidad de Barcelona y a ejercer como abogado en la capital catalana. Cuándo Casanova fue nombrado Conseller en Jefe tenía 53 años (una edad avanzada para la época), y tenía una experiencia política previa que le resultaría muy valiosa: el año 1705, había sido uno de los líderes políticos del clandestino —pero mayoritario— partido austriacista catalán, que había propiciado la adhesión del país a la alianza internacional austriacista.
La meritocracia catalana
El ascenso de Casanova no se explicaría sino que fuera porque la sociedad catalana del momento ya era meritocrática. Sí que es cierto que Casanova procedía de una familia bien situada económicamente que le pudo pagar los estudios. Y que Casanova tenía una gran capacidad intelectual que permitiría rentabilizar la inversión familiar. Pero también lo es que los grandes centros urbanos y económicos del país (Barcelona, Reus, Mataró) habían iniciado una transformación liderada por las clases mercantiles de origen plebeyo. Como pasaba, también, en los Países Bajos y en Inglaterra. Y este movimiento implicaba que los méritos se reconocían más por las habilidades personales que por la cuna familiar. También los políticos: de los ocho consellers en cap que preceden la Revolución de 1705, seis ya eran profesionales liberales o menestrales. Un hecho imposible de reproducir en Madrid o en Sevilla.
¿Cuál era la ideología de Casanova?
Casanova era un partidario acérrimo de la causa austriacista. Es decir, era foralista. Lo era desde la época de la clandestinidad (1700-1705), y lo fue durante toda su vida. El 6 de julio de 1713, cuando las tropas de la alianza internacional austriacista ya habían abandonado Catalunya; las autoridades del país convocaron un pleno —la Junta de Braços— sin la previa convocatoria del conde de Barcelona, en aquel momento Carlos de Habsburgo. Eso, ya de por sí, era un acto de soberanía. Como lo sería el debate y la votación en aquella cámara, en el Palau de la Generalitat. La máxima representación política del país decidió la Resistencia a ultranza, por 75 votos individuales; 45 a favor de una capitulación negociada. Casanova, en aquel debate, defendió y votó la capitulación negociada. Es decir, una rendición pactada. ¿Casanova, era un traidor?
Casanova, Conseller en Cap de Barcelona, y presidente de la República catalana
El 30 de noviembre de 1713 Catalunya estaba ocupada en buena parte. Y toda la representación política del país se encontraba en el interior de las murallas de Barcelona. Como dirigentes de la capital o como refugiados del territorio. Aquella situación excepcional obligaría a las clases dirigentes a concentrar el poder: el de la ciudad y el del país; el político y el militar. Casanova, fruto de los acontecimientos, pero, también, de la ideología republicana de la facción mayoritaria de aquellas clases dirigentes; se convertiría en la máxima autoridad política y militar de Catalunya. En el presidente de una República catalana libre. En el máximo representante de la sociedad civil que, como tal, asumía la categoría de comandante en jefe del ejército. Las mismas potestades que —décadas más tarde— asumiría George Washington, en la Guerra de Independencia de las Trece Colonias (1775-1783).
Casanova, defensor de la legitimidad catalana
Durante su gobierno (1713-1714) fue un excelente gestor. Persiguió y erradicó la delincuencia y el mercado negro de alimentos. Y no dudó a enfrentarse con otros consellers que habían votado la Resistencia a ultranza, pero que, en cambio, anteponían sus intereses personales a las auténticas necesidades de la ciudad y de la guerra. Nunca se escondió, y la noche del 10 de septiembre de 1714, fue herido de gravedad en un baluarte de la muralla. No es cierta la arenga que se le atribuye "Por la libertad de los pueblos de España". Pero sí que es cierto que, ideológicamente, era partidario de un modelo foral en las Españas, que no estaba en contradicción con la existencia de una República catalana libre. En la misma medida, que, dos siglos más tarde (1931); Macià proclamaría el Estado catalán dentro de la federación de repúblicas ibéricas. ¿Casanova, era un héroe?