Dice Marina Tena que estos días lo primero que hace cuando se levanta es ir a ver una planta que tiene en casa que está haciendo hojas nuevas como una loca. Ella (Marina, no la planta) es diseñadora e ilustradora. Sus creaciones, de la portada del disco Estómac de Clara Peya a la ilustración de uno de los números de la revista del MACBA 08001, luminosas, de claras líneas coloridas, son un regalo visual.

Marina Tena también es diabética. Todos tenemos nuestras cosas. Ella ha volcado la suya en Sucre, una novela gráfica mesmerizante que es al mismo tiempo una autobiografía, una carta de amor y un poema de odio a su enfermedad y sus circunstancias. "La planta me tiene completamente obsesionada", insiste la dibujante barcelonesa. "Cuando me levanto, lo primero que hago es ir a ver qué cambios ha habido de un día para el otro. Antes de escribir Sucre, sin embargo, te habría respondido: 'Estoy totalmente en alerta, taquicárdica, siempre haciéndome la misma pregunta: '¿a cuánto estoy (de azúcar)?'".

Uno de mis sueños es saber dibujar bien. ¡Tan bien como tú!
Yo es una cosa que he ido reaprendiendo con los años. También le he ido dando diferentes significados. Ya cuando era pequeña me dedicaba a hacer cómics para la gente que quería. ¡Todavía los guardo! Este (me dice mientras me muestra uno que tiene guardado, perfectamente encuadernado, en la estantería) es del 2001, donde todas mis amigas y yo luchamos contra un chocolatero malvado que nos quiere convertir en huevos Kinder (risas). Poco a poco y como buena people pleaser, me fui convirtiendo en una yonqui de la cara que ponía la gente cuando recibían una cosa así, y yo feliz de trasladar emociones abstractas en imágenes, texto y páginas. Ya fuera para regalarle al novio de turno o porque tenía angustia y necesitaba vomitarla. En todo caso, leyendo Sucre puedes ver cómo llega un punto que la mirada deja de estar siempre hacia fuera y empieza a mirar hacia dentro. Ahora, visto con perspectiva, entiendo por qué siempre obvié que pasaría por el proceso de duelo de mi enfermedad haciendo un cómic: yendo a la deriva necesitaba cogerme a la zona de confort que se me quedaba.

Ahora, visto con perspectiva, entiendo por qué siempre obvié que pasaría por el procés|proceso de duelo de mi enfermedad haciendo un cómic: yendo a la deriva necesitaba cogerme a la zona de confort que se me quedaba

¿Ilustrar, es una manera de comunicarte?
A mí me da miedo decir muchas cosas. Supongo que en algún momento aprendí a derivar la atención de este miedo desmesurado a base de puro atrezzo. Si de lo que me da miedo creo una historia, lo desvinculo de la mía. Si de lo que me da miedo hago una imagen, todo el mundo verá la suya. Sea como sea, no tendré que preocuparme de que descubran eso que no quiero decir todavía.

¿A ti qué cómics te reconfortan?
Me adentré en la novela gráfica a través de Persepolis: dijo ella, como todas las otras ilustradoras del planeta (risas).

¡Lo ha dicho la dibujante, no el periodista, eh! (pero cierto, es poco original).
No, pero páratelo a pensar: una mujer explicando su historia de la forma más cruda posible. Marjane siempre tendrá mi corazón ganado. A partir de aquí, soy la persona más impresionable que te puedes echar a la cara y no te puedo hacer una lista lo bastante larga de personas del sector a las que admiro profundamente. Sí que es verdad que pongo mucho el foco en los autores que tenemos ahora: en mi top 10 no encontrarás un Moebius, aunque lo encuentro escandalosamente inspirador. Hay a quien admiro en la distancia, como una Genie Espinosa, un David de las Heras o una Maria Medem, pero sobre todo las amigas que también se dedican con las que hacemos lo que podemos juntas: una Laura Endy, un Sergio Dosal o una Nazareth do Santos, por decirte algunas.

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Cubierta de la novela gráfica de Marina Tena, Sucre

¿Sucre nace de esta necesidad de comunicarte que hablábamos, verdad?
Sucre nace de la necesidad casi asfixiante de explicarme. A mí me diagnostican diabetes a los 7 años y la normalizo enseguida. A los 25 dicen que es la edad en la cual se acaba de desarrollar la amígdala en nuestro cerebro y es cuando podemos ver las cosas con una visión plenamente adulta. También es la edad en la cual, de un día para el otro, entro en el proceso de duelo más bestia e inesperado de mi vida. Estaba muy perdida: ¿cómo puede ponerme tan triste una cosa con la cual vivo desde hace 20 años?

¿Qué había cambiado?
Ahora ya sé que nada, que todo lo que me pasaba eran miedos que había tenido siempre, pero que no me atrevía a decir en voz alta, o que simplemente no tenía recursos para afrontar. Pero eso no quiere decir que no estuvieran y que no hicieran daño.

Como Marina tenía el trabajo titánico de convencer mi cerebro que todo lo que había entendido durante años del derecho, era del revés. En cambio, como autora, tenía unas manos que iban solas

No fue un proceso fácil hacer Sucre.
El proceso personal fue una putada. El proceso creativo, una delicia. Me explico. Como Marina tenía el trabajo titánico de convencer mi cerebro que todo lo que había entendido durante años del derecho, era del revés. En cambio, como autora, tenía unas manos que iban solas. ¿Como el movimiento reflejo de sacar la mano del fuego cuando quema, sabes? Yo estaba tocando una vida que quemaba y mi cuerpo reaccionaba automáticamente reescribiéndola. ¡Además, ni en mis días más optimistas pensaba que alguien me llegaría a publicar! No había ninguna presión. Y lo agradezco, por como eso se puede ver en el cómic.

¿Te has redescubierto, durante el proceso de creación de Sucre?
Me he entendido, que es un primer paso a vivir tranquila.

Lo peor que le puede pasar a un enfermo autoinmune es el sentimiento de autoculpa.
Ay, sí. Un enfermo crónico que vive con culpa crónica, vive amargado por partida doble. No creo que la diabetes sea mi gran problema, pero sí que lo son los aprendizajes que vinieron con ella.

No creo que la diabetes sea mi gran problema, pero sí que lo son los aprendizajes que vinieron con ella

Es un libro autobiográfico, pero también es un muy particular manual de instrucciones para diabéticos.
Ve a una librería y pregunta qué tienen sobre diabetes y verás de qué te hablo. Ya te adelanto que todo lo que encontrarás tratará sobre la enfermedad y cómo gestionarla de forma implacable. Perfecta. ¿Pero cómo tenemos que hacer las cosas perfectas? Antes que diabéticas, somos personas. Si Sucre es un manual de algún tipo, te diría que es un manual donde encontrarás herramientas para acompañar a otras personas: que quién no tiene un ajo tiene una cebolla, pero todos nos hemos sentido tristes, solos o felices alguna vez.

Y no, o no solo, es un libro infantil.
Desde la editorial está etiquetado como +14, así que en todo caso es un libro juvenil. De todos modos, el público al que yo le he hablado haciéndolo es a los adultos como yo.

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Entrevistamos la dibujante e ilustradora, Marina Tena / Foto: Archivo Marina Tena

Quizás me equivoco, pero Sucre también tiene un poco (o mucho) de denuncia.
Encontramos muy obvio que, cuando una persona tiene una pierna rota, tiene ciertas limitaciones. Pero ya no es tan obvio cuando las enfermedades son invisibles. A mí me habría ido muy bien que alguien me hubiera hablado, así que procuro hacerlo por si alguien necesita escucharlo. En el libro hay denuncia al hablar de salud mental, del acceso al sistema sanitario y de los estándares de belleza salvajes que se proyectan en las mujeres. También me gusta retratar las capas de grises (bien, no literalmente, que los toco poco), pero sí que me esfuerzo en encontrar la belleza en cada una de ellas.

También es una carta de amor a la gente que te ama.
La diabetes no afecta solo a quien la tiene, afecta a todo su alrededor. De hecho, se habla de Paciente tipo 3 al cuidador: aquella persona que tiene un vínculo con la condición porque una persona de su entorno próximo la sufre y, por lo tanto, su día a día también se ve afectado. ¡Si ya se habla poco de la persona con diabetes, imagínate de la red! Nunca está de más decirles que lo están haciendo bien, al fin y al cabo, son ellas las que lo hacen cuando nosotros lo necesitamos, ¿no?

El feedback que más me llena de orgullo es el de la gente a la cual, a pesar de no tener ni idea de diabetes, se lo lee y ve los paralelismos con su propia vida

Sucre puede ser un gran mapa de sentimientos y emociones para todas aquellas niñas y niños, adultas y adultos, que, como tú, son diabéticos. ¿Qué es el más bonito qué te han dicho de tu novela gráfica?
Me flipa ver cómo la gente con diabetes se siente acompañada por el cómic. Pero el feedback que más me llena de orgullo es el de la gente a la cual, a pesar de no tener ni idea de diabetes, se lo lee y ve los paralelismos con su propia vida. Yo he explicado mi vida en un cómic, y mi vida siempre ha sido desde el prisma de una vida con diabetes porque es la única que conozco, pero tengo muchas otras cosas que me hacen la persona que soy hoy día. Y que un público mainstream trate este cómic de esta manera es el único paso posible a la desinvisibilización de esta patología.

¡Hablando de cosas bonitas, más allá de Sucre, como ilustradora, has hecho cosas mui chulas!
Y como persona ¡ya ni té digo!

¿Habrá más novelas gráficas, en el futuro?
Por lo que respecta al mundo laboral, creo que soy una tía con suerte.

De cara al próximo año saldrán unos cuantos proyectos que espero con ganas. Haré cosas que no me imaginaba que pudieran pasar nunca, como por ejemplo ir de promoción en Corea del Sur: Penguin Random House ha comprado Sucre y lo publicarán allí

¿Por qué?
Soy una tía con suerte porque cuando la tengo, la aprovecho, y cuando no tengo tanta, la busco. Soy consciente de que he escogido ser ilustradora y para colmo autora de cómic, y que hay poca gente que se pueda dedicar cómodamente. Mira, la verdad es que no me va del todo mal. De cara al próximo año saldrán unos cuantos proyectos que espero con ganas. Haré cosas que no me imaginaba que pudieran pasar nunca, como por ejemplo ir de promoción en Corea del Sur: Penguin Random House ha comprado Sucre y lo publicarán allí. Respondiendo a tu pregunta, vuelvo a estar en la fase: guion a las 3 de la madrugada, what can go wrong. Dejar la autobiografía y adentrarme en la ficción está siendo increíble: las posibilidades son infinitas, y ahora me siento más segura y con la experiencia como para hacer un nuevo cómic todavía más ambicioso. Desgraciadamente, todavía no hay ningún editorial detrás, así que quizás se queda en mi colección. ¡Ya te lo explicaré cuando toque, hoy por hoy toca disfrutarlo, como hago con todos!