Mare of Easttown es la serie que todo el mundo mira, de la cual todo el mundo habla. La producción del HBO se ha ganado al espectador por unos cuantos motivos, pero sobre todo porque la gran Kate Winslet interpreta a un personaje con problemas creíbles.
Los vecinos de la puerta del lado
Hay una escena a Mare of Easttown que explica muy bien motivos por los cuales esta serie se ha convertido en una de las más comentadas y recomendadas del año. En un funeral donde asisten a la protagonista y su madre, el viudo confiesa delante de todo el mundo que esta última era su amante. Acto seguido, vemos a las dos mujeres en el coche volviendo hacia casa y la hija meándose de risa con el rostro desencajado de la madre. Es, este momento, la captación de una esencia: la vida es una combinación de dolor y absurdo, de sonrisas y lágrimas, de momentos durísimos y de pasajes balsámicos. En el día más terrible puede pasar una cosa que te evada de la realidad y en el día más redondo alguna cosa se tuerce de forma irreversible.
Es por eso, y por unos cuantos motivos más, que Mare of Easttown consigue interpelar todo tipo de público. Sus personajes resultan próximos y creíbles, el misterio está resuelto con habilidad y coherencia narrativa, y sus atmósferas son muy palpables. Sentimos la pulsión de este ambiente triste y melancólico porque nos lo sentimos como propio, de la misma manera que nos parece que las personas que los habitan, con la Mare del título al frente, podrían vivir al lado de casa.
Ausencias, perdón y luto
La serie de HBO tiene una premisa más o menos convencional que va desgranando de una manera nada típica. La protagonista es una agente de policía con dos casos entre manos: uno, el asesinato de una madre soltera que parecía estar enfrentada a medio pueblo; el otro, una serie de desapariciones de adolescentes de las que hay poquísimas pistas. En paralelo, tiene que hacer frente a una compleja vida familiar marcada por la pérdida de su hijo mayor. Mare of Easttown es un thriller, pero como las mejores muestras del género no es tan importante el misterio como los individuos que lo configuran.
Es una serie sobre el peso de las ausencias, sobre saber perdonar (sobre todo en uno mismo, que todavía es más difícil) y sobre la gestión del luto; una reflexión sobre la empatía con el dolor ajeno y una parábola sobre hasta dónde llegaríamos para proteger lo que amamos. Hay un enigma y está muy bien conducido, pero al final es un contrapunto al verdadero foco de la narración. No hay ni un solo personaje que no transpire verdad, ni un solo espacio que no resulte tangible.
Un armario lleno de ropa
Visconti pidió a su director artístico de Gatopardo que llenara los armarios de ropa aunque no se tuvieran que abrir nunca en pantalla, porque creaba a actrices, actores y técnicos una sensación de veracidad hacia la historia que se estaba explicando. Pues eso es lo que pasa con Mare of Easttown, que te parece que los armarios es llenos y que los problemas de los personajes pertenece en el mundo real.
El caso criminal que se plantea nos engancha porque nos dice mucho de quién lo sufre, en lugar de ser al revés. Y la pieza clave de este hito es la extraordinaria Kate Winslet, que da toda una lección de matices. Una buena prueba es el plano final de la serie, una brillante demostración de cómo cerrar un círculo de una forma tan sencilla como catártica.