Este año hace 80 años de los terribles bombardeos sobre la ciudad de Barcelona. Era el año 1938 y, en el contexto de la Guerra Civil española (1936-1939), las aviaciones militares de los regímenes nazi alemán y fascista italiano —aliadas del bando franquista— efectuaron un total de diecinueve incursiones aéreas —distribuidas en cuatro jornadas trágicas— que, según datos oficiales del Ayuntamiento de Barcelona, provocaron la muerte inmediata de 1.085 personas (947 adultos y 138 niños) y más de 1.500 heridos, algunos de los cuales acabarían muriendo más adelante a causa de las lesiones. Más de 50.000 kilos de bombas convencionales y bombas experimentales que provocaron, también, la destrucción total o parcial de 213 edificios. Un año y medio después del inicio del conflicto, las jornadas negras del 30 de enero y del 16, 17 y 18 de marzo de 1938, considerados los primeros bombardeos por saturación de la historia, confirmarían que la población civil catalana se había convertido en el objetivo militar prioritario de los mandos franquistas.

Objetivo militar: la población civil

La evolución de la guerra durante los meses precedentes explicaría aquella siniestra estrategia. La derrota republicana en Belchite (septiembre de 1937) y en Teruel (enero de 1938) había desplazado el frente de guerra hacia el oeste, desde el centro de Aragón hasta la línea norte-sur formada por los ríos Noguera Pallaresa-Segre-Ebro. Catalunya quedaba, únicamente, unida a la zona republicana por el sur, a través de un estrecho cordón umbilical —el Maestrat valenciano—. Las fuentes documentales revelan que, en aquel contexto, los mandos franquistas previeron una fuerte resistencia en Catalunya. Y decidieron castigar a la población civil con el propósito de sembrar el terror y el desánimo; y anticipar la rendición republicana. Las declaraciones de Pricolo, el comandante del pelotón aéreo italiano que bombardeó Barcelona, son suficientemente reveladoras: "Hay que crear una sensación de terror inmediato entre la población enemiga, continuamente destruyendo la ciudad, todas las fuentes de vida, y someterlos a una pesadilla de la cual no puedan despertar y que los obligará a rendirse".

La aviación franquista bombardea Barcelona durante tres días. Vista aérea del bombardeo. Fuente Wikipedia

Vista aérea del bombardeo / Fuente: Wikipedia

Lleida, la primera

El primer gran ataque aéreo sobre la población civil catalana, sin embargo, se produjo en Lleida. Casi tres meses antes que en Barcelona. Era el 2 de noviembre de 1937, a las tres y media de la tarde un pelotón de nueve bombarderos de la aviación de Mussolini lanzó por sorpresa miles de kilos de bombas sobre el centro de la ciudad —calle Major y Pont Vell— que provocaron un mínimo de 250 muertos y más de 700 heridos. La parte más dura y más dramática de aquel ataque se lo llevaría el Liceo Escolar. Las bombas reventaron el edificio y provocaron la muerte inmediata de 12 profesores y de 48 niños y niñas de edades entre los 9 y los 13 años. El titiritero leridano Xandri (1938) dejaría escrito: "La risa de los niños debió quedar soterrada para siempre bajo los escombros". También las bombas sobre el Mercado de Sant Lluís se llevaron buena parte de las víctimas. Y un autobús que circulaba sobre el Pont Vell fue alcanzado de lleno por una bomba y no hubo supervivientes.

Víctimas bombardeo Lleida 02 11 1937. Fuente Archivo de El Nacional

Víctimas del bombardeo en Lleida (2 de noviembre de 1937) / Fuente: Arxiu Nacional de Catalunya

Una fábrica química por una "fábrica de personas"

El ataque sobre Lleida anunciaba que, en aquella fase del conflicto, los mandos franquistas habían fijado el objetivo sobre la población civil catalana. En el centro de la ciudad no había ninguna instalación estratégica. El pretexto que esgrimieron fue que la meteorología los había obligado a modificar el objetivo inicial. Según las mismas fuentes militares franquistas, el objetivo inicial era la fábrica química de Flix (Ribera d'Ebre). Pero, reveladoramente, acabarían bombardeando el Liceo Escolar de Lleida. Una fábrica por otra fábrica. En aquel caso, en las escasas informaciones de la prensa que se publicaba en la nombrada "zona nacional", una fábrica de republicanos y catalanistas —"rojos" en su jerga. Una práctica de exterminio que, en Lleida, alcanzaría el punto culminante de perverso simbolismo cuando, los días inmediatamente posteriores a la ocupación franquista de la ciudad (3 de abril de 1938), los falangistas fusilarían las lápidas del cementerio rotuladas en catalán, algunas de las cuales eran de las víctimas del bombardeo.

La otra "fábrica de personas"

El 30 de enero de 1938 la aviación franquista, siguiendo el precedente de Lleida, bombardeó la ciudad de Barcelona: 6.000 kilos de bombas sobre los barrios Gótico y de la Barceloneta. En aquella ocasión el ataque aéreo se saldaría con el balance de 210 muertos y 125 heridos, algunos de los cuales acabarían muriendo posteriormente a causa de las lesiones producidas por el bombardeo. Pero, reveladoramente, como había pasado en Lleida tres meses antes, la parte más dura y trágica se lo llevó el jardín de infancia de la plaza de Sant Felip Neri. Las bombas abarcaron de lleno el edificio escolar, que se hundió y sepultó bajo los escombros 22 profesores y cuidadores, y 20 niños y niñas de edades entre los 3 y los 6 años. El jardín de infancia de Sant Felip Neri era, en su criminal estrategia militar, otra "fábrica de personas" (una fábrica de "población enemiga" en palabras de Pricolo). Un propósito que queda reveladoramente patente cuando se constata que la Catedral, por ejemplo, el objetivo más visible a 5.000 metros de altura, no recibió ni un solo impacto.

Victimes bombardeo Barcelona 16,17,18 03 1938. Fuente Archivo de El Nacional

Víctimas del bombardeo sobre Barcelona (16,17 y 18 de marzo de 1938)

Barcelona, 16, 17 y 18 de marzo de 1938

Los bombardeos franquistas del 16, 17 y 18 de marzo de 1938 han quedado para siempre como el episodio más negro de la historia contemporánea de Barcelona. Durante 53 horas —entre las diez de la noche del día 16 y las tres de la tarde del día 18 en intervalos de tres horas— la aviación franquista lanzó 44.000 kilos de bombas convencionales y experimentales sobre el eje formado por la Rambla, la plaza de Catalunya, el paseo de Gràcia y la Diagonal. Según datos oficiales del Ayuntamiento, murieron 875 personas (757 adultos y 118 niños) y resultaron heridas más de 1.500 personas. Pero las investigaciones de los profesores Solé i Sabaté y Villarroya i Font (de la Universitat de Barcelona) revelan que la cifra de muertes podría ser superior a los 1.300. Las aviaciones nazi alemana y fascista italiana no tan sólo provocaron miles de víctimas civiles, sino que posteriormente el régimen franquista borró su memoria. Los profesores Solé y Villarroya explican que, después de la guerra (1939), se hizo desaparecer a muchas víctimas de los registros oficiales.

Granollers, la otra "fábrica"

El 31 de mayo de 1938, a las nueve de la mañana, con los niños y niñas a las puertas de la escuela y con las calles llenas de gente haciendo cola para abastecerse de alimentos, la aviación franquista —en poco más de un minuto— lanzó 750 kilos de bombas que provocaron 224 muertes y 165 heridos, la mayoría de los cuales acabarían muriendo aquel mismo día a causa de la gravedad de sus lesiones. En aquel caso pasó lo mismo que en Lleida. Las autoridades franquistas pretextaron que el objetivo era la central eléctrica de la calle del Rec. En cambio, fue bombardeada la céntrica plaza de la Porxada, situada a cuatrocientos metros del objetivo pretextado. Un error de cálculo que ningún investigador historiográfico ha justificado. El bombardeo de Granollers, sin embargo, señalaría el límite que, aparentemente, estaban dispuestas a tolerar las potencias internacionales no implicadas en el conflicto. La prensa internacional, por analogías evidentes, lo compararía con el bombardeo sobre Gernika, pero la presión política sobre el bando franquista no pasaría de una sonora protesta.

La aviación franquista bombardea Figueres. Fotografía bombardeo sobre el castillo de Sant Ferran. fuente Lletres.net

Fotografía del bombardeo sobre el castillo de Sant Ferran (Figueres) / Fuente: Lletres.net

Reus, Tarragona, Girona, Figueres...

También Reus, Tarragona, Girona, Figueres y muchas otras ciudades catalanas serían víctimas de la siniestra teoría Pricolo. La historiografía española ha insistido sobradamente en que el general Franco y su estado mayor no tenían conocimiento previo de estas operaciones de terror. Es decir, que las aviaciones nazi alemana y fascista italiana actuaban de forma totalmente autónoma. Insiste, también, en que el general Franco, cuando pretendidamente tuvo conocimiento del bombardeo sobre Barcelona del 16, 17 y 18 de marzo, ordenó detener la operación, sorprendentemente, enojado con sus aliados Hitler y Mussolini. Una actitud impostada que merecería la atención de la prensa internacional. En cambio, se olvidan de que después del precedente de Lleida, se produjeron centenares de ataques sobre la población civil catalana que causaron miles de muertes. Bombardeos que harían buena la cita del general Queipo de Llano que, en febrero de 1938, todavía proclamaba "convertiremos Madrid en un jardín, Bilbao en una gran fábrica y Barcelona en un inmenso solar".