"Todo lo que vino después de Pedra de tartera tenía que ser un fracaso", admite Maria Barbal con el verbo sereno y pausado que utiliza la escritora de Tremp. Con la sonrisa tímida que acostumbra a dibujar, dejando entrever que, a pesar de haber debutado con una de las novelas más importantes de la literatura contemporánea catalana, la suya, como la de la gran mayoría de compañeros de gremio, ha sido "una carrera de altibajos, con más altos que bajos". Bibliografía imprescindible que ahora amplía con Peripecias (Destino, 2025), una novela que serpentea entre los dilemas de escribir y hacer de escritor (porque no, no es lo mismo), entre volcar tu vida en la creación e intentar mantener viva tu vida personal (eso que ahora llamamos conciliación).

Escribir y hacer de escritor

Los sospechosos habituales, es decir, los periodistas de las secciones de cultura de los diversos medios del país nos sentamos rodeándola en una mesa alargada de la librería Ona. Maria Barbal ha venido a presentar su nueva novela, Peripecias, aunque no es tan nueva. La empezó a escribir en el 2012, confiesa, y desde entonces lo ha ido recuperando por  etapas mientras liquidaba las historias de En la pell de l'altre (2014), A l'amic escocès (2019) -novelas con que cerró su Cicle Pallars-, Tàndem (2021) y Al lla (2023). "Admito que me cuesta mucho explicar lo que he escrito, porque me parece una situación casi ridícula", inicia su exposición rodeada de micros, custodiada por gente tecleando sus ordenadores portátiles. "Me parece que estoy asistiendo a un examen oral de mi trabajo". Y vuelve a dibujar una de sus sonrisas tímidas. Peripecias, entre muchas otras cosas, es una novela sobre la diferencia entre escribir y hacer de escritor. Barbal sostiene que para ella la escritura es un diálogo entre su interior, sus pensamientos y sus vivencias con el exterior, lo que ve que viven otras personas y cómo se comportan. "Yo, en este momento, ahora, sentada con vosotros, hago de escritora, porque acabo de publicar un libro y, naturalmente, me gusta difundir las características, para que se venda y, sobre todo, para que se lea". Sin embargo, mientras hace esto, nos alerta, no es realmente escritora. "Soy escritora cuando estoy sola y me enfrento con el argumento, con el personaje y, sobre todo, con las palabras. Para hacer de escritor, probablemente, casi seguro, tienes que ser escritor. Pero también podría ser que no, que hubiera un resquicio".

Maria Barbal vuelve hoy a las librerías con Peripecias / Foto: Irene Vilà Capafons

Soy escritora cuando estoy sola y me enfrento con el argumento, con el personaje y, sobre todo, con las palabras. Para hacer de escritor, probablemente, casi seguro, tienes que ser escritor. Pero también podría ser que no, que hubiera un resquicio

Ser escritor no es fácil. Hacer de escritor, tampoco. Durante el proceso creativo te adentras en un universo propio, intransferible, del que cuesta salir y, todavía más, dejar entrar a tu entorno vital. Peripecias también va de eso. "Este es un tema que creo que no tiene una solución, cada uno tiene que buscar intentar solucionarlo lo mejor posible". Peor todavía. Ser escritor y hacer de escritor es una profesión precaria. "Ser escritor es poco productivo económicamente y, por lo tanto, puede comportar problemas familiares. También está el tema de la experiencia personal del autor vinculada o no a la creación ficticia. "Puedes acabar trasladando tu experiencia a un personaje y generarte problemas con tu familia o amigos". En este sentido, aunque el protagonista de Peripecias es un hombre, es inevitable pensar que, tratándose de una meta novela: una escritora que escribe sobre un escritor, Maria Barbal ha exportado muchas sus vivencias y experiencias para hilar el relato de Anton Bellart. "Desde el principio pensé que el hecho de que el protagonista fuera un hombre me distanciaría bastante de él y me permitiría explorar de una manera más libre todo lo que le va pasando. Pero hay cuestiones, como me hicieron notar hace poco, en las que coincido: mi protagonista tiene éxito con su primer libro. También fue mi caso. Pero lo que reconozco más del protagonista de Peripecias son las reflexiones que hace sobre la cuestión de la escritura, sobre esta necesidad de expresarse con palabras, la creación y sus dificultades".

Maria Barbal, una escritora haciendo de escritora / Foto: Irene Vilà Capafons

No he tenido nunca ganas de dejarlo porque una novela no ha ido bien. Este tipo de frustración me la he ido tragando. Creo que solo así puedes salir adelante

Maria Balbal nos asegura que nunca tuvo el propósito de dedicarse a la escritura, que escribió Pedra de tartera porque, sencillamente, respondía a un impulso, a un acto necesario. El éxito de aquella primera obra la llevó a creer que podía seguir escribiendo. Sintió las ganas de seguir fabulando, creando personajes, describiendo ambientes, reflexionando sobre temas... "Desde entonces he vivido la profesión de escritora con altibajos, supongo que como cualquier escritor. Probablemente con más altos que bajos. Lo que no he tenido nunca, son ganas de dejarlo porque una novela no ha ido bien. Este tipo de frustración me lo he ido tragando. Creo que solo así puedes salir adelante. Cada uno es como es y coge las cosas y reacciona como puede. Pienso que he tenido una trayectoria bien valorada. El éxito de Pedra de tartera hace que lo que vino después fuera un pequeño fracaso. Sabes que, muy probablemente, nada de lo que hagas llegará a aquella primera novela que escribiste con 30 años. Pero llega un momento que lo asimilas. Yo hace bastantes años, por no decir muchos, que lo tengo asimilado".