Es probable que reconozcan a Marta Bayarri i Valls (Vilanova i la Geltrú, 1974) por haber aparecido en series de sobremesa de TV3 como El cor de la ciutat o a La Riera, pero la actriz catalana, además de hacer televisión, tiene una larga trayectoria teatral y cinematográfica, no solo actuando, sino escribiendo guiones, como autora y directora en el terreno de la dramaturgia y la dirección artística. Ahora, acaba de debutar con su primera novela Les papllones no mosseguen (Navona), donde explora las formas que una herida del pasado puede tener cuando somos mayores si no hemos sabido cuidarla antes. Con la sensibilidad de alguien que ha dedicado toda la vida a encarnar emociones de otros, y un sentido del humor muy fino, Bayarri narra una historia universal sobre crecer y gestionar el dolor silenciado. La autora dice "lo que no se explica, no pasa, pero sí que existe, queda en el insconsciente hasta que aparece un detonante que hace que el dolor salga disparado salpicando a todo el mundo", que es lo que le sucede a Clàudia, la protagonista de esta historia. Bayarri se estrena con una novela fresca, entretenida y ambiciosa, donde aborda grandes cuestiones eternas como la culpa, la gestión de las emociones, el amor y la muerte, los cuidados y el dolor o el paso del tiempo. Situada en los años 80, es una historia tierna y cautivadora, que nos recuerda qué sano, y a menudo, qué difícil es vaciar la mochila que cargamos en los hombros. Como bien definía Àngel Llàcer a la presentación del libro, es una historia que huele y un masaje para el alma. En definitiva, LEs papallones no mosseguen es el estreno de una autora multidisciplinar que sabe tocar todas las teclas y todas las toca con gusto.

La actriz y autora de Les papallones no mosseguen, Marta Bayarri / Foto: Carlos Baglietto

¿Por qué este título, 'Les papallones no mosseguen'?
Tiene muchas razones. Una de ellas es que las mariposas son de los animales más frágiles de la naturaleza y a la vez los más resistentes. Siempre hay un paralelismo con la protagonista, Clàudia. Esta fragilidad que al mismo tiempo necesita ser resistente. Después hay una transformación en su ciclo vital, que pasa desde la oruga, a la crisálida hasta convertirse en una mariposa. Esta transformación nos enseña que a la vida somos capaces de transformarnos, de crecer y pasar por diferentes etapas. El efecto mariposa, este simbolismo que un latido de las alas de la mariposa puede provocar un tsunami en el otro lado del mundo, la teoría del caos, esta cosa del no tiempo no lugar, también se manifiesta en nuestras vidas. A Clàudia le pasa algo en el verano del 82 y este hecho repercute a lo largo de su vida y tiene un efecto mariposa en su propio ciclo vital.

Las mariposas son de los animales más frágiles de la naturaleza y a la vez los más resistentes

¿Por qué has escogido hablar de la culpa o de las heridas emocionales?
Yo creo que la culpa es uno de los grandes temas de la humanidad. A mí me gusta mucho tratar los conflictos humanos, o todo aquello que nos representa como individuos. Y la culpa es una herencia judeo-cristiana, es como una lacra, porque de alguna forma nos condiciona. La culpa está asociada al miedo, está asociada a lo que está bien o mal, a este concepto del bien y del mal. También el de ser la buena niña, el de la perfección absoluta para rendir cuentas a no se sabe quién, esta idea del Dios que castiga. Todo eso me ha acompañado a lo largo de la vida. Y quería hablar para levantar la manta y sacar el polvo, y decir, ya está bien que la religión se apropie de los grandes temas, de la muerte, de la culpa, del perdón, de la bondad, de la muerte. Somos nosotros los que nos tenemos que rendir cuentas a nosotros mismos y los que tenemos que saber gestionar estos grandes temas.

La culpa está asociada al miedo, está asociada al que está bien o mal, a este concepto del bien y del mal. También el de ser la buena niña, el de la perfección absoluta para rendir cuentas a no se sabe quién, esta idea del Dios que castiga


¿Crees que sin la religión católica tendríamos menos este sentimiento de culpa?
Yo siempre digo que fui a una escuela de monjas donde me he encontrado grandes personas y no quiero estigmatizar la parte humana, pero creo que la filosofía de la empresa se ha servido de una serie de argumentos para manipular la fe, para manipular la esperanza, para tenernos atados cortos. Y al final eso no nos ha permitido, como individuos, ser más espontáneos y poder hablar, por ejemplo, de las cosas que nos hacen daño de una manera más cotidiana. El dolor se silencia porque está mal visto. Cuando tú te levantas por la mañana y te preguntan cómo estás, si no estás bien, disimulas, lo haces ver, pero tienes que decir, bien, porque si no ya genera una especie de atención diferente, es como "pobrecita". Pues yo apuesto por hablar de cómo estamos de una manera más humana.

La filosofía de la empresa se ha servido de una serie de argumentos para manipular la fe, para manipular la esperanza, para tenernos atados cortos

Marta Bayarri en la terraza de la cafetería Les filles / Foto: Carlos Baglietto



¿Categorizamos un poco las emociones, no?
Exacto.

¿Cómo estás hoy?
Pues hoy estoy un poco cansada, porque llevo una semana muy intensa, pero estoy contenta. Y hace un día muy bonito, estamos aquí en un lugar muy bonito y haciendo esta entrevista. Evidentemente que hay cosas que me inquietan pero no están en primer término.

En el libro dices, "Lo que no se dice, no pasa".
Esta es una de las premisas más esenciales de la novela. Es la gestión del dolor silenciado. Lo que no se dice no pasa. Muchas de las personas que lean la entrevista lo habrán vivido en propia carne, las cosas grandes, las cosas que hacen daño, acostumbramos a disimularlas. Y cuanto mayor es, más silenciado. Y este si no se dice, no pasa, hace que se te vaya enquistando. Qué le pasa a la herida que no está curada? Que se infecta y que hace daño. Si no cicatriza bien, siempre estará ahí. Las heridas se tienen que airear y que curen bien.

Las cosas que hacen daño, acostumbramos a disimularlas. Y cuanto más grande es, más silenciado. Y este "si no se dice, no pasa", hace que se te vaya enquistando

 

¿Tú en casa has podido hablar con tus padres de todo?
Sí, en casa hemos hecho bastante una purga con el paso de los años de hablar de las cosas que cuesta hablar, tanto con mi hermana como con mis padres. Hemos tenido conversaciones difíciles y nos ha hecho sentir muy bien a todos. A raíz de la novela, generó un cierto debate interno, y aunque es ficción, no es una historia que esté basada en mi vida, pero siempre hay cosas que resuenan, y sirvió para hablar de las cosas que teníamos más silenciadas o que no nos atrevíamos a decir. Y ha sido muy catártico.

¿Qué elementos verídicos podemos encontrar?
Por ejemplo, el universo de los 80, de una niña que en los 80 tiene 13 años. ¿También es mi niñez, no? Los ochenta, aquel aroma de aquel pueblo de veraneo, aquel coche que huele a tabaco porque se fuma dentro con las ventanas abiertas, cutre y que traquetea... Àngel Llàcer, que me hizo la presentación en Vilanova, me decía que es una novela que huele y es un masaje al alma, es una novela que te acaricia el alma, ayuda a curar las heridas del alma que no son tan evidentes, o sea, cuando uno se rompe un brazo todo el mundo tiene muy claro que no puede coger..., pero cuando uno tiene el alma rota disimula porque no sabemos cómo mostrar las heridas del alma. El amor y el dolor son dos caras de la misma moneda. Es decir, cuando una cosa hace daño es porque probablemente te importa, y estamos mucho más acostumbrados a tratar el amor con dolor que a tratar el dolor con amor. Y yo creo que en esta novela lo que he intentado es darle palabras al dolor y acariciarlo.

Cuando uno tiene el alma rota disimula, porque no sabemos como mostrar las heridas del alma



¿Has vivido alguna situación traumática que te haya ayudado a escribir el libro?
Una experiencia traumática como la que vive la protagonista, no. Pero sí que comprendo mucho este tipo de dolor. También por mi manera de ser y por mi profesión, he pasado toda la vida encarnando personajes, la profesión de intérprete implica eso, observar, empatizar, comprender el otro. Y siempre me ha atraído. También he vivido experiencias dolorosas, propias, que me han servido para analizar cómo se gestionan y tratar de saber comunicarlas, que al final es lo que hacemos cuando te dedicas al arte, comunicar aquello que crees que puede servir al otro para mirarse al espejo.

Entrevista Marta Bayarri en la cafetería a Les Filles, situada a Gracia. / Foto: Carlos Baglietto

La mayoría de personajes en esta historia son femeninos. ¿Qué peso tienen estos personajes en el libro?
Sí. Hay una identificación con estos personajes femeninos desde un punto de vista propio. Precisamente hoy, que es 8M, es apropiado hablar de ello. Creo que la culpa es universal, pero la mujer la vive con un plus de más, precisamente por una exigencia social, antropológica, que está muy instalada, y eso ha estigmatizado un poco el rol de la mujer, de madre, esposa, amiga. Hay mucha carga. Es muy pesado. Y supongo que por este motivo, los personajes femeninos de esta novela representan a estas madres, hermanas, hijas que han ido cargando con este peso de la culpa. El concepto de la buena niña está asociado a lo femenino porque es como la niña que no rompe un plato, que es correcta, que es impecable y eso es muy pesado y es mucho de rol femenino.

Creo que la culpa es universal, pero la mujer la vive con un plus de más, precisamente por una exigencia social, antropológica

Últimamente, varias actrices han acusado a Carlos Vermut de violencia sexual. ¿Has vivido alguna situación de violencia machista en el trabajo?
Yo creo que todas. Es inevitable que sea así. Ahora están poniendo la lupa y saliendo del armario muchas actitudes que han sido permitidas por todos y todas porque han sido autorizadas. Entonces, cosas que antes eran completamente normales que pasaran, ahora salta la alarma. Es a partir de ahora que se tienen que cambiar estas maneras de funcionar que han estado tan instaladas en nuestra sociedad durante tanto tiempo. Ya no solo en mi oficio, en todos. Es que en todas partes eran unos roles adquiridos del tratamiento del hombre hacia la mujer que ya no, stop, esta manera tan contundente de decir ya no más, creo que es muy importante que todos la incorporemos en el día a día. Que no sea solo de boquilla, sino que sea una cosa que después se haga.

Ahora están poniendo la lupa y saliendo del armario muchas actitudes que han sido permitidas por todos y todas porque han sido autorizadas

 

¿Has notado cambios?
Yo creo que sí. Nos queda camino. Precisamente, hablo muy a menudo de la equidad, que no es tanto la igualdad de oportunidades, sino la equidad. Para llegar a la igualdad tenemos que partir de la equidad. Venimos de sitios tan diferentes que se tienen que subir muchos peldaños para avanzar conjuntamente. Esta es la idea, que haya un trabajo conjunto de todo el colectivo, de toda la sociedad, no solo de las mujeres, sino que todos formamos parte de este avanzar en la igualdad, pero desde el colectivo. No puede ser que hoy le diga a una amiga que ojalá dejamos de hablar de luchas y hablamos de paces. No son luchas, no tendrían que ser luchas, tendrían que ser actividades, ejercicios, pero la palabra luchas ya de por si tendría que ser otra cosa. Sino comporta un contrincante, yo creo que no hay contrincantes aquí, somos un equipo.

Para llegar a la igualdad tenemos que partir de la equidad. Venimos de sitios tan diferentes que se tienen que subir muchos peldaños para avanzar conjuntamente

Uno de los cambios que ha habido recientemente ha sido la de incorporar en los rodajes la figura del coordinador de intimidad. ¿Qué piensas?
Está muy bien, todo eso son pequeños pasos.

¿Es incómodo rodar una escena de sexo?
Al final trabajas con tu físico y con tus emociones, y a veces, es más incómodo una escena en que tienes que tener una discusión visceral que darte un beso, sobre todo depende de la química y de la complicidad que haya con la otra persona, de cómo esté planteado el rodaje; si se hace con cuidado y todo es muy profesional, al final es muy llevable. Pero sí, son escenas delicadas y vale la pena que haya esta figura y que haya esta conciencia colectiva de la cual hablábamos.

Volviendo al libro, una de las escenas más potentes tiene lugar en la cocina. Es uno de los puntos de inflexión y donde todo se tambalea. También aparece el pueblo. ¿Me puedes hablar del simbolismo de estos espacios?
Sí, me gusta mucho que digas eso porque los espacios son un personaje más, ayudan a explicar o a redondear la narrativa. Y precisamente la cocina es un sitio donde se cocina, donde se elabora, donde hay muchas cocciones, hay muchas elaboraciones. En la cocina está donde hay dos de las escenas más troncales de la novela. También es un espacio donde en los años ochenta la mujer tenía este poder, una situación de familiaridad de los fogones, de la cocción, me parecía un sitio muy idóneo donde hacer estallar todo aquello que ha sido silenciado.

Portada del libro Les papallones no mosseguen, con Marta Bayarri de pequeña / Foto: Carlos Baglietto

¿Tú también has necesitado volver a los sitios donde has sufrido o donde has sido muy feliz?
Hay esta canción de la Mercedes Sosa, que sale en el libro, que es «Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida». Sí, es importante revisitar los lugares donde has amado porque seguramente son sitios donde también has sufrido, porque el amor y el dolor están muy cerca y cuando hablo del dolor no hablo de crueldad, que creo que es muy diferente, el dolor es inherente a la crueldad, es el dolor consciente. Yo no hablo de este, hablo del dolor como parte de la vida, lo que es inevitable, lo que existe y lo que no podemos negar; y volver a aquellos lugares donde amaste es la manera de sanar cualquier herida, porque la única manera de cuidar es desde el amor. O sea, la única manera de acompañar el dolor es desde el amor. Entonces, visitar estos lugares ayuda a nutrirte de aquel amor que sentiste y, por lo tanto, ser más capaz de seguir funcionando con otras cosas de la vida. Sí, creo que el amor nos ayuda a confrontar las dificultades.

Volver a aquellos lugares donde amaste es la manera de sanar cualquier herida, porque la única manera de cuidar es desde el amor

¿Es tu primera novela, por qué has decidido escribir narrativa?
Yo escribo desde hace mucho tiempo, aunque quizás se me conoce más como actriz. Y para mí la escritura ha sido una forma de expresar lo que me gusta, que es interpretar la vida a través de las historias, a veces como actriz y a veces como creadora.

¿Cómo surgió la idea de escribir el libro?
Es un proyecto que surge en el 2017, ya hace mucho tiempo que se va cocinando. Y cuando me vino la idea de explicar esta historia, ya había hecho un par de proyectos audiovisuales y había escrito teatro, pero esta historia me surgía con narrativa, necesitaba que la historia llegara al lector, y él fuera quien generara el imaginario. Y aquí empecé a desarrollarla y entrar en este universo de la narrativa, que es un trabajo de orfebrería.

Marta Bayarri mirando fijamente a cámara / Foto: Carlos Baglietto



¿Crees que esta novela puede llegar al teatro?
Hay un posible proyecto de que se haga un audiovisual, que a mí me gustaría mucho y va bastante por aquí la cosa. Pero quería que primero fuera un libro.

¿Un proyecto audiovisual antes que una obra de teatro?
Creo que sí. Porque el universo visual que tiene es más apropiado como proyecto cinematográfico.

¿Tienes algún proyecto en mente?
Ahora vengo de Málaga, donde he presentando mi cuarto cortometraje Welcome Tahiya y estoy muy contenta porque estar en un festival así, aparte de la resonancia que tiene, es muy difícil. Seleccionan 33 cortos de 900 y pico que reciben, por lo tanto, llegar hasta aquí es muy gratificante. Por otra parte, estoy estrenando una pieza en la sala Flyhard que se llama Fake It. Hazlo ver hasta que te salga; dirigido por Mercè Vila, con Sergio Matamala, Chloé Amores, que es una bailarina de hip-hop. Es un proyecto bastante diferente y estaremos hasta el 15 de abril.

¿Dónde podemos ver el cortometraje de Welcome Tahiya?
Todavía está en circuito de festivales, pero los mis anteriores cortos, que son Una nit, Fugit y Vaca, ya están accesibles, de hecho, Vaca lo adquirió HBO para su plataforma durante dos años en los Estados Unidos.