Poeta, ensayista, crítica literaria, novelista; Margaret Atwood es una de las intelectuales más interesantes del siglo XX, autora de una extensa obra siempre con el común denominador de la exploración y el cuestionamiento de hechos como el género y la identidad, la religión y los mitos, el poder del lenguaje, el cambio climático, y las "políticas del poder". Autora de la distópicamente visionaria El cuento de la criada, novela originalmente publicada el año 1985 que en los últimos años ha devuelto a la actualidad gracias a la serie de HBO, la escritora canadiense vuelve la ficción con la recopilación de relatos Perdidas en el bosque, una compilación de una quincena de relatos profundamente personales abordando temas como las relaciones familiares, el matrimonio, la pérdida y el significado de vivir en pareja.
Relatos impregnados de humanidad
Con una destacada carga nostálgica, todos los relatos incluidos en Perdidas en el bosque presentan una visión sincera, apasionante y autobiográfica de las pequeñas cosas de la vida. Entre las historias, destacan relatos como la breve novela, mosaico del matrimonio formado por Tig y Nell. La relación entre una madre y una hija a lo largo de los años y como las personas acaban siendo como sus padres. Una improbable charla entre la autora y su admirado George Orwell, una figura que, durante la rueda de prensa de presentación de su nueva obra, ha admitido que la ha influenciado desde bien pequeña. "Mi interés con respecto a la política y las formas de gobierno empezó con Orwell". O la de Hipàcia de Alejandría, que relata su propia ejecución. Así, a través de una prosa inteligente y conmovedora y de unos personajes inolvidables, Atwood ofrece historias profundamente íntimas e impregnadas de humanidad. La autora ha explicado que el libro se divide en tres partes, una primera donde en Tig todavía está vivo y una última donde ya no. Estas dos partes contienen un importante vínculo autobiográfico, recordando la figura del hombre que durante décadas fue su marido, el también novelista Graeme Gibson, muerto el pasado 2019. Entre estas dos partes hay diversidad de historias que no están tan relacionadas con la vida de la escritora.
A través de una prosa inteligente y conmovedora y de unos personajes inolvidables, Atwood ofrece historias profundamente íntimas e impregnadas de humanidad
Experta en utopías y distopías, ha asegurado que todavía tienen sentido a pesar de vivir en un contexto en muchas ocasiones aparentemente distópico. "Siempre podría ser peor", ha recordado. Margaret Atwood ha apuntado como ha cambiado la concepción del mundo en los últimos dos siglos. Para la escritora canadiense, el siglo XIX era una época en que se creía que todo podía ser mejor y se imaginaban muchas utopías. Eso, sin embargo, cambió, según Atwood, con la Primera Guerra Mundial y con la Segunda Guerra Mundial porque se acabó con la idea de un futuro positivo o maravilloso. "Después de la bomba atómica la gente creía que en cualquier momento podía morir. Así que se empezaron a sentir angustiados y aparecieron las distopías", ha manifestado.
Las mentiras de Donald Trump
Autora siempre comprometida, en la rueda de prensa de su nueva obra, era imposible no cuestionar Atwood por la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. La escritora se ha referido al triunfo del gran paradigma de las nuevas políticas neoliberales y populistas descartando que se pueda iniciar un periodo de dictadura "al estilo hitleriano". Sí que ha dicho que eso dependerá de si se puede creer en lo que ha dicho Trump en campaña y ha opinado que habitualmente "miente". Atwood sostiene que muchos votantes de los Estados Unidos han tenido miedo de "perder el estatus y el poder más identitario" con una presidencia de Kamala Harris. "Mucha gente que votó a Trump tenía miedo de ella como mujer y negra. Estaban nerviosos con respecto a lo que podría llegar a hacer", ha reflexionado.
Mucha gente que votó a Trump tenía miedo de Kamala Harris por ser mujer y negra
La escritora ha insistido en que Trump "miente" y ha recordado alguna de sus promesas electorales, como la construcción de campos de concentración para los demócratas o la lucha contra los inmigrantes. "¿Nos lo podemos creer realmente? ¿El pueblo americano lo permitiría? Se tiene que ver", ha planteado. También se ha cuestionado si dada su edad podrá acabar el mandato o si se le pudiera incapacitar. Sin embargo, la escritora ha dicho que "no hay nada perdido" y que hay mucha gente en los Estados Unidos que no está dispuesta a encajar un tipo de dictadura. "No creo que vayamos hacia la Alemania de 1935", ha concluido.